En la tarde del domingo 11 de marzo de 2018, en plenas elecciones, agentes de la Sijín ingresaron a la Casa Blanca, la sede de la campaña de Aida Merlano Rebolledo, tras recibir varias denuncias sobre actos irregulares al interior de la gigantesca casa ubicada en el barrio El Golf, en el norte de Barranquilla.
Los policías encontraron varias cédulas, registros de votación, una lista con varios nombres escritos a mano y acompañadas de huellas digitales, así como dinero en efectivo, tarjetas y hasta armas. Las personas que estaban en la sede, y que hacían parte de la campaña de la candidata conservadora, fueron detenidas.
Con todos los elementos incautados, la Fiscalía General abrió varias líneas de investigación dirigidas a establecer quién estaba detrás de este estructurado plan para la compra de votos: las pruebas recolectadas señalaron que Merlano, quien buscaba pasar de la Cámara al Senado, estaba detrás de todo esto.
Poco tiempo después, en agosto de 2018, fue vinculado formalmente el empresario Julio Gerlein, reconocido por ser uno de los principales promotores y financiadores de la ascendente carrera política de Aida Merlano. Debido a esto, se le imputaron cargos de concierto para delinquir, corrupción al sufragante y violación de los topes o límites de gastos en las campañas electorales.
Este jueves, tras seis años de proceso penal, un juez de la capital del Atlántico concluyó que el contratista no tuvo ningún tipo de conocimiento en las acciones ilegales adelantadas por la dirigente política y mucho menos entregó dineros para financiar la compra de votos que le iba a garantizar el triunfo a la candidata conservadora.
El abogado Jaime Lombana, quien representó durante todo este proceso al empresario, señaló que durante el extenso juicio no se presentó ni un solo testimonio en contra de su cliente. “Los testigos demostraron que Julio Gerlein no hizo parte de ningún entramado criminal”.
El penalista explicó que no se pudo demostrar la teoría de la Fiscalía General sobre alianzas criminales entre la familia Char y Julio Gerlein, para poner en marcha este plan de compra de votos, recordando que para demostrar delitos electorales se deben cumplir una serie de requisitos procesales y en este caso no se allegó ninguna evidencia que soportara la acusación.
“Es un triunfo sobre la especulación, sobre los trinos, de las malquerencias. No hubo una sola afirmación, ni un testigo, que demostrase o tan solo reprochase que Julio Gerlein había participado en la compra de votos”, precisó Lombana.
En este sentido, señaló que durante el juicio sí se evidenció la existencia de una relación entre Gerlein y Aida Merlano, siendo su principal músculo financiero, pero nunca se llegó a probar que hubiera aportado para que se consumara el fraude electoral mediante la compra de votos.
“Es cierto que la financió, pero no con la cifra que dijo la Fiscalía General. La prueba recaudada demuestra que no existió concierto como tal entre Gerlein y ningún miembro de la familia Char”, detalló el abogado penalista.
Incluso, en el juicio, Aida Merlano aseguró que el contratista no tuvo relación con esta compra de votos. “Dijo que no había participado en estos hechos”.
Igualmente, detalló que nunca se ha podido demostrar que su cliente enviara a abogados para que presionara a Aida Merlano con el fin que no contara detalles sobre el plan de compra de votos ante las autoridades judiciales. “Eso es una especulación”.