en las elecciones regionales de este año sorprendió la reciente aparición en la escena política del llamado movimiento Alianza Democrática Afrocolombiana (ADA). Un grupo tan sui géneris que se dio el lujo de otorgar más de 3.500 avales en el país, es decir, a casi la mitad de los candidatos que los pidieron. Este hecho llama la atención y levanta suspicacias, pues sobre ADA gravitan los nombres de dos viejos caciques regionales condenados por parapolítica, que, en cuerpo ajeno, estarían intentando revivir su poder. Se trata de Juan Carlos ‘el Negro’ Martínez Sinisterra y Luis Alberto ‘el Tuerto’ Gil.

Estos cuestionados personajes y el partido ADA tendrían como elemento comunicante al presidente del movimiento, Paulino Riascos Riascos. A comienzos de este año, a nombre del Consejo Comunitario La Mamuncia, de López de Micay (Cauca), Riascos le pidió al Consejo Nacional Electoral la personería jurídica de ADA. Finalmente, la obtuvo en mayo. En su momento eso desató una agria disputa interna porque ante la autoridad nacional también llegó una solicitud de Hernán Banguero Andrade, quien aterrizó en el Congreso para ocupar la circunscripción especial afrodescendiente en representación del mismo consejo comunitario. Sin la curul de Banguero, Riascos no habría logrado la personería. Sin embargo, a raíz de la batalla jurídica se distanciaron. “Banguero creyó que nosotros éramos unos mandaderos, que lograba la curul, nos utilizaba y ya. Pero la ley dice lo contrario”, aseguró Riascos. El presidente del partido sería cercano a Martínez Sinisterra. Aunque dice que nunca ha trabajado con él, no oculta su admiración por el excongresista condenado por sus nexos con las AUC y por fraude electoral. “Al Tuerto Gil no lo conozco. De Juan Carlos siempre he dicho, y no lo voy a esconder porque no es un delito, que admiro que haya visibilizado el tema de los negros en el país. Políticamente, mientras yo exista y esté en el partido, si una persona que haya trabajado con él me solicita un aval, no se lo negaría, mientras no riña con los intereses del partido y su hoja de vida esté bien”, explica Riascos.

Paulino Riascos pidió al CNE la personería para ADA el 26 de febrero. Tres meses después se la otorgaron, y en tiempo récord dio más de 3.000 avales en 26 departamentos.  La Fundación Paz y Reconciliación (Pares) fue una de las primeras en señalar que Martínez Sinisterra y Gil estarían detrás de ADA. A ambos los une el controvertido Partido de Integración Nacional (PIN), que ayudaron a crear y que después pasó a llamarse Opción Ciudadana. Uno de los hombres fuertes en ADA es Celestino Mojica, coordinador del movimiento en Santander, exdirectivo del PIN y un exconcejal muy cercano al Tuerto Gil. En este departamento ADA otorgó 413 avales, entre esos, ocho para candidatos propios a las alcaldías y uno para la Gobernación en alianza: Elkin Bueno Altahona, quien estuvo en líos judiciales por parapolítica y salió incólume. Riascos conoció a Mojica en Chocó, según cuentan ambos, y después lo eligió como la cabeza de ADA en Santander. Según Mojica, Riascos le dijo que había dos condiciones para otorgar los avales: que no tuvieran investigaciones y que no hubieran pertenecido a Opción Ciudadana. Esto último llama la atención porque varios integrantes del movimiento vienen de ese partido que perdió la personería por no alcanzar el umbral en las pasadas elecciones legislativas. No obstante, el propio Riascos niega esta afirmación. Sobre su relación con el Tuerto Gil, Mojica asegura que desde que está en ADA se terminó.

A esto se suman las denuncias de posible compra de avales. A la Fundación Pares llegó el caso de un candidato a una de las alcaldías del Cesar que habría obtenido el aval de ADA tras pagar 30 millones de pesos, 5 millones más que lo ofrecido por otro aspirante. Según la denuncia, el negocio se habría llevado a cabo en Santander. El presidente del partido aseguró que no tiene conocimiento de venta de avales y que de llegar a comprobarlo, tomaría cartas en el asunto. En Cesar ADA dio avales directos a nueve alcaldías y a más de 100 candidatos a concejo y asamblea. Tal ha sido el fantasma de una presunta venta de avales que cuando SEMANA habló con el coordinador de ADA en Cesar, William Vargas, dijo de inmediato que los “avales no tuvieron ningún costo”. Vargas nunca ha sido candidato, pero ha militado en varios partidos. De 2002 a 2016 estuvo en Opción Ciudadana, y después pasó a Cambio Radical. No hay registros de Martínez Sinisterra con candidatos de ADA en campaña, mas algunos candidatos son muy cercanos a él. Por ejemplo, Carlos Arturo Quintero, un exsenador de Opción Ciudadana avalado para la Alcaldía de Cartago. Y en Timbiquí, patria chica de Martínez Sinisterra, ADA avaló a José Eliécer Hurtado, un aspirante a la Alcaldía con el apoyo del excongresista. Martínez Sinisterra se encuentra en libertad ya que en septiembre la Corte Suprema de Justicia extinguió por prescripción el proceso penal por sus presuntas relaciones con el narcotraficante alias Rasguño.

El poder político del Tuerto Gil se sigue sintiendo en las elecciones, pues aunque está tras las rejas no ha desamparado a los exmiembros del PIN. Se encuentra preso en La Picota, a la que volvió en marzo, esta vez involucrado en un soborno para incidir en el proceso de extradición de Jesús Santrich, junto con Carlos Julio Bermeo, fiscal de la Unidad de Investigación y Análisis de la JEP. ADA también ha recibido críticas por convertirse en el escampadero de quienes no lograron conseguir el aval de otros partidos. En Chocó avalaron a Patrocinio Sánchez Montes de Oca, quien intentó recoger firmas para repetir en la Gobernación, pese a tener una condena a 18 meses de cárcel por peculado. En la Alcaldía de Quibdó el movimiento avaló, en alianza con Mais, a la ficha de Patrocinio, César García, con quien hizo un acuerdo político. En ADA hay candidatos de casi todas las corrientes ideológicas. Allí aterrizaron personas que antes militaban en partidos como el Centro Democrático, ASI, Opción Ciudadana y el Partido Conservador, que no les dieron su aval. Rossemberg Indaburo, coordinador en La Guajira, asegura que el movimiento pretende renovar la política e incluir no solo a las negritudes, sino a aquellas personas que persigan ese mismo fin. Indaburo viene del partido Movimiento de Inclusión y Oportunidades (MIO), que también representaba las minorías étnicas, y en el cual tenía gran influencia Martínez Sinisterra, junto con su representante legal Heriberto Arrechea. ADA nació gracias al Consejo Comunitario La Mamuncia, pero pocos candidatos y miembros de la coordinación nacional conocen el lugar, en la parte media del río Micay. Por eso, muchos discuten qué tanto representan esos personajes a esta comunidad afrodescendiente. Ahora que disponen de personería jurídica, no tienen que representar a las minorías por las que obtuvieron el aval. Sin embargo, ADA sí resalta en sus estatutos la prioridad de defender a los pueblos raizales y afrocolombianos.

Esta es una discusión de fondo. Juan de Dios Mosquera, director nacional del Movimiento Cimarrón, explica que “esos llamados partidos” no los representan y que su propósito es “vender avales, obtener unos recursos y ojalá curules para mantener su personería”. Es tal la inconformidad que asegura que las organizaciones prefieren que se acaben las circunscripciones afros si el CNE no reestructura el proceso. Por el momento, ADA tiene una estructura todavía incipiente, con una veintena de personas en la parte logística, un número incongruente con la cantidad de avales que otorgó. En proporción, partidos como ADA, Colombia Renaciente y el PRE, que solo representan el 0,7 por ciento del Congreso, otorgaron el 9 por ciento de los avales en el ámbito nacional. En cuanto al tema financiero, la Misión de Observación Electoral (MOE) registró que a corte de 18 de septiembre, ADA solo ha reportado en el ámbito nacional ingresos por 190 millones de pesos y 13 millones en gastos. Aunque debe reportar semanalmente esta información a Cuentas Claras, los partidos tienen un plazo máximo de dos meses después de los comicios para quedar al día. ADA sabe que tiene este plazo y planea cumplirlo. Están haciendo capacitaciones en el ámbito nacional para enseñarles a los contadores de las campañas a hacer el reporte en el aplicativo oficial. Una tarea titánica que hasta el momento no ha resultado tan efectiva. Con tantos avales y tan poca capacidad administrativa, partidos como el ADA terminan sin asumir la responsabilidad política a la hora de responder por su respaldo. Dentro del movimiento no existe un consenso claro sobre los criterios para otorgar avales, más allá de estudiar las hojas de vida que recibieron en su página web o su correo electrónico, y de comprobar la idoneidad de las personas por medio de ventanilla única. Además, las sombras de parapolíticos no ayudan, porque dejan la sensación de que se trata de un reencauche del viejo PIN.