No para la violencia en el suroccidente colombiano. En las últimas horas se registraron dos masacres en los departamentos de Cauca y Valle del Cauca, que dejaron seis personas asesinadas. Este nuevo hecho de violencia se registró después del hostigamiento a una estación de Policía en Cajibío y el ataque armado al municipio de Jamundí.
Las nuevas masacres fueron reportadas por el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, Indepaz. El primer caso se presentó en el barrio Nuevo Horizonte de Florida, Valle del Cauca, donde fueron asesinados tres hombres que se movilizaban en una camioneta. Por el momento, se desconoce la identidad de la personas.
Es importante resaltar que en esa región del país, la Defensoría del Pueblo ha alertado el recrudecimiento del conflicto armado y la violencia, por el control territorial de los grupos armados ilegales en la zona y el ingreso de otras estructuras que hasta el año pasado no tenían ningún tipo de injerencia en esos municipios del Valle del Cauca.
Según Indepaz, en esa región de Colombia delinquen los frentes Dagoberto Ramos, de las disidencias de las Farc, bandas locales y hay un posible ingreso del Estado Mayor Central de las Farc, a través del Frente 57.
La otra masacre, que se registró en menos de dos horas en el suroccidente del país, se presentó en el municipio de Miranda, Cauca, donde también fueron asesinadas tres personas con arma de fuego. Las primeras versiones indican que las víctimas fueron abordadas por un grupo de hombres armados y sin mediar palabra los atacaron.
Indepaz informó que dos de las víctimas fueron identificadas como Jhony Gómez Gonzáles y Jhon Álvaro Sánchez, quienes, según la comunidad, eran habitantes de calle. Aunque la tercera víctima no ha sido identificada, algunas versiones indican que habría llegado recientemente a Miranda.
SEMANA conoció por autoridades en la región que en esos dos municipios donde se registraron las masacres, se habría expedido una especie de toque de queda a la población por parte de la estructura Dagoberto Ramos, de las disidencias de las Farc, y, aparentemente, quien era visto en la calle en cierto horario se convertía en objetivo militar.
A esas violentas prácticas se suma la nueva estrategia de guerra que estaría utilizando las disidencias de las Farc en el Cauca y en el Valle, en el que estarían haciendo uso de drones cargados de explosivos para atacar a policías y militares. La práctica recuerda a lo que está pasando en Ucrania, a donde colegios, ancianatos, hospitales y demás lugares protegidos por el derecho internacional humanitario son objetivo militar con el uso de drones.
Mientras la fuerza pública frenó sus operaciones militares ofensivas contra estas organizaciones narcotraficantes, en medio del cese al fuego ordenado por el presidente Gustavo Petro, las estructuras delincuenciales aprovecharon para fortalecerse. Hoy son más poderosas, el reclutamiento se disparó y regresaron a zonas donde habían perdido el control. Tienen más y mejores armas, y nuevas estrategias letales, como la de los drones.
Los horrores de la guerra en Colombia, también dejaron recientemente un trágico hecho en Jamundí, Valle del Cauca, donde criminales de las disidencias de las Farc detonaron una moto bomba que dejó seis heridos. Con ese hecho, solo en Jamundí, ya se registran más de 17 atentados terroristas, hostigamientos y atentados en ese municipio.
Casi al mismo tiempo que explotaba la motobomba en Jamundí, las propias disidencias atacaron a bala la subestación de Policía del corregimiento de Potrerito, en Jamundí. Según la alcaldía municipal, el hostigamiento no dejó heridos y el Ejército se desplegó para evitar nuevos hechos.