Gustavo Petro ha sido el gran ausente en los debates y conversatorios que se han hecho en las últimas tres semanas en el país. El candidato del Pacto Histórico se ausentó de dos foros que se hicieron la semana pasada: el de la Feria del Libro de Bogotá sobre cultura y el del futuro de las pensiones, citado por Asofondos. Y el último debate grande en el que participó fue el de la gran alianza de SEMANA y El Tiempo, hace cuatro semanas.
Esto obedece, según conoció este medio de fuentes de la campaña, a un replanteamiento que se hizo de la estrategia del candidato, quien tiene suspendida su presencia en debates y conversatorios. Petro evitará los escenarios en los que sea confrontado.
Esto no es de extrañar, generalmente el candidato que puntea en las encuestas evita los escenarios de confrontación.
Hace cuatro años, por esta misma época, el mismo Petro era el que criticaba al hoy presidente Iván Duque de no asistir a los debates.
“No es una gripa, es sistemático, está suspendiendo el debate presidencial en Colombia y se debe a un temor a debatir conmigo a profundidad sobre la situación colombiana”, indicó Petro en ese momento.
Pero la estrategia le funcionó a Duque, pues se proclamó presidente sin necesidad de asistir a todos los debates.
Lo mismo ocurrió con Juan Manuel Santos en 2014, que se excusó en labor como jefe de Estado para no asistir a los debates en primera vuelta, en la que le podían sacar los errores de su gestión de gobierno. En segunda vuelta, ya con el escenario más decantado sí participó en los debates de medios de comunicación.
La ausencia en los debates de quienes puntean en las encuestas se debe generalmente a que, a poco tiempo de ir a las urnas, los candidatos, más que acertar, buscan es no equivocarse y los debates y escenarios de confrontación son el momento ideal para los errores.
“Si tú estás perdiendo una elección, la única forma de tumbar al que está arriba es jugar a la piñata, es darle, tú sabes que si estás arriba vas a recibir golpes (...), pero muchas veces el que está arriba no cae por los golpes sino por sus propios errores, las piñatas también se caen solas”, explicó el consultor político Carlos Escalante, autor del libro Gana quien menos se equivoque, quien lleva 25 años asesorando campañas políticas.
De hecho, uno de las mayores críticas que ha recibido Petro tiene que ver con su propuesta de “democratizar” las pensiones, lo que muchos han considerado que es en realidad expropiar el ahorro de los colombianos. Esta polémica surgió justamente en un debate.
El candidato del Pacto Histórico ha preferido más bien aumentar sus salidas a plaza pública, un escenario en el que se mueve como pez en el agua por su capacidad de oratoria y en el que cuenta con un público que le es favorable y en el que despierta fervor. Además, nadie lo confronta, solo lo aplauden diga lo que diga.
Riesgo
Sin embargo, a pesar de que no asistir a debates pueda que resulte efectivo, representa un riesgo para la democracia, en la medida en que se pierde el comparativo que resulta necesario para elector a la hora de ir a las urnas, y los ciudadanos resultando yendo a votar solo a partir de las ideas preconcebidas y de programas de gobierno en los que las propuestas no se explican en detalle.
“En una campaña hay tres líneas grandes para movilizar al candidato: la publicidad, la calle y los medios de comunicación de todo tipo, dentro de los que están los debates. Los dos primeros escenarios lo que hacen es confirmar sesgos, porque es un candidato hablando solo de sus bondades, nadie lo confronta”, apuntó el politólogo de la Nacional Rodrigo Sánchez, quien agregó que “es en los debates y entrevistas donde realmente el ciudadano indeciso o independiente puede tomar decisiones”.
En esto coincide Natalia Hernández, politóloga e internacionalista de la Universidad Sergio Arboleda, quien considera que el no asistir a debates demuestra un “exceso de confianza” que puede resultar costando.
“Petro necesita de un voto independiente y de los indecisos para poder ganar y ese voto lo logra, entre varias opciones, en los debates y foros académicos, porque a sus eventos en plaza pública van los petristas que ya van a votar por él, ahí no se gana un solo voto nuevo”, explicó Hernández.
No asistir a debates puede resultar efectivo, como lo muestran los antecedentes, pero también puede resultar peligroso tanto para los intereses del candidato como para los ciudadanos, que muchas veces, ante la imposibilidad de comparar, terminan votando a partir de sesgos.