Hace poco más de un mes, Nancy Patricia Gutiérrez esperaba una llamada de Iván Duque. Desde su elección, ella -presidenta de Asomóvil, el gremio de la telefonía celular- le había pedido una cita para exponerle las preocupaciones de sus afiliados. Un miércoles, en plena reunión de junta directiva, le sonó el teléfono. Era Duque desde su celular: “No la llamo para lo de la cita, sino para saber si está lista para trabajar conmigo”. Ella lo pensó poco. “¿Qué hay qué hacer?”, preguntó. Primero se le vino a la cabeza que el presidente le ofrecería un cargo relacionado con comunicaciones. “Se equivoca, le voy a ofrecer el ministerio de la política”, dijo Duque. De nuevo, rápidamente, ella aceptó.A pesar de su paso exitoso por el sector gremial, a Nancy Patricia Gutiérrez siempre la ha movido el amor por la política. Y de alguna manera se la ha encontrado en la mayoría de etapas de su vida. Así empezó su vida profesional recién graduada de la universidad. Cuando una tía suya, liberal y activista social, le propuso aspirar a la Alcaldía de Agua de Dios, Cundinamarca, no lo pensó mucho. Tras una corta campaña, y sin tener sangre política, su habilidad en las tarimas la convirtió en la primera gobernante de elección popular de ese municipio.

Le recomendamos: Lo que espera el sector educativo de la nueva ministraEsa experiencia marcó su vida. Le permitió relacionarse con la comunidad y, además, asumir la causa de Cundinamarca. Es difícil encontrar políticos que hayan forjado su historia en esa región. Aparte de casos como el de Gutiérrez o el exministro Camilo Sánchez, la mayoría de los parlamentarios elegidos en el departamento han concentrado sus esfuerzos electorales en Bogotá.Diez años después, y tras haber pasado por varios cargos en la Gobernación, Nancy Patricia ganó una curul en la Cámara de Representantes por el Partido Liberal. “Ella es la Cundinamarca profunda”, asegura el presidente Iván Duque.De ese modo, la primera mujer en gobernar Agua de Dios se convirtió en la primera mujer en llegar a la presidencia de la Cámara. Corría 1999 y ella, en nombre del Partido Liberal, logró convencer a la mayoría de los representantes de elegirla para reemplazar a Armando Pomarico, quien renunció en medio de un escándalo de corrupción. Desde su silla en la mesa directiva, Gutiérrez aprendió a hablar el lenguaje del Congreso, esencialmente masculino, sin apartarse de su esencia. Agendó debates, moderó, dio la palabra, y fue mamá a la vez. “Tuve a una de mis hijas recién fui elegida. Mi madre la traía al Congreso para que yo la viera. Entre tanto, tenía que ejercer toda mi autoridad como presidenta de la Cámara”, recuerda.

Gutiérrez tuvo un papel protagónico como representante y senadora en la era Uribe, cuando la parapolítica estaba en su mayor auge. Fue salpicada por ese escándalo, pero la justicia terminó reconociendo su inocencia.  Sus bases electorales están en Cundinamarca, su departamento de origen.En 2002 volvió a salir elegida representante. Esa vez no lo hizo como liberal, sino como miembro de Colombia Siempre, una especie de disidencia cundinamarquesa formada por otra baronesa del departamento: Leonor Serrano de Camargo. Fue una época más compleja. Álvaro Uribe llegaba al poder y, en la mitad de su mandato, le apostó a quedarse cuatro años más. Como miembro de la Comisión Primera, Nancy Patricia fue ponente de la reelección y su uribismo la llevó a librar duras confrontaciones con parlamentarios liberales y de izquierda.Puede leer: De aliados a independientes, las nuevas vueltas de Gaviria y el Partido Liberal  En 2005 Colombia Siempre se unió con Cambio Radical, por lo que Nancy Patricia pasó al Senado. Llegó a la presidencia de esa corporación en 2006, con casi 40.000 votos, y en un momento en el que la actividad legislativa estaba inmersa en los escándalos de la parapolítica. En ese contexto comenzó un viacrucis del cual solo pudo salir una década después.En abril de 2008 la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia le abrió investigación por presuntos vínculos con John Freddy Gallo, alias el Pájaro, miembro de las Autodefensas Unidas de Colombia que operaba en Cundinamarca. La acusó la entonces congresista Rocío Arias, cercana a Salvatore Mancuso. En 2014, la misma corte estableció la inocencia de Gutiérrez.

Fue la primera alcaldesa elegida popularmente en Agua de Dios. Ahí decidió que quería dedicarse a la política, y así lo hizo.  También fue la primera mujer en llegar a la presidencia de la Cámara y, ahora, en ser ministra del Interior.Entre el comienzo de ese proceso y la absolución surgió otro que representó mayor complejidad para la actual ministra. En 2010 la Fiscalía compulsó copias a la Corte Suprema para indagar si había obtenido información privilegiada sobre la senadora Piedad Córdoba por medio de las chuzadas del DAS.? Las sospechas le costaron más de un año de prisión domiciliaria y cientos de diligencias judiciales tras las cuales quedó absuelta en 2012.Diez años después de la primera de esas acusaciones ganó Duque y le ofreció a Nancy Patricia su Ministerio del Interior. Ella y quienes la rodean sienten que ese fue un proceso de restauración. En otras palabras, y siguiendo la lógica de su fe católica, piensa que la vida le hizo justicia al volver por lo alto a la vida pública. “Llego en un buen momento: me conecta este proyecto. A pesar de todo el sufrimiento que tuve para demostrar mi inocencia, me fascina lo público. Desde que fui alcaldesa de Agua de Dios, conecté con este oficio”, asegura.Como ministra de la política, Guitérrez tendrá que defender el nuevo estilo de Gobierno que anuncia Iván Duque. Dice tener varias fórmulasNancy Patricia Gutiérrez tiene ahora retos nada fáciles. Tal y como le ocurrió en dos oportunidades, llegará a ocupar un cargo que hasta ahora solo habían ejercido hombres. Por esos antecedentes, aunque el Congreso tiene un lenguaje predominantemente masculino, su condición de género no le preocupa. En dos semanas al frente del cargo a veces ha sentido algo de machismo, pero asegura que cuando lo detecta, lo sabe capotear. Sobre todo, porque conoce a fondo las lógicas parlamentarias. Su experiencia en la Cámara y en el Senado le sirvió para saber qué piensan y qué sienten los parlamentarios.Entender esas lógicas resulta fundamental para cualquier ministro del Interior. Pero en este caso Gutiérrez llega en un momento en el que la ciudadanía critica más que nunca las prácticas políticas tradicionales y con un presidente que tiene en la lucha contra el clientelismo su leitmotiv. “Marcaremos una diferencia en el estilo”, anota la ministra, al reconocer que valora “el trabajo de mediadores que hacen los congresistas entre las regiones y el Estado”. No le gusta la palabra ‘mermelada’ e insiste en que el cambio de actitud se basará en que no negociará puestos a cambio del apoyo parlamentario a las iniciativas del gobierno.Le sugerimos: ¿Cómo será el nuevo Plan Nacional de Desarrollo de Colombia?“Cuando yo era representante, trabajaba por Cundinamarca. Intercedía por vías, servicios y calidad de vida para mi departamento. Está bien que lo hagan los parlamentarios. Representan comunidades. Eso lo tengo claro”, asegura.En términos generales, en el Congreso Nancy Patricia Gutiérrez cae bien. La ven como una figura amable y conocedora de la política. Sin embargo, su nombramiento tuvo mejor recibo en las bancadas independientes que en algunos sectores del Centro Democrático que habrían preferido a alguien más orientado hacia la derecha. Aunque ella ha tenido una identidad histórica con Álvaro Uribe, en este partido sugirieron nombres como el del exrepresentante Nicolás Uribe y el de Óscar Iván Zuluaga para ocupar el ministerio. Pero Duque les tomó el pelo a los expertos en gabinetología, y apostó por Gutiérrez.El presidente ha insistido en que no habrá transacciones bajo la mesa, lo que implica que el gobierno no aceitará las maquinarias políticas. En un país acostumbrado a las repartijas burocráicas para generar gobernabilidad, esa transición no será fácil. Los expertos no tienen claro cómo el Ejecutivo podrá lograr una buena relación con el Congreso sin acudir a las prácticas tradicionales. Pero la ministra asegura que el secreto estará en tener una interlocución permanente con los parlamentarios alrededor de sus propuestas y en articular sus preocupaciones con las propuestas de los planes de desarrollo regionales. “Siempre dialogando, por encima de la mesa, con todos”, dice.Pero también tendrá que tener interlocución con las minorías y los actores sociales. Esa, incluso, es más compleja que la conversación con los congresistas. El gobierno anterior se apoyó en sectores liberales y de izquierda para apaciguar los ánimos y hacerle contrapeso a la tensión social. Ahora, con un gobierno con un talante de derecha, esa interlocución no está garantizada. Para lograrla, Nancy Patricia tendrá que darle vida a la promesa del pacto por Colombia, que tanto anuncia Duque. “Con un nuevo estilo, lograremos ese diálogo”, promete.