La angustia por la que pasó está madre (de la cual SEMANA reserva su nombre) solo es comparable con el dolor que siente ahora. Esta mujer no solo tuvo que pasar por la calamidad de tener que enfrentar la violación múltiple de la que fue objeto su hija menor de edad, según su propia denuncia, sino que también debió juntar fuerzas para enfrentarse con un muro de burocracia que impide que opere la justicia en su caso.La situación, dada a conocer por el diario El Heraldo de Barranquilla, tuvo lugar en el deprimido barrio Los Ángeles, en el suroccidente de la capital del Atlántico, y aunque se presentó entre el 8 y el 9 de enero y la Policía de Infancia y Adolescencia lo conoció al día siguiente, la Fiscalía solo tomará la declaración de la madre el caso este lunes, 11 días después, en lo que sería un inconcebible acto de omisión. En contexto: Maltrato infantil, ¿qué nos está pasando? Fue esta mujer, además, quien debió, por su cuenta, hacer las veces de investigadora, identificar a los posibles agresores y allegar la información de su localización.Más allá de las responsabilidades institucionales, también se trata de la crudeza del caso y la vulnerabilidad de la víctima, una menor de 14 años que padece un ligero retraso mental y está medicada hace varios años tras ser diagnosticada con tdah (trastorno por déficit de atención con hiperactividad), trastorno de conducta y, últimamente, depresiones.DesaparecidaLa menor salió de su casa hacia la de una amiga vecina el miércoles 8 de enero, pero su madre, al ver que eran las 9 p.m. y no llegaba, decidió ir por ella, con la sorpresa de que se había ido allí hacia la casa de otra vecina, donde no la encontró. Entretanto, ella había sido convencida, según su progenitora, por unos jóvenes para que los acompañara.La desesperada madre la buscó sin éxito por los alrededores hasta la 1 a.m., hora a la que decidió regresar a su casa para reiniciar el rastreo a las 5:30 a.m. Le recomendamos: El caso de abuso sexual infantil que se resolvió por un celular perdido “Cuando finalmente la encuentro es a las 10 a.m. del jueves”, declaró la mujer a SEMANA. “Un compañerito del colegio me comentó que la vio con el novio de una muchachita vecina. Ya cuando identifico plenamente al muchacho, voy donde la novia, que no me quería decir dónde vivía. Hasta que por fin me acompaña y me muestra la casa”, añadió.Era una vivienda hecha de tablas de madera, vecina de un arroyo que separa a los barrios Los Ángeles y La Pradera. Y allí la encontró, narcotizada sobre una cama, luego de que unos hombre le dijeran despreocupadamente que estaba adentro. “Allí vendían vicio y ella todavía estaba bajo los efectos de las drogas. La mamá del muchachito, que es menor de edad, era la expendedora”, prosiguió.En ese estado, ya fuera del lugar, la niña logra comunicarle a su madre lo que le había ocurrido. “La violaron en [el sitio de] una construcción a medias y luego la llevan a esa casa. Allá, con todo y la mamá de ese muchachito allí presente, la siguen violando. Fueron cinco”, contó, descorazonada.CalvarioPero esto sería solo el comienzo del calvario para esta madre y su hija. La pequeña, que pese a su adolescencia aún tiene actitudes de niña a causa de su trastorno, se mostró capaz de reconocer a dos de sus presuntos victimarios, un adulto y un menor de edad, los mismos que la habrían drogado.La menor fue asistida en un inicio en el centro de salud de El Pueblo en las cercanías, donde los médicos la valoraron y certificaron que había sido víctima de violencia sexual. Seguidamente hicieron presencia uniformados de la Policía de Infancia y Adolescencia, en donde el proceso se estancó, algo de lo que se percató Barrera cuando quiso hacer seguimiento en la Fiscalía.Las consecuencias de que el caso no se haya investigado oportunamente están a la vista. “Ellos están fugados. Hasta donde tuve conocimiento el viernes 11 de enero andaban por las calles riéndose y comentando todo lo que le hicieron a mi hija y se desaparecen el sábado 12. Cada cada cual cogió su camino”, denunció la mujer. Puede interesarle: Indignación en España por sentencia en mediático caso de "La Manada" Por orden médica, su hija debió ser recluida en una clínica de reposo. Tras un periodo de acoplamiento, pudo ser visitada por su madre el pasado sábado. Si bien está tranquila y los médicos le dicen que está respondiendo al tratamiento, ambas no pudieron evitar llorar y fundirse en un abrazo apenas se vieron.Comenta la mamá que “la situación ha sido muy dura. Soy madre cabeza de familia y ella es mi única hija mujer. Los otros dos son varones y mi mamá, que toda la vida la ha lidiado… Me da mucha tristeza ver cómo está ella, pero trato de tener fuerza para darle ánimo”. Ella lo único que pide es que esto no quede así. “Muchas veces por la tardanza de los funcionarios, por la mala información y por el mal trabajo en equipo se tardan para actuar. Hubo el momento en que los responsables pudieron ser capturados, pero han pasado ocho días y ellos ya se dieron a la fuga. Que mi Dios meta las manos y puedan ser detenidos”.