Se acabó la espera de los comicios: Gustavo Petro Urrego vs. Rodolfo Hernández Suárez, dos candidatos con vidas paralelas, que se jugaron la vida en estas elecciones. Uno es empresario y el otro economista y un político de izquierda que, en su tercer intento, por fin ganó las presidenciales con 11.278.225 votos, y su contrincante las perdió con 10.567.346.

A ambos los unió, según expertos, el propósito de cambiar y derrotar a la política tradicional. ¿Logrará el ganador conquistar a los colombianos que no confían en él? ¿Qué pasará a futuro? ¿Y por qué, pese al miedo de empresarios y parte de la ciudadanía, un personaje tan polémico como Petro llegó al poder y venció al fenómeno político de las elecciones: Rodolfo Hernández?

Parecía casi un milagro que el empresario santandereano de 77 años, que forjó su camino político desde antes de la controvertida época en la que fue alcalde de Bucaramanga (Santander), llegara a la Presidencia.

Según expertos, su polémico paso por la administración municipal, que tuvo luces y sombras, no le alcanzó para darse a conocer en las regiones más recónditas y en la Colombia profunda a la que sí llegó Gustavo Petro, que aprovechó parte de su campaña para asistir a debates, a plaza pública y le habló al oído a los campesinos, a los mineros, a las mujeres y a las personas que no lograron enterarse del imperio digital que montó el ingeniero, en compañía de 13 jóvenes que lo impulsaron en su proceso electoral por la Presidencia a través de redes sociales, y que lo llevaron a la segunda vuelta.

A pesar de su sorprendente llegada hasta la segunda vuelta, a Rodolfo Hernández no le alcanzó para ser presidente de Colombia. | Foto: Esteban Vega La-Rotta

Pero, ¿qué le pasó si iba liderando varias encuestas y prometía acabar la corrupción en Colombia y sacar adelante una política de austeridad pública?

Para Gonzalo de Francisco, politólogo de la Universidad de los Andes, “Hernández Suárez se equivocó al no haber construido una lista competitiva para las elecciones de Congreso, como la que sí logró el Pacto Histórico”.

Pero además, hizo política en solitario. Por ejemplo, a Rodolfo lo conocían en Santander, pero ¿por qué no se centró en llegar a más regiones?, ¿por qué rechazó a figuras políticas que se acercaron para brindar no solo su apoyo, sino los votos de quienes le seguían?

“Depender únicamente de su liderazgo y de su personalidad le cobró factura, porque llegar a la Presidencia, sin duda, requería de una estructura sólida y de apoyos. Le faltó movilizar más gente y conquistar al selecto grupo de los indecisos que terminaron votando en blanco (más de 501.737 colombianos)”, afirma el politólogo.

SEMANA habló con Aurelio Suárez Montoya, analista económico y político, nacional e internacional, que además asegura que a todo se le suma un lunar que, sin duda, tiene que esclarecer el excandidato, al estar relacionado en un presunto caso de corrupción que se registró en el 2017, puertas adentro de su hogar (porque uno de sus hijos estuvo involucrado) y de su alcaldía (porque iban a adjudicar en la administración municipal de Bucaramanga, un millonario proceso a cambio de una ‘coima’ de 100 millones de dólares, cifra que presuntamente iba a ser repartida entre los firmantes del documento).

Hoy, el país sigue esperando respuestas de si intervino o no el excandidato, tema del que poco o nada habló en su campaña o en entrevistas.

Por ahora, se espera que el próximo 21 de julio se lleve a cabo el juicio que responderá a este cuestionamiento.

La dura campaña en su contra y sus salidas en falso en varias ocasiones le terminaron restando a pesar de haberse perfilado como favorito después de la primera vuelta. | Foto: GUILLERMO TORRES REINA

También “se le suma algo que preocupaba a una parte del país y era imaginarse la relación que iba a existir entre Rodolfo Hernández y el Congreso de la República. Lo cierto es que esta campaña fue inesperada y nadie se imaginaba lo que iba a pasar con el candidato santandereano”, dice Gonzalo de Francisco.

De hecho, “no nos olvidemos, en primer lugar, de que automáticamente Rodolfo Hernández será senador de la República. Eso es algo que debemos tener en cuenta”, añade Suárez Montoya.

Sin embargo, aún es incierto, porque aunque Ángel Beccassino, uno de los asesores del excandidato, asegurara que sí va a asumir la curul, analistas afirman que la Gobernación de Santander también estaría esperando por él.

Marelen Castillo espera tener relevancia en los próximos años a pesar de no haberse convertido en vicepresidenta. | Foto: Juan Carlos Sierra

Pero existe otra piedra en el camino, ¿cuál?

De aceptar el cargo como parlamentario y de ser juzgado el próximo mes, no solo presuntamente perdería su curul, sino su caso pasaría a manos de la Corte Suprema de Justicia y no a las de la Fiscalía General de la Nación, ¿se arriesgará?

Por su parte, el abogado y también excandidato a la Presidencia, Enrique Gómez Martínez, analizó que sin duda, “la derrota de Rodolfo está centrada en el voto en blanco y el abstencionismo. Para mí, Hernández ya era un milagro por el formato de su campaña, por el monotemático manejo de sus propuestas, pero sin duda, Colombia votó por un mensaje de cambio y hay que entenderlo y no simplemente ignorarlo. Por eso hay que hacer un nuevo escenario para la política, para los votantes y una nueva proyección del país a 2026, en donde se respeten consensos, la propiedad privada y las pensiones”.

¿Cómo se proyecta quien fue su fórmula presidencial?

“A Marelen Castillo la veo involucrada en temas educativos. Sin duda, fue otra sorpresa para el país. Podrá tener un eco en la vida nacional, pero seguramente volverá a la academia y, de seguro, hará grandes aportes”, concluye Aurelio Suárez Montoya.

Entre tanto, ambos expertos coinciden en que Gustavo Petro tendrá una tarea difícil y deberá “sentarse y levantar la carpeta con los enormes problemas que tiene Colombia, y ahí va a empezar el reto presidencial. Ya veremos si logra resolver los problemas o si, por el contrario, se agravan y se vuelven más agudos”.

Finalmente, Malcolm Deas recordó que el reto más importante del próximo Gobierno será unir a todo un país que está fracturado a causa de la guerra, de la corrupción y de la inseguridad.

“Sin duda, los retos deberán estar centrados en la violencia. Esto le hace mucho daño a Colombia, tanto para quienes viven aquí, como para su imagen en el exterior. Es penoso, tristemente nos hemos acostumbrado a ello y no puede ser así. El nivel de violencia es humanamente deprimente, afecta el tejido social, la inversión y el turismo. Es un problema que no tiene una solución rápida, del que no se sale con pactos fantásticos con el ELN, paramilitares y otros grupos ilegales”.