Los principales líderes de la Alianza Verde avanzan en un cónclave desde hace varios días en busca de lograr un acuerdo que les permita definir cómo jugarán en las presidenciales del 2022.

A los encuentros privados asisten los codirectores Carlos Ramón González, Antonio Navarro y el profesor Antanas Mockus, los dos últimos con interés de que el partido apoye a la Coalición de la Esperanza y el primero al Pacto Histórico que lidera Gustavo Petro. Además, hace presencia la senadora Angélica Lozano y Rodrigo Romero, representante legal de la colectividad.

La idea es que entre los codirectores decidan si apoyan a la coalición de centroizquierda o de izquierda, una decisión que ha tenido fracturado al partido, e incluso con el riesgo de escindirse.

SEMANA conoció que Lozano, González, Mockus y Navarro Wolff quieren llegar a un consenso antes de someter la decisión a una votación del ejecutivo nacional donde estén los más de 50 electos porque podría convertirse en una batalla campal.

Entre varias discusiones está tomando fuerza la opción de una consulta presidencial solo del Verde, sin la Coalición de la Esperanza y sin el Pacto Histórico. En otras palabras, se pretende que Carlos Amaya, Sandra Ortiz y Camilo Romero, los aspirantes por la Casa de Nariño, se midan en una consulta interna en marzo del 2022 y quien gane llegue directamente a la primera vuelta presidencial.

Esa, al menos, es la idea que está en borrador y que examinan las directivas. Si es así, automáticamente la senadora Angélica Lozano, además del exgobernador Carlos Andrés Maya, entre otros, tendrían que renunciar a la Coalición de la Esperanza, una movida política que, sin duda, perjudica a la estructura política de la centroizquierda.

La decisión, en caso de oficializarse, afecta, sin duda, a la congresista Juanita Goebertus, del Partido Verde, porque está de frente en la campaña del exrector de la universidad de los Andes Alejandro Gaviria. Lo mismo que la senadora Angélica Lozano y Catalina Ortiz, hoy cercana a la candidatura de Sergio Fajardo.

La estrategia de los Verdes es seguir consolidando la marca del partido. Por esto, se resisten a declarar en libertad a su militancia, aunque no está descartado. Pretenden que, con las candidaturas presidenciales, la marca sea visible y, sin duda, dichas aspiraciones empujen las listas a la Cámara y Senado que ya empezaron a tomar forma. La dirigencia verde tiene claro que, sin Antanas Mockus encabezando la lista al Senado, existe un riesgo evidente de sostener la totalidad de curules en el 2022.

La propuesta de irse en una consulta presidencial exclusiva de la Alianza Verde no es la que más agrade a la línea petrista del partido. La congresista Katherine Miranda, por ejemplo, prefiere una alianza del Pacto Histórico y la Coalición de la Esperanza, pero como no se dará, no le disgusta una consulta interna de su colectividad. Por la misma línea estarían Inti Asprilla, León Fredy Múñoz y Camilo Romero, fuertes opositores de La Esperanza.

Nada está definido, pero actualmente los codirectores discuten entre dos opciones: dejar en libertad a los Verdes o la consulta interna. La primera es salomónica, pero se corre el riesgo de que figuras de la colectividad terminen en diferentes campañas políticas, incluso, de la derecha. Y además, no se consolidaría el nombre del partido pensando en las legislativas. La segunda no disgusta, aunque ambos bandos (los de Petro y la Coalición de la Esperanza) perderían.

Se espera que durante la semana se llegue a un acuerdo que sería divulgado entre la primera y segunda semana de noviembre, justo cuando el Consejo Nacional Electoral le devolverá la personería jurídica a Verde Oxígeno, el partido de Ingrid Betancourt, quien ha venido insistiendo en la necesidad de jugar en el 2022.