En los múltiples homenajes póstumos hechos esta semana a Abdón Espinosa Valderrama, quedó claro que fue uno de los protagonistas del siglo XX. Fue ministro de Hacienda de Carlos Lleras y de Alfonso López. En el primero de esos cargos marcó un hito en la historia económica del país como autor del Estatuto Cambiario 444 de 1967, que creó el control de cambios. También fue un intelectual y periodista, no solo director y subdirector del diario El Tiempo, sino tal vez el más duradero de sus columnistas por medio de la ‘Espuma de los acontecimientos’. Pero no es muy conocido, sin embargo, el papel que jugó en la revista SEMANA. Fue uno de los tres fundadores de la misma en 1946, en compañía de Alberto Lleras Camargo y Benjamín Villegas Robledo. Cuando Lleras se retiró de la presidencia a mediados de 1946, decidió fundar una revista de opinión, género que hasta ese momento no existía en Colombia. Puede leer: Fallece el exministro Abdón Espinosa El expresidente admiraba la revista Time de Estados Unidos y decidió imitarla. Consideró que para que el experimento fuera un éxito requería dos socios: un gran administrador y un impresor. Para la primera responsabilidad escogió a Abdón Espinosa, quien a pesar de tener solo 24 años, ya se había destacado como una de las promesas del futuro. Como buen santandereano, tan pronto se graduó de doctor en derecho y ciencias políticas, había trabajado como secretario de Hacienda de ese departamento. El gobernador se impresionó tanto con él, que cuando tuvo que ausentarse por un tiempo lo nombró gobernador encargado. Tan pronto renunció, cerró su casa en Bucaramanga y se vino a vivir a Bogotá. El presidente Lleras Camargo lo invitó entonces a trabajar como su secretario privado en la Casa de Nariño. Eran los últimos meses de su gobierno, y al perder el Partido Liberal las elecciones, los dos comenzaron a planear la revista SEMANA. Lleras le ofreció a su joven compañero el 20 por ciento de las acciones si lo acompañaba en esa aventura. Benjamín Villegas Robledo, por su parte, era el propietario de Litografía Colombia, que iba a imprimir la publicación. Como no había respaldo financiero, Lleras le ofreció el 40 por ciento de las acciones. Él se quedó con el otro 40 y, de ese modo, el 28 de octubre de 1946, con tres socios fundadores, salió al público la primera edición. Lleras era el director y Espinosa Valderrama el gerente. El ejemplar valía 20 centavos y el nombre de la revista generó problemas. Como en esa época no había televisión, pusieron avisos en los cines con el eslogan: “Lea usted SEMANA, la revista de Alberto Lleras”. Estaban tan emocionados que Valderrama contaba que se la pasaban entrando a los cines con Irma, su esposa, y Bertha Puga, la esposa de Alberto Lleras, para “aplaudir frenéticamente” cada vez que salía el aviso. Con eso contagiaban al resto de los presentes, en su mayoría eran liberales. Le recomendamos: Los 90 años de Abdón El problema es que no habían registrado la marca y otra persona ya la había solicitado. Con la revista en la calle, esa omisión era gravísima. Después de un pleito, Lleras y Espinosa ganaron con el argumento de que tenían prelación por haberlo hecho público primero. Sin duda alguna, el hecho de que el presidente fuera una de las partes tuvo mucho que ver. Otro inconveniente surgió porque la diagramación era idéntica a la de Time. De hecho, esa publicación reclamó y tocó hacerle algunos cambios al diseño. En esa época la prensa era partidista y ‘SEMANA’ se convirtió en una de las voces más influyentes del partido rojo. Inicialmente, eran solo cuatro personas: Lleras, Espinosa, Alicia Urdigamoa –la secretaria– y un mensajero. Trabajaban con las uñas y mientras el expresidente escribía prácticamente toda la revista, Espinosa manejaba la contabilidad, la caja y maleteaba por los avisos. El éxito fue inmediato. Imprimían 20.000 ejemplares, que para un país de 10 millones de habitantes era muy impresionante. Según declaraciones del joven gerente, al llegar a esa cifra pensaron que iban a “devorar” a El Tiempo. Pero el diario de los Santos triplicaba esa circulación y ese sueño no se cumplió. Paradójicamente, Abdón pasó a ser eventualmente la mano derecha de Eduardo Santos y contribuyó a la consolidación de ese periódico como el primero del país. La revista se imprimía en unas oficinas en frente al edificio de Avianca que había prestado Carlos Pérez Norzagaray, quien había sido secretario del consejo de ministros de Lleras. Valderrama cuenta que en muchas ocasiones Alberto Lleras, después de cerrar la revista a las cuatro de la mañana, se quedaba a dormir en una colchoneta en la imprenta. Y como dato curioso agrega que, por las tensiones partidistas de la época, tanto él como el expresidente tenían que andar con revólver. Después de 15 años de gobiernos liberales, ese partido había caído por la división entre Jorge Eliécer Gaitán y Gabriel Turbay. El nuevo presidente era el conservador Mariano Ospina Pérez, quien representaba a un partido minoritario en medio de unas mayorías liberales que se sentían despojadas. Alberto Lleras y Abdón Espinosa se convirtieron en una de las principales voces de ese partido huérfano a través de SEMANA. Ese experimento, sin embargo, no duró mucho. A Alberto Lleras le ofrecieron ser el primer secretario general de la OEA y la propuesta era demasiado importante para rechazarla. Espinosa consideró que sin su jefe, que había sido el alma del proyecto, no tenía sentido quedarse y también se retiró. Abrió su oficina de abogados y poco tiempo después lo llamó el ministro de Hacienda, Francisco de Paula Pérez, para formar parte del Comité de Expertos Económicos de ese ministerio. A partir de entonces despegó su larga carrera como estadista de primera línea. Le recomendamos: El fundador Los dos fundadores le vendieron sus acciones a un grupo encabezado por Hernán Echavarría y Mauricio Obregón. Como director nombraron a Juan Lozano y Lozano. Posteriormente, pasaron brevemente por ese cargo personajes como Hernando Téllez y Mario Laserna. En una época fue jefe de redacción Belisario Betancur. Al final de los años cincuenta la revista Visión, la más importante de América Latina en ese momento, adquirió el control de SEMANA. Como director para esa etapa nombraron a Alberto Zalamea. Fidel Castro había tomado el poder en Cuba el 1 de enero de 1959 y su paso gradual a una revolución de izquierda atemorizó al continente. Zalamea, un periodista audaz y progresista, le dio en 1961 la carátula de SEMANA al joven comandante, presentándolo como un experimento interesante que ameritaba ese cubrimiento. Eso produjo pánico en el establecimiento colombiano y los anunciantes se retiraron. La revista cerró en 1961. Esa primera etapa duró 15 años. En 1982 revivió con un nuevo equipo bajo la dirección de Plinio Apuleyo Mendoza. Eso pasó hace 36 años y desde eso momento se ha convertido en referente de la opinión en Colombia. Nada de esa historia hubiera sido posible si no fuera porque hace 72 años, un joven santandereano de 24 años decidió echarse al hombro la responsabilidad de crear la primera revista de opinión en Colombia.