Eran las tres de la tarde. El reloj jugaba en contra de Efigenia Vásquez. Estaba gravemente herida y necesitaba ser trasladada con urgencia a un hospital. Los indígenas del resguardo Kokocuno la llevaron al centro de salud del municipio y allí fue remitida al hospital universitario San José en Popayán. Pero se cansaron de esperar la ambulancia y tan rápido como pudieron la llevaron en un carro. Llegó a las cinco de la tarde a la capital del Cauca. Ese domingo tres personas también fueron heridas.Todo era confusión. Cuando fue impactada en su pecho, Efigenia estaba cubriendo el enfrentamiento entre los indígenas y los policías del Escuadrón Antidisturbios Esmad en Puracé, en medio de un operativo de desalojo. Ella hacía parte de la emisora Renacer Kokocuno desde hacía ocho años. “Un comunicador indígena no se hace en un aula, sino dentro de nuestros territorios”, decía convencida Efigenia.Llegó a urgencias con "herida de la pared anterior del torax" por una "lesión autoinfligida intencionalmente por disparo de arma corta", según se lee en el documento del hospital al que SEMANA tuvo acceso. Efigenia no sobrevivió.Versiones encontradasLa situación en Puracé es complicada. Por un lado, los indígenas reclaman como propio el terreno en el que se encuentra el complejo turístico Termales Agua Tibia. Ellos dicen que tienen derecho a reclamarlo porque el gobierno nacional se los prometió en medio de una negociación. Sin embargo, este predio es una propiedad privada.
Fotografía de los alrededores de los termales. Google Maps.“Ellos reclaman el cumplimiento a unos acuerdos que les firmó a los indígenas de entregarles la empresa y el predio, y resulta que el gobierno no les ha cumplido y por eso han tomado las vías de hecho. Ayer lo que hicieron fue meterse al predio donde se encontraba el Esmad con la orden de no permitir que fuera invadido”, explicó Diego Angulo, dueño del centro turístico.Efectivamente un fallo de tutela dictado por el Consejo de Estado ordenó que se garantizaran los derechos de Angulo, y se evite que el predio sea “invadido de forma ilegal”.La muerte de Efigenia está siendo investigada por la Fiscalía. La Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic) asegura que los disparos los recibió del Esmad. Pero la Policía tiene otra versión.“Ellos (los indígenas) tenían armas hechizas (combinan piezas originales y artesanales), que utilizan con pólvora y con metralla. De hecho a las 5:30 de la tarde los policías son objeto de hostigamiento desde las montañas, y allá solo están los indígenas”, explicó el comandante de la Policía Metropolitana de Popayán, coronel Pompy Arúbal Pinzón Barón.Medicina Legal, por su parte, determinó tras la necropsia que la muerte fue causada por “herida por proyectil de arma de fuego de carga múltiple, que produce herida cardiaca, lesión suficiente para explicar la muerte”. Además, agregó no se trató de un tiro de gracia y que los disparos fueron recibidos de frente, en su pecho. “Los estudios realizados a las heridas descartan la presencia de residuos de disparo en las mismas, lo cual significa que hay una distancia mayor a 1.50 metros entre la boca de fuego del arma y el impacto con el cuerpo”, aseguraron por medio de un comunicado.Será trabajo de la Fiscalía determinar quién disparó. Sin embargo, según Isneldo Irama Hernández, gobernador del resguardo Kokonuco, ellos solo tenían bastones. “Fuimos atacados con toda clase de armas. El asesinato ocurrió fuera del predio Agua Tibia (…) los del Esmad estaban gateando y nos estaban disparando muy cerca”, explicó la máxima autoridad del resguardo.La Policía asegura que no fue así. “Se hizo un arqueo de la munición y no aparece ningún faltante, lo que quiere decir que no hay disparos por parte de la Policía”, dijo el coronel Pinzón.La muerte de Efigenia ha sido condenada por la Fundación para la Libertad de Prensa -FLIP-. “La fundación exige a la Policía Nacional que investigue los hechos y a los agentes involucrados en el operativo. Así mismo, solicita a la Fiscalía General de la Nación que procese y sancione a quienes ordenaron accionar el arma de fuego que acabó con la vida de la comunicadora”, precisaron por medio de un comunicado.Los indígenas están de luto. Efigenia era una madre cabeza de familia que criaba a sus dos hijos con lo poco que ganaba en la emisora. Tenía 31 años y amaba su labor, cuentan quienes la conocieron. “Solía ser muy tímida, pero a la hora de tener un micrófono delante de ella era otra”, recuerda Silsa, su amiga.