Bajo el lema "Por la vía, por la vida", la directora de la Liga contra la Violencia Vial , Mary Bottagisio, organizó hace tres años esta fundación apoyada en las experiencias de las asociaciones Stop Accidentes de España y la Liga contra la Violencia Vial de Francia. Uno de los logros de Bottagisio ha sido trasladar esta "lacra social" al debate político e iniciar una andadura de concienciación ciudadana. Y es que, según Bottagisio, con casi 6.000 muertes en el 2009, el número de víctimas por accidentes de tránsito en Colombia "triplica" el de las que genera el conflicto armado interno."El año 2009 Colombia cerró con 5.973 víctimas, mientras en España hubo 2.900 muertes. España tiene 600.000 kilómetros de vía y 33 millones de parque automóvil, mientras en Colombia solo hay 50.000 kilómetros de vía y un parque automóvil de cinco millones", explicó Bottagisio al hacer una comparación para resaltar el drama de los accidentes de tránsito.Para Bottagisio, el éxito de la reducción de accidentalidad vial en España, que ha permitido que el número de muertes pase de 6.000 a 2.000 en ocho años, se debe a una voluntad política y a una movilización de los actores sociales y gubernamentales. "En Colombia se cree que los españoles son más civilizados que nosotros. Mentira. Los españoles se mataban como se matan los colombianos, porque bebían, porque no respetaban las normas de tránsito. No es una cuestión genética, se trata de una voluntad política y de autoridad", subrayó. Uno de los últimos logros de su fundación fue que se extendieran iniciativas como la suya a distintos países latinoamericanos, lo que culminó con la creación, el pasado marzo, de la Federación Iberoamericana de Asociaciones contra la Violencia Vial, integrada por 17 miembros. "Todos los países nos hemos unido en una sola voz: voluntad política. Una política pública de Estado en términos de seguridad vial", dijo. Bottagisio insistió además en el perfil de las víctimas que mueren o sufren daños irreparables en las carreteras colombianas, que suelen ser de los estratos sociales más empobrecidos y de un rango de edad muy joven. "Los que mueren aquí en las carreteras son principalmente de las clases más pobres. Imagina la situación de las familias que pierden normalmente al padre y entonces las madres tienen que hacerse cargo de todo y se empobrecen aún más, perdiendo los niños hasta la escolarización en algunos casos", argumentó. Para la activista, éste "es un asunto que aumenta el empobrecimiento social" porque "al pobre hay que garantizarle una movilidad segura, sostenible y económica, pero como el Estado no ha sido capaz de dar respuesta, las motos son la movilidad del pobre, y son los que más mueren en las carreteras", añadió. Bottagisio, que emprendió esta andadura tras el fallecimiento de su hermana a causa de un accidente, insiste en la necesidad de reformar el código penal sobre este aspecto y de endurecer las medidas. "Mientras en España se promueve que los motoristas lleven un chaleco, nosotros se lo quitamos. Mientras Europa dice que todas las zonas urbanas tengan una velocidad máxima de 50 kilómetros por hora, nosotros lo aumentamos a 80; mientras en las autopistas españolas se maneja a 120 kilómetros por hora como máximo, en los pequeños tramos que nosotros tenemos lo hacen a 140", recalcó. Orgullosa de los avances que han logrado a lo largo de estos años a través de su fundación y del interés de la comunidad internacional sobre el asunto, Bottagisio continúa su labor en la visibilización de un problema eclipsado por otros como el conflicto armado, que afecta este país desde hacer más de 45 años. "La conducción temeraria es una lacra comparable a la criminalidad, lo importante es promover el respeto por la norma y una educación vial", concluyó. El último accidente grave en Colombia ocurrió en la noche del pasado sábado, cuando un autobús cayó a un precipicio en Cauca y murieron 17 indígenas, mientras otros 35 resultaron heridos. EFE