Quienes se han hecho figuras vinculados con las guerrillas en Colombia, han caminado frente dos destinos trágicos: un encierro eterno o un fin cruzado por las balas. Luego de más de 50 años de lucha insurgente, apenas dos hombres pudieron hacerle quite a ese sino. Fueron Manuel Marulanda Vélez, conocido como Tirofijo y Fabio Vásquez Castaño.  A los fundadores de las Farc y el ELN los unió un vínculo más fuerte que la búsqueda del poder por la vía armada. Once años después de que el país se enteró que al primero se lo llevó un infarto agudo de miocardio en algún paraje del Meta, la noticia que se conoció este martes es que al segundo también lo alcanzó la muerte natural en Cuba. La diferencia entre uno y otro, es que de Fabio Vásquez Castaño se sabe más bien poco, o nada. Cuarenta y cuatro años después de que expuso en una asamblea la necesidad de viajar a Cuba para practicarse unos exámenes médicos, se le perdió el rastro por completo, hasta este 11 de diciembre que varias fuentes informaron que después de haber estado internado por más de 10 días, falleció en el hospital de La Habana a las 7:00 de la noche. Si bien es cierto que en el 2007 se habló de un reingreso al movimiento, con su huida perdió visibilidad y en décadas nadie volvió a hablar de él ni del millón de pesos (de la época) que se ofrecía a quien diera información que condujera a su paradero. A pesar que los miembros del movimiento refundado en cabeza de Nicolás Rodríguez Bautista, alias Gabino, le regalaron un computador para que escribiera las historias del ELN, al final de sus días asumió su legado con desinterés. 

"Fabio Vásquez Castaño se llevó a la tumba la historia del Ejército de Liberación de la primera época, que son los años de él y Camilo Torres Restrepo. Es desafortunado. En mi caso, por más que lo busqué y lo contacté para que me diera una entrevista sobre los orígenes del movimiento, los protagonistas y la situación interna, él guardó un mutismo. Nunca quiso comentar nada. Fue un hombre hermético", cuenta Carlos Medina, investigador de la Universidad Nacional. De su distanciamiento del ELN hay por lo menos dos versiones. De un lado, están quienes aseguran que fue debido a las críticas que despertaron las ejecuciones que él practicaba. En la otra orilla están, sin embargo, quienes creen que todo fue consecuencia de los graves problemas de salud que vivía. Enfermedades propias de la época y su condición de combatiente como paludismo y úlceras. Aunque tres personas consultas por SEMANA insisten en que Cuba se convirtió en su cárcel desde que se trasladó en los 70‘s y no volvió jamás, a ciencia cierta no hay mucha documentación de lo que pasó con el exjefe guerrillero desde entonces.  El origen Fabio Vásquez Castaño fue uno de los primeros jóvenes latinoamericanos que contó con el respaldo de la revolución triunfal de Fidel Castro. En medio de la tensión diplomática que vivía la isla por la crisis de los misiles, que había instalado Rusia y que apuntaban a La Florida (Estados Unidos), un grupo de 17 colombianos le había pedido al nuevo gobierno cubano que les enseñara adiestramiento militar. Después de haber salido de Calarcá (Quindio) producto de la violencia, todos los caminos por los que transitó conducían a la insurgencia. Finalmente, en la década de los 60‘s terminó entrenado en la isla y sentando las bases de la Brigada Proliberación José Antonio Galán que más adelante terminaría dando origen a la guerrilla del ELN, en cabeza de dos estructuras al mando de Fabio Vásquez Castaño y Víctor Medina Morón. Una vez llegaron a Colombia, después del entrenamiento militar, se instaló en San Vicente de Chucurí (Santander) donde montó el primer núcleo guerrillero y dirigió la primer marcha como grupo insurgente el 4 de julio de 1964. Después de afrontar varias dificultades con otros miembros de la estructura que estaban siendo entrenados por fuera del país, viajó de nuevo a la isla y regresó con la convicción de que para superar esos impasses debían poner en marcha su primera toma militar donde dieron a conocer El manifiesto de Simacota en el que los guerrilleros hicieron un análisis de la realidad colombiana e hicieron un llamado a la lucha revolucionaria.  La rigidez con la que se delimitó el funcionamiento de la estructura armada torpedeó su funcionamiento y la puesta en marcha de la Operación Anorí donde fueron dados de baja 80 guerrilleros, entre los que se encontraban sus principales líderes, los hermanos Manuel y Antonio Vázquez Castaño. Además, 50 guerrilleros resultaron detenidos.  Ese golpe generó tanto malestar dentro del movimiento que dio origen a más de un centenar de fusilamientos que marcaron uno de los episodios más oscuros del recién nacido movimiento guerrillero entre 1963 y 1967. Las causas iban desde la desobediencia hasta chismes. Esas purgas precisamente, fueron las que sembraron el terror de Vásquez Castaño entre quienes lo conocieron.  Según cuentan, a pesar que la promesa inicial con la que  reclutó decenas de hombres se fundamentaba en una lucha corta, 43 años después el movimiento guerrillero se queda sin su fundador pese a los años que separa su dirección de la de Gabino.