SEMANA: ¿Cómo califica los últimos movimientos que han sacudido a la coalición de la Centro Esperanza?
José Obdulio Gaviria (J. G.): Creo que es una explosión no controlada. Cada uno de los individuos que la componen quedó desnudado. La intervención de Íngrid Betancourt develó las realidades internas y la respuesta que dio Alejandro Gaviria a los cuestionamientos hechos por Íngrid y Fajardo confirmó las limitaciones retóricas y conceptuales para dar respuestas políticas. La situación de Sergio Fajardo, no solamente descrita por su contradictor Gaviria, sino por su propia exesposa, es de absoluta debilidad. Creo que Fajardo nunca recuperará su imagen. Eso sumado a las debilidades retóricas y conceptuales de Juan Manuel Galán hacen que la coalición quede en absoluta fragilidad. Fue flor de un día.
SEMANA: Es decir, según usted, nada funciona.
J. G.: De una situación milagrosa todo se esclarece. Una coalición que comenzó llamándose esperanza no queda sino desesperanza para los candidatos y los electores.
SEMANA: Entonces, ¿esa coalición en qué terminará, según sus cálculos?
J. G.: En una votación muy raquítica. De hecho parecería que ese cálculo lo hizo Íngrid Betancourt y por eso se retiró oportunamente. Ella seguramente piensa atraer luego, después del 13 de marzo, a quien quede nominado en esa debilidad para que apoye a su candidatura misma.
SEMANA: Es decir, ¿Íngrid Betancourt hizo cálculos políticos y se fue porque no veía que a la Centro Esperanza le fuera a ir bien?
J. G.: Yo creo que sí (...). La vitamina que pudo aportar a Íngrid la coalición Centro Esperanza desaparece y lo que hay es debilitamiento.
SEMANA: ¿Usted cómo califica la actitud de Íngrid Betancourt?
J. G.: Ellos introdujeron artificiosamente un elemento que, pensaron, fortalecía la coalición, pero lo que terminó siendo fue explosivo, un hecho que diluyó completamente la posibilidad de éxito. Íngrid Betancourt es una persona de cálculos políticos basados en lo mediático.
SEMANA: De otro lado, ¿usted celebra que Óscar Iván Zuluaga llegue solo a la primera vuelta?
J. G.: Era necesario. Nosotros concebimos la coalición como un mecanismo de fortalecimiento para presentarnos como una sola fuerza ante las posibilidades evidentes de una catástrofe política, económica y social como la que supone el triunfo del socialismo del siglo XXI. Entonces creíamos que había mucho más coherencia e inteligencia por parte de dirigentes y organizaciones con sentido común. Si no hay madurez para ello y si hay tanto individualismo, particularmente en el caso personal de Alejandro Char y Federico Gutiérrez, pues lo mejor es lo que hizo Óscar Iván Zuluaga: abocarnos a la tarea trascendental de marzo, lograr que el partido mantenga su representación y abocarnos luego a mayo, a la primera vuelta, pensando en el país.
SEMANA: Usted habla del individualismo de Alejandro Char y Federico Gutiérrez, ¿por qué?
J. G.: Así es, me refiero a ellos dos particularmente.
SEMANA: Pero, ¿por qué Federico Gutiérrez?
J. G.: Porque nunca obró con sentido de liderazgo. Él tenía una obligación moral frente al (ex)presidente Uribe y al presidente Iván Duque que siempre consideraron que él era parte de un proyecto político democrático. De hecho, el presidente Duque le ofreció estar en el gabinete. Nosotros apoyamos su candidatura incondicionalmente en el primer lanzamiento que él hizo de su nombre en Medellín, apoyamos sin ningún cálculo su gestión en la alcaldía y yo observé en la definición de la estrategia de la coalición una serie de reservas y cálculos personalistas como el siguiente: qué bueno que estos (el uribismo) no entren, pero me apoyen porque si entran son superiores a mí y me ganan la nominación. Es un cálculo absolutamente mezquino, pero lo hicieron él y Federico Gutiérrez. Es mi percepción y no comprometo al partido ni a mi bancada.
SEMANA: Pero es muy raro lo que dice porque Federico Gutiérrez invitó a Óscar Iván a la coalición Centro Experiencia, eso fue público...
J. G.: Usted ha visto que hay muchas personas que analizan la diferencia entre la palabra y lo gestual, hay una técnica para ello que utilizan psicólogos y psiquiatras. No hubo un compromiso incondicional y un liderazgo para llevar a esa coalición a una posición triunfante. Si la hubiese habido, él (Fico) se para en la raya y obliga a la coalición a incorporar a la fuerza principal que debiera haber sido el Centro Democrático.
SEMANA: Por último, ¿cómo está la relación del Centro Democrático con Federico Gutiérrez?
J. G.: Yo creo que nuestro candidato Óscar Iván Zuluaga no tiene mucho o casi nada que agradecer a Federico Gutiérrez ni a ninguno de la coalición con excepción de Barguil, quien sí mostró esa decisión, aunque insisto que a todos les faltó un elemento principal del liderazgo político: la toma de determinaciones, aunque contradigan el aparente interés individual. Esa coalición debería existir hoy; si no existe, la responsabilidad no es del Centro Democrático, ni (de) Óscar Iván Zuluaga ni del expresidente Uribe.