El inicio de año generalmente estaba marcado por la temporada taurina que se presenta en la capital entre enero, febrero y marzo.
Sin embargo, este 2022 no será así. El IDRD informó que la concesión temporal para la Plaza de Toros de la Santamaría quedó desierta, por lo que no hubo ningún privado interesado en alquilar el espacio para este tipo de eventos. “¡Cada día somos más los que defendemos todas las formas de vida!”, señaló el IDRD.
Blanca Durán, directora de la entidad distrital, explicó que, cumpliendo con la sentencia de la Corte Constitucional, se abrió la convocatoria para la temporada taurina del 2022 de la plaza de toros de Bogotá, pero nadie participó.
“A pesar de que abrimos la convocatoria hace más de un mes, ningún solicitante se presentó y por lo tanto ha sido declarada desierta. Es la razón por la que queremos informar a la ciudadanía que este año no tendremos temporada taurina en Bogotá”, comentó Durán.
El hecho de que nadie se haya presentado se debió al Acuerdo 767 de 2020, firmado por el Concejo en años anteriores y de autoría de la exconcejal Andrea Padilla, por medio del cual se buscaba desincentivar las prácticas taurinas en la ciudad.
Actualmente esta actividad está permitida en el país, gracias a una sentencia de la Corte Constitucional, pero debido a ese documento del cabildo distrital se logró poner algunas trabas para que la comunidad taurina busque otros espacios para su actividad.
En el acuerdo se establece, por ejemplo, que no se podrán usar banderillas o cualquier otro instrumentos que lacere, corte, mutile, hiera, queme o lastime de cualquier forma a los animales que concurren en esta práctica. Desde la mirada de los animalistas es una prohibición para que no haya tortura.
El acuerdo también aclara que no se podrá matar al toro dentro de la plaza como parte del espectáculo, entre otras condiciones que hicieron que los empresarios se desincentivaran en alquilar la plaza de Bogotá.
También se menciona que el organizador deberá destinar el 30% del espacio de su publicidad para informar del sufrimiento que padecen los animales en las corridas; pasaron de pagar del 10 al 20% en impuestos por boletería. Asimismo, todos los gastos de operación deberán ser asumidos por el organizador y se redujeron las fechas de 8 a 3 corridas al año.
“Como nosotros como Concejo no podemos prohibir porque es una facultad exclusiva del Congreso, lo que hicimos con mi equipo fue buscar una salida jurídica que nos permitiera modificar la práctica para hacerla más onerosa y menos interesante para la afición taurina”, aseguró Padilla, quien está aspirando al Senado.
A pesar de las trabas que se han impuesto, los simpatizantes de esta práctica han encontrado alternativas para realizar los eventos a las afueras de la ciudad.
El panorama en Colombia es que en el 2019 la Corte Constitucional emitió una sentencia en la que estableció que eventos como las corridas de toros o peleas de gallos no pueden ser consideradas prácticas de maltrato animal si se realizan como parte de una tradición arraigada.
Por su parte, lo que alegan los animalistas es que se trata de seres sintientes que no tienen una capacidad de razonamiento y que por lo tanto sus derechos deben ser amparados por el Estado.
Actualmente son 8 países en el mundo los que aún permiten esta práctica, argumentando el arraigo cultural: España, Portugal y Francia en Europa; y México, Colombia, Perú, Ecuador y Venezuela en Latinoamérica.
En varios de esos países también se han presentado iniciativas para desincentivar la práctica en algunas ciudades, y en casi todos se están dando las mismas discusiones que hay en Colombia.