Aunque de entrada se observa una superioridad conceptual y jerárquica de Gustavo Petro sobre sus aliados-competidores del Pacto Histórico, ninguno de ellos admite ser solo un convidado de piedra.

En el debate conducido anoche por la directora de SEMANA, Vicky Dávila, con los precandidatos del Pacto Histórico (Gustavo Petro, Francia Márquez, Alfredo Saade, Camilo Romero, Arelis Uriana Guariyú y Luis Fernando Velasco), todos expresaron su interés en ganar la consulta interna que se realizará en marzo próximo para escoger, de entre todos ellos, a un candidato que los represente en la primera vuelta presidencial.

Ni el mismo Petro, a quien diversas encuestas dan como seguro ganador de esta consulta (de lejos) y del debate presidencial en segunda vuelta, permitió que esto se diera por sentado. Un poco de elegancia también cuenta en política, sobre todo con los aliados.

Las dos mujeres precandidatas, Francia Márquez y Arelis Uriana, en representación de las comunidades afro y del pueblo indígena, fueron las más retadoras en este sentido.

Márquez, una mujer negra oriunda del Pacífico colombiano, replicó en una ocasión a Petro y le dijo que para que él pueda afirmar con seguridad que se va a posesionar como presidente de Colombia el 7 de agosto del próximo año, primero tiene que ganarle a ella la consulta en marzo.

Ironizó que en el pasado la disputa por la Presidencia de la República era solo entre hombres, pero que “hoy el cambio es con las mujeres” y habló de que “le voy a pelear esta consulta a Petro”.

Arelis Uriana Guariyú, una indígena wayúu de la Guajira que lucía un vistoso vestido de colores, reclamó que las mujeres en esta consulta “no somos figuras decorativas”.

“Somos mujeres que representamos la diversidad, la pluriculturalidad, que sabemos administrar y sabemos gobernar”, dijo también la líder indígena, en tono empoderado.

Los tres precandidatos hombres fueron menos atrevidos que las mujeres a la hora de vaticinar un triunfo suyo sobre Petro en la consulta de marzo. Velasco, Romero y Saade, aunque dejaron claro que vinieron al Pacto Histórico a “competir”, prefirieron subrayar la importancia del proyecto político que todos representan.

Todos en el fondo saben que ganarle a Petro en la consulta es imposible, aunque existan los milagros.

Petro los supera a todos en un asunto clave para ganar en las urnas como es el reconocimiento, que es un cimiento sobre el que se construye la intención de voto, y que no se logra de la noche a la mañana.

El líder de la Colombia Humana lleva más años que todos en el ejercicio de lo público, ha tenido mucha más exposición ante la opinión, y eso lo miden muy bien las encuestas.

En la medición hecha por SEMANA y el Centro Nacional de Consultoría el pasado fin de semana se midió la intención de voto por todos los precandidatos del Pacto Histórico, y la diferencia entre Petro y sus aliados-competidores es abismal.

Según esta muestra, por Petro votará 89 %, por Camilo Romero, 4 %, por Francia Márquez, 3 % y por Arelis Uriana, 1 %.

Pero lo que sí queda claro, no obstante la supremacía de Petro sobre los demás, es la consistencia del equipo, su afinidad política e ideológica.

Todos subrayan a la vez la importancia de que haya dos mujeres precandidatas presidenciales en el equipo, en representación de sectores sociales marginales y que vengan de las regiones.

Alfredo Saade, un líder cristiano de Valledupar, que cita pasajes de la Biblia en sus discursos, se enorgullece de hacer equipo con Petro, y de paso contribuye a erradicar del imaginario la idea de muchos de que este es un proyecto político de radicales de izquierda.

No solo Saade, también Petro habla tener identidad con un Dios de los pobres y hasta ha incorporado a sus itinerarios por las regiones la visita a templos donde se le ha visto en actitud de recogimiento.

Mejor dicho, en el debate también quedó la idea de que Dios está en el Pacto Histórico.

No penalizar el aborto

La idea de que el Pacto Histórico es un proyecto político diverso, en el que caben todos los sectores y formas de pensar y se concilian las posiciones más antagónicas, quedó en evidencia durante la controversia que los seis precandidatos protagonizaron sobre el aborto.

Después de que cada uno respondió la pregunta de la directora de SEMANA, Vcky Dávila, sobre si apoyan el aborto, a propósito de una decisión que la Corte Constitucional está a punto de tomar en ese sentido, la mayoría acompañó la tesis de Petro, de que se deben crear las condiciones para que la sociedad colombiana avance hacia un objetivo de cero aborto.

Claro, “cero aborto”, pero no por la vía de la criminalización y el encarcelamiento de las mujeres que acuden a esa práctica, sino mediante el “empoderamiento” de la mujer en el contexto social y político, y de una adecuada educación, a hombres y mujeres, para impedir el embarazo en adolescentes, por ejemplo.

Ni Saade, confeso cristiano, se pronunció de manera radical contra el aborto, como lo hace la mayoría de las iglesias. Se limitó a reseñar que “el aborto es un pecado para los que creemos en Cristo”, pero a renglón seguido prometió que en un gobierno del Pacto Histórico se respetará “lo que digan la ley, la Constitución y los Derechos Humanos”. Mejor, dicho: un liberal a carta cabal.

Francia Márquez defendió con fuerza la idea de que “las mujeres deben tener plena libertad para decidir sobre sus cuerpos”, tesis que argumentan los defensores de la despenalización plena del aborto.

Arelis, la indígena, dijo que “las mujeres nos hemos ganado el derecho a la libertad” y fue más allá para defender también algunas tradiciones culturales respecto del tema.

Luis Fernando Velasco, un liberal convencido de las libertades colectivas de las minorías se mostró de acuerdo con el pastor Saade, y sostuvo la tesis de que “el Estado no debe entrometerse en las creencias religiosas de los individuos”.

“Que ellas, las mujeres, decidan sobre sus cuerpos y sobre sus vidas”, dijo Camilo Romero. Y se preguntó, para coincidir con los demás en el apoyo a la despenalización del aborto: “¿Quiénes somos nosotros los hombres para meternos a decidir sus vidas?”.

Más impuestos a los ricos

Los seis precandidatos del Pacto Histórico declararon, todos, que en caso de ganar la consulta interna y luego la Presidencia, harían una reforma tributaria.

¡Más impuestos para los más ricos!, dijeron todos en una especie de coro.

Luis Fernando Velasco y Camilo Romero no fueron tan enfáticos en apoyar el anuncio de Petro de concentrar el esfuerzo tributario en las cuatro mil personas más ricas de Colombia.

Esta propuesta del candidato de la Colombia Humana ha recibido reparos de expertos tributaristas y entendidos en hacienda pública.

Velasco habló de utilizar los impuestos para crear más riqueza y dijo que no quiere ver cuatro mil ricos, sino diez mil o veinte mil ricos que paguen más impuestos.

Romero apoyó en términos generales que quien más tiene, más pague.

Francia Márquez le pondría más carga tributaria a “los extranjeros, sobre todo a los del sector minero que solo pagan 6 % y se llevan 94 %”.

Arelis dijo que la reforma tributaria que haría si es presidenta de Colombia estaría enfocada a lograr que “los ricos no evadan el pago de impuestos”.

Petro reiteró en su tesis de poner cargas tributarias más elevadas a las cuatro mil personas más ricas de Colombia, porque a su juicio, “no pagan los impuestos que deben pagar”.

El candidato de la Colombia Humana aumentaría impuestos a los más ricos, “pero no en las actividades productivas, sino en renglones como los dividendos, los dineros que tienen en paraísos fiscales y en la importación de chucherías”.

Después de escuchar durante casi tres horas a los precandidatos que acompañan a Gustavo Petro en el proceso de la consulta interna, más para apoyarlo que para disputarle su liderazgo, lo que queda claro es que como equipo los integrantes del Pacto Histórico tienen gran afinidad ideológica, comunión de intereses no obstante sus diferencias de origen, y el reconocimiento de Petro como líder absoluto del proyecto. Y que en todo caso, el hecho de que cada uno esté ahí, tiene más sentido por apoyar un proceso alternativo que porque cada uno piense realmente que puede ser presidente de la República. Petro es el líder.