SEMANA: ¿Cuándo fueron desclasificados los documentos que acaban de publicar?Nick Casey: Hace dos semanas. SEMANA: Pero si se trata de documentos de los años noventa sobre rumores que habían circulado desde esa época, ¿qué validez tenía sacarlos a la luz en este momento?N.C.: El The New York Times los consideró una noticia, independientemente de la fecha.SEMANA: Pero hacerlos públicos dos días antes de las elecciones presidenciales puede dejar la impresión de alguna motivación política…N.C.: El The New York Times es un periódico independiente que no tiene motivaciones políticas. Periodísticamente, consideramos relevante el hecho de que el candidato del expresidente Uribe esté adelante en las encuestas y además que su partido va a tener mucho poder en el Congreso. SEMANA: Esos documentos tuvieron que ser conocidos por el gobierno de Estados Unidos en su momento. Este, sin embargo, no solo apoyó al entonces presidente, sino que lo convirtió en su mayor aliado en la región en la guerra contra el narcotráfico. ¿Eso significa en cierta forma que llegaron a la convicción de que la información no era concluyente?N.C.: Me imagino que aunque había preocupación, nunca hubo pruebas. Esos señalamientos existen contra muchos políticos y nuestros diplomáticos cumplen con transmitirlos. En ese momento tenían peso porque las denuncias venían de miembros de su propio partido, del senador Luis Guillermo Vélez y de Alejandro González. Como el clan Ochoa en ese momento trabajaba con Pablo Escobar, esa información era considerada importante. Además, el senador Vélez había asegurado que eran primos de Uribe y que habían financiado su campaña. SEMANA: En Colombia no ha sido un secreto la cercanía de las familias Uribe y Ochoa desde la juventud, pero nunca se ha vinculado a Uribe directamente con los problemas penales de los Ochoa. ¿Hay algo en los documentos que lo incrimine?N.C.: No, en los documentos no hay pruebas. Lo que hay son testimonios. Pero como el nombre de Uribe había sido cuestionado desde que fue director de la aeronáutica había un especial interés en él.SEMANA: En uno de los cables se dice que “lo único que se ha comprobado es que Uribe pertenece a una familia que ha hecho negocios legítimos con narcos. Por lo tanto se recomienda sacarlo de la lista”. Eso suena como una exoneración...N.C.: Es que como dije se trataba de rumores y no de pruebas. El presidente Uribe acabó siendo un aliado muy efectivo en la lucha contra el narcotráfico. SEMANA: Hay un detalle que nos da curiosidad. En su artículo del ‘The New York Times‘ usted dice que el gobierno de Estados Unidos llegó a tener preocupación por posibles nexos con el narcotráfico de Álvaro Uribe, Ernesto Samper y una tercera persona. ¿Quién es?N.C.: No lo recuerdo, creo que era una persona que asesoró a Ernesto Samper durante su campaña, pero su nombre está en los documentos.