Necoclí acaparó la atención del Gobierno nacional esta semana porque alrededor de 15.000 migrantes extracontinentales y del Caribe están represados en ese municipio antioqueño desde hace más de 10 días, lo que se ha convertido en una verdadera crisis humanitaria.

Al respecto, el ministro de Defensa, Diego Molano, lideró un consejo de seguridad para abordar esta situación “y tomar acciones de forma coordinada con la Gobernación de Antioquia, con el alcalde de Necoclí, Turbo, y con diferentes entidades de control, como la Defensoría del Pueblo y Migración Colombia”, señaló el funcionario.

Fueron varias las decisiones que tomó el Gobierno nacional, a través del ministro Molano, y una de ellas fue continuar con la declaratoria de Calamidad Pública en Necoclí y Acandí para atender la situación de salubridad y orden público. Sin embargo, el jefe de la cartera de Defensa también fue claro al advertir que “no le permitiremos al Clan del Golfo que manipule o instrumentalice a los migrantes que están represados en Necoclí”. Esto porque, como se sabe, en el Urabá antioqueño y demás zonas aledañas, la presencia de este grupo criminal es bastante fuerte.

De otra parte, el ministro planteó este sábado dialogar con Panamá para aliviar la crisis provocada por un inusual flujo de migrantes haitianos, africanos, venezolanos y cubanos con destino a Norteamérica en la frontera entre ambos países.

“Se iniciarán inmediatos diálogos con la República de Panamá para acordar que esos flujos migratorios tengan una atención en la llegada”, según anunció Molano. Desde hace varias semanas un miles de migrantes aguardan en el puerto colombiano de Necoclí embarcaciones que los lleven hasta la frontera con Panamá, siguiente parada en su travesía a Estados Unidos o Canadá.

La llegada de una gran cantidad superó la capacidad de la naviera local para llevarlos al municipio fronterizo de Acandí. Unas 10.000 personas, entre ellas numerosos menores de edad y mujeres embarazadas, están varadas en el municipio de 45.000 habitantes, según Molano.

El desborde de migrantes se debe en parte a que la empresa transportadora de esa comunidad se habría quedado sin capacidad operativa, pues solo puede movilizar hasta 750 personas al día. La situación ha dejado a miles de extranjeros varados en el pueblo sin estadía ni alimentación. Además, la preocupación aumenta por la gran cantidad de menores de edad.

Al respecto, en Vicky en SEMANA el defensor del Pueblo, Carlos Camargo, explicó esta semana que, tras una visita que realizó a Necoclí el jueves pasado, advirtió que la situación en ese municipio “es una crisis humanitaria de gran dimensión” que requiere la intervención inmediata de entidades del Estado.

“Algunos migrantes le contaron a la Defensoría que hay mafias que les venden paquetes turísticos. Los engañan para hacer el recorrido desde Ipiales, con cobros que llegan aproximadamente a los 300 dólares para pasar la frontera, a lo cual acceden por la necesidad de continuar su tránsito hasta el norte del continente”, indicó Camargo.

Así las cosas, los migrantes arriendan cuartos de hoteles y casas particulares a la espera de un cupo en la docena de botes que a diario cruzan el golfo de Urabá, uno de los principales puntos de tránsito de migrantes que buscan cruzar a pie hacía Panamá a través del corredor selvático conocido como Tapón del Darién, con rumbo a Centroamérica.

Según Panamá unos mil migrantes “irregulares” cruzan el Tapón del Darién cada mes.