El pasado 4 de mayo, a las 6 de la mañana, la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) en Antioquia, Selma Patricia Roldán, recibió una dolorosa llamada.

“Me contaron de Bryan. Me dijeron que el niño iba en ambulancia, que estaba golpeado, desnutrido, con presunto abuso sexual. Luego llegué al Pablo Tobón y pude ver la tristeza del equipo médico por no poder hacer nada porque al final nunca reaccionó”, dijo Selma en diálogo con SEMANA, refiriéndose al aberrante caso del menor de 1 año y 7 meses que falleció después de luchar por su vida en la Unidad de Cuidados Intensivos, UCI, del Hospital Pablo Tobón Uribe.

La directora contó que al caso de este pequeño maltratado, al parecer por su padrastro, le hizo el duelo como a otros en los que trabajó durante los seis años, tiempo en el que permaneció en el cargo. Sin embargo, el de Bryan la afectó demasiado.

“Lloré mucho y reconozco que me afectó tanto que me venció. Tanto maltrato en un cuerpo tan pequeño no se soporta y no lo pensé dos veces para renunciar. Es que aún no lo puedo creer, porque un niño como Bryan no es autónomo”, declaró con tristeza a este medio.

Su lucha por los menores

“Mi oficina fue de puertas abiertas. Logramos instalar mesas de infancia y adolescencia y las dejo como uno de mis mejores legados. Cumplí los lineamientos del instituto en materia de contratación, puedo decir que los recursos estuvieron muy bien manejados y con buena auditoría. Tuve respeto por los contratistas, ayudamos a muchos niños”, recordó.

Sin embargo, dice que su corazón no resiste una lucha más en vano como la de ver que los niños son utilizados para la mendicidad y que el ciudadano patrocine con dinero esta práctica. “La sociedad no se pellizca, es indolente y enferma”, aseguró en SEMANA.

Confesó, además, que está enferma por toda la lucha que emprendió. Ahora quiere velar por su esposo y sus dos hijos universitarios.

“Mi cuerpo me pasó factura, empecé a sufrir de la presión, cansancio, fatiga y hasta tengo estrés determinado por un médico”, reveló.

A su vez, añadió que una de las problemáticas que crece en la infancia y adolescencia, que incluso la tocaron a ella como directora, es la afectación de la salud mental.

“No hay cupos, ni más hospitales para manejar la salud mental de los niños. No hay ofertas y eso lo lleva a uno a repensarse y llegó el punto final. No quiero que después me toque buscar a mí, un cupo porque mi cuerpo y mi cordura llegaron al límite de salud”, dijo.

Su decisión también la tomó al sentir que los empleados están, aparentemente, cansados, algo que ha generado hasta paros. “El trabajo se incrementó desde la pandemia, el maltrato se disparó en los hogares y no daban más”, afirmó.

“Trabajamos como máquinas en los tiempos de la norma, los casos son cada vez más aberrantes, los golpes son más y más para nuestros niños. Cada vez son más abusados. Datos impresionantes como niñas de 10 a 14 años embarazadas y parece ser el pan de cada día”, aseguró.

Ella cuenta que aún no sabe qué camino seguirá en materia laboral. Lo que sí tiene claro es que desde donde esté, trabajará por los más pequeños.

“Seguiré desde la academia y mi conocimiento en el sector salud, quiero buscar soluciones no de administrar el dolor y gestionarlo, sino de crear políticas públicas y pensar como llegar a la sociedad y la comunidad. Por ejemplo, desde la consultoría”, contó a SEMANA.

572 mil millones de pesos tuvo de presupuesto para prestación de servicios en Antioquia y más de 400 mil, los invirtió en ayudar a la primera infancia. Su renuncia ya fue aceptada.

“Ya me la aceptaron y, a partir del 1 de septiembre se realizará la nueva entrega y el proceso de empalme. Para este cargo tiene que haber concurso para la elección de un nuevo director regional”, destacó.

Directora del ICBF en Antioquia renuncia tras muerte de bebé que habría sido abusado, golpeado y usado en mendicidad. | Foto: Archivo personal

Esta abogada de 56 años, especialista en administración pública y con maestría en derecho y negocios internacionales, llegó a trabajar con los niños por su mamá, siempre fue ella quien le inculcó el deseo de servir y ayudar a los más pequeños.

Cree que los retos de quien la reemplace, son desde el talento humano, hasta mejorar la cultura organizacional.

“Ojalá haya una planta de empleo más fuerte porque tenemos altos niveles de estrés por estas situaciones. Mejores infraestructuras para los centros zonales. Me voy con el dolor que la gente se moviera más en torno de los niños y se repensara. Ojalá se logre visibilizar más el buen trabajo del ICBF”, destacó.

A través de este medio agradeció a la Gobernación, alcaldías del departamento, colaboradores del instituto, la alta dirección, ONG e instituciones que trabajan por los niños y sin esperar nada a cambio. Así también como a las iglesias católicas y cristianas.