El 19 de noviembre de 2008 estalló un escándalo que afectó las finanzas de miles de personas y que conmocionó al país por su entramaje y su capacidad de cautivar. Fue el que derivó de los delitos cometidos por DMG, la principal y más grande captadora ilegal de dinero que ha habido en el país. Sus protagonistas fueron dos, David Murcia Guzmán, quien fue extraditado a Estados Unidos, y Daniel Ángel Rueda, un joven de 35 años de clase alta bogotana, que ejercía como relacionista público de la captadora. Con ellos estuvo la abogada Margarita Pabón.Le recomendamos: DMG: el David que se creyó Goliat hoy pide asilo al gobierno Trump Los tres estuvieron presos; Murcia y Pabón fueron extraditados por lavado de activos. Ángel se salvó. La Corte Suprema de Justicia negó su envío al considerar que ya había sido judicializado en Colombia; salió de la cárcel en 2011 al cumplir la mayoría de su condena. Al haber transcurrido una década del escándalo, Daniel Ángel, el hombre que se convirtió en el protagonista de su propio drama, falleció a sus 45 años por problemas de salud. Amigos y familiares lo despedirán en en el Gimnasio Moderno, colegio en el que pasó su infancia. La historia de Daniel Ángel fue llamativa pues ante los ojos de sus amigos era un hombre exitoso, al que nunca se le habría pasado por la cabeza cometer una ilegalidad. Lleno de privilegios y muy amable, se daba por descontado que Ángel actuaría en el marco de la ley y se dedicaría a cosas que le gustaban, como la producción de televisión. Ver: Estoy pagando muy cara mi ingenuidad Tenía muchos amigos y la mayoría de ellos le dieron palo, pero lo continuaron queriendo después de que confesó ser responsable en uno de los grandes escándalos de la historia colombiana. En su matrimonio -antes de que se viniera abajo la pirámide DMG- estuvieron Carlos Vives; Tomás y Jerónimo Uribe, y el exvicefiscal Armando Otálora, entre otras figuras del jet-set del momento. Todos rodeados de bellas modelos, personajes de la farándula que disfrutaban de los encantadores jardines de la tradicional hacienda El Vergel, en las afueras de Ibagué. Su esposa, una joven profesional de las familias más tradicionales de esa ciudad, estaba radiante. Todos ellos quedaron de una sola pieza cuando trascendió que Daniel iba para la cárcel. Volvieron a tomar un soplo de vida cuando se enteraron de que salía de la cárcel y quería reiniciar su vida. Y fueron golpeados otra vez cuando sobrevino coletazo judicial. Después de recuperar la libertad la Fiscalía lo puso nuevamente en apuros con una imputación por el delito de concierto para delinquir agravado. Ángel tenía 38 años en ese momento y enfrentó la posibilidad de que revivieran una medida de aseguramiento. Según la Fiscalía, su tarea con DMG fue la de abrir las puertas a la captadora en diferentes espacios de la sociedad. Sin embargo esa nueva medida de aseguramiento nunca se concretó, y Ángel decidió tener un bajo perfil limitado a sus actividades familiares. “No era codicioso. Andaba en bicicleta por Bogotá y después en ‘motico‘ de esas chiquitas. Nunca se avergonzó de nada, ni se vanagloriaba de nada”, dijo en su momento uno de sus amigos a la revista SEMANA. Uno de sus conocidos aseguró que jamás mostró interés por ir a la universidad. “Cuando terminó el colegio se fue a Vancouver (Canadá) y luego viajó a Sydney (Australia)”. Sí mostró un especial apego al mundo de la televisión y llegó a ser extra. Como lo publicó SEMANA, DMG se creó en el 2005 y, un año después, Daniel Ángel se convirtió en el hombre detrás de Body Channel, el canal de televisión del conglomerado que fue lanzado con bombos y platillos en octubre del 2006. A tal punto llegó el evento, que contó con la presencia de la exmiss universo venezolana Alicia Machado. Y, como si fuera poco, su incursión en el mundo del glamour, apenas dos meses después, en diciembre, Ángel apareció en la revista Poder como el ‘vendedor de yates’.Puede leer: ¿Volvió DMG?: supuesto hermano de David Murcia estaría reviviendo la pirámide A pesar de su carisma y su talento para hacer amigos, Ángel se extravió en el camino. Trabó una relación con David Murcia Guzmán, de quien se hizo socio en una historia que trajo unas consecuencias ya conocidas. Se beneficiaron mutuamente. Ángel le sirvió de llave maestra para abrir las intrincadas puertas del poder social en la capital y el acceso al poder cautivador de la farándula nacional, y Murcia lo puso en el organigrama de una organización en la que llovía dinero. Lejos del joven que un día fue, cuando Daniel Ángel salió de la cárcel dejó de tomar el pelo y adquirió un tono muy serio. Llegaba cumplido a las audiencias. En su presentación, con voz firme, siempre hacía referencia a su dirección de residencia vía a La Calera y entregaba su número de celular.