Tres de los seis clientes que estaban en la expedición al pico Simón Bolívar de la Sierra Nevada de Santa Marta, en la que se accidentó un montañista de 29 años identificado como Stiff Martínez, quien había sido contratado como cocinero por la empresa de turismo Espeletia Adventures y tuvo que ser rescatado por la Fuerza Aeroespacial Colombiana, le dijeron a SEMANA que ese operador turístico tuvo negligencias en la gestión de esa expedición.
Los viajeros aseguraron que esa compañía, a cargo del guía y empresario Santiago Aparicio, no tuvo una buena administración del viaje: una noche del ‘tour’ durmieron a la intemperie sin carpas, solo les suministraron comida dos veces al día y hubo cambios en la programación porque los indígenas kogui (la autoridad en ese pico de montaña colombiano) solo dieron permiso para que una parte del grupo continuara su camino.
“Hubo un momento en el que no sabíamos dónde estaba el cocinero de la expedición. Desde ese momento hasta que el helicóptero lo sacó, hubo situaciones inaceptables por el lado del riesgo: dormimos a 4.400 metros de altura a cielo abierto”, le dijo a SEMANA uno de los montañistas, que ya había escalado otras montañas suramericanas.
El cocinero del que habla es Stiff Martínez, el montañista que fue rescatado el pasado 16 de diciembre por la Fuerza Aeroespacial Colombiana y que desde entonces está hospitalizado a la espera de recibir una cirugía por sus múltiples fracturas de fémur, en la tibia, en un tobillo y un hombro.
El cocinero Martínez sufrió una caída después de que se habría separado del grupo principal, quedó inmóvil y tuvieron que sacarlo de la zona con helicóptero porque su vida estaba en riesgo.
Ante ese caso, Santiago Aparicio responde que su accidente: “Fue algo individual, egoísta e irresponsable de esta persona. Se fue sin permiso, yo iba liderando el grupo en la parte de adelante pendiente de los clientes. Uno cree que está contratando personas serias y responsables para cumplir una función, pero ya nos damos cuenta que no. Él nunca pensó qué podría suceder si se llegaba a deslizar de allá”.
Por cuenta de ese accidente que sufrió el cocinero contratado por Espeletia Adventures ese denunciante aseguró que: “Ni loco volvería a la Sierra Nevada de Santa Marta con Santiago Aparicio y Espeletia. Sería absurdo volver a poner mi vida en las manos de ese líder y de esa compañía. Su manejo de riesgo y su liderazgo me pareció pésimo”.
Escalar la Sierra Nevada
La temporada de montaña en la Sierra Nevada tiene lugar entre diciembre, enero, febrero y marzo, y la operadora turística en cuestión ya tenía dos viajes programados para este lapso: el que tuvo lugar entre el 10 y el 21 de diciembre, en el que se accidentó el montañista, y uno más agendado para el período comprendido entre el 20 y el 31 de enero.
Un segundo cliente de Espeletia Adventures sostuvo que “queremos prevenir a los próximos clientes que van al mismo destino ahorita al final de enero para que sepan a quién están contratando: que no tienen guías profesionales como lo patrocinan, no tienen una póliza de seguro, que no van a comer tres veces al día. Queremos hacer saber que son unos explotadores, de sus trabajadores, de los porteadores”.
Al comienzo del viaje, el grupo de montañistas estaba integrado por seis clientes que pagaron cada uno 11 millones de pesos por la expedición; además de tres guías, un cocinero (Martínez) y nueve porteadores. Estas últimas son las personas que se contratan para que carguen la comida y elementos de supervivencia necesarios para hacer la escalada.
Sin embargo, los indígenas kogui determinaron que solo podían seguir la ruta tres porteadores y no nueve, por lo que se redujo el grupo de cargueros y los porteadores que continuaron el camino tuvieron que llevar consigo más peso para transportar los elementos básicos que necesitaba el grupo en los días que quedaban de la expedición.
Ante esa contingencia, Santiago Aparicio responde que “hacer una expedición a la Sierra Nevada de Santa Marta es complicado. En la logística intervienen los indígenas y por este lado se nos salió un poco la logística de las manos porque tratar con los indígenas kogui es complicado”.
En el día 6 del viaje fue el accidente del montañista y el grupo se dividió entre los clientes que se quedaron en un punto de la montaña en compañía de un guía y otro más conformado por dos guías que estaban intentando rescatar a Martínez.
A esos dos guías que acompañaron el rescate se sumó Juan Pablo Piedrahita, un cliente de Espeletia Adventures con experiencia en montaña, quien defendió la gestión de la empresa turística afirmando que: “Hacer un rescate en helicóptero no es nada fácil y la labor que hizo el operador turístico fue impecable. Tenemos la tranquilidad de que teníamos la póliza de seguros, se hicieron todos los procedimientos con personas certificadas y capacitadas, había un paramédico. Esta es una expedición que implica una cierta condición de aventura”.
El problema fue que quienes estaban haciendo el rescate tenían las carpas en su poder, por lo que los demás montañistas tuvieron que dormir en vivacs, que son el tipo de resguardo que usan los montañistas cuando no tienen acceso a una carpa.
Ante esa coyuntura, una cuarta cliente afirmó que “estaba asustada. Por suerte no llovió. Si hubiera llovido, podíamos tener un caso de hipotermia”. Por suerte, esa noche no hubo precipitaciones y los viajeros no tuvieron que trasladarse hasta el campamento en horas de la noche.
Santiago Aparicio defiende que “nadie corrió el riesgo en ningún momento porque lo que se hizo fue evacuar al staff del grupo que fue el cocinero. Se pasó una noche a la intemperie, pero esto debe verse desde el lado montañista: se realizó un vivac con el que cada cliente tenía su aislante y su sleeping. Había confort, no se necesita la carpa”.
Pero, ¿qué pasó con la alimentación para los montañistas? La empresa explica que había un desayuno en las mañanas y no se daba almuerzo sobre la marcha, sino un almuerzo y una cena junta cuando llegaban al destino final de cada día porque mientras se está caminando por la montaña no es pertinente detenerse a cocinar.
Además, defienden que sus guías sí están certificados por el Sena para hacer esas travesías por los picos montañosos del país.