Carlos Gaviria Díaz, quien en vida fue reconocido por sus calidades éticas tanto en la academia como en la militancia en la izquierda, murió luego de varios días de padecimiento en la unidad de cuidados intensivos de la Fundación Santa Fe en Bogotá. Gaviria, de 77 años, estuvo internado en la reconocida clínica desde el sábado 14 de marzo cuando presentó problemas respiratorios que obligaron a sus familiares internarlo. Aunque el parte médico se mantuvo en reserva, algunos de sus familiares aseguraron a medios que durante la convalecencia su estado fue “estable”. En vida Carlos Gaviria ocupó algunas de las mayores dignidades que un colombiano puede tener. Fue juez promiscuo municipal en Rionegro (Antioquia). Durante más de 30 años ejerció la docencia. Además fue decano y vicerrector de la Universidad de Antioquia. Entre 1993 y el 2001, Gaviria fue magistrado de Corte Constitucional, de la cual fue su presidente en 1996. En su período en la Corte se le recuerda por ser el ponente de la controvertida decisión que aprobó la dosis personal en Colombia. Gaviria pasó de la docencia a la militancia política. En el 2002 se convirtió en senador por el Frente Social y Político, movimiento que agrupaba varios sectores de izquierda. Luego fue militante de del partido Alternativa Democrática, el cual se fusionó con el Polo Democrático Independiente. El cariño de los militantes de la izquierda y sus posiciones, que él mismo denominó ‘radicales’, hicieron que la ya consolidada fusión de la izquierda entre Alternativa y el Polo lo proclamara candidato presidencial en el 2006. Aunque perdió la Presidencia con Álvaro Uribe, su antiguo alumno, el dirigente obtuvo la mayor votación que la izquierda a la fecha haya obtenido en el país: 2,6 millones de votos. Del 2006 al 2009 Gaviria fue presidente del Polo. Allí se le reconoce el haber mantenido unida a la izquierda. En el 2010 se presentó nuevamente como precandidato del Polo Democrático a la Presidencia, pero perdió la consulta interna con Gustavo Petro, quien en la campaña lo señaló de tener posiciones ambiguas frente a las acciones de las FARC. En los últimos meses Gaviria se dedicó a la lectura y a acompañar a los candidatos del partido en las elecciones. Su figura constituía para los militantes una verdadera carta de presentación y la prueba de una izquierda propositiva y no retardataria.