En su conversación con SEMANA, María Fernanda Cabal no se guardó nada. La congresista del uribismo dio sus impresiones sobre lo que está pasando en el país, el gobierno Petro y los personajes más influyente y polémicos de la política. Entre todos ellos, afinó su puntería contra uno en especial: Juan Manuel Santos.
El expresidente fue noticia porque estuvo en Ucrania, como parte de una delegación del grupo The Elders. El mismo exmandatario publicó las imágenes de su paso por Kiev, en compañía de Ban Ki-moon, exsecretario general de las Naciones Unidas. “Palabras a nuestra llegada con Ban Ki-moon a Kiev: la humanidad no puede ignorar el esperpento moral que significa la guerra de Rusia contra Ucrania. Como Elders, estamos aquí para escuchar y aprender”, decía su mensaje.
El exmandatario colombiano llegó a ese país para tratar de abrir rutas de negociación de paz en medio del conflicto que se libra en Ucrania tras la invasión rusa. Frente a este viaje, la congresista María Fernanda Cabal dijo: “No sé qué negocio estaría haciendo ese personaje”.
Cabal hizo referencia al expresidente en un tono muy crítico. “A Santos no le importa porque pertenece a la élite revolucionaria colombiana que disfruta a manteles de la élite metacapitalista, globalista”, dijo.
“Son esas pocas familias también de locos como Soros y los Rockefeller. Todos esos que manejan el mundo como si fuera un juego de ajedrez. Nos venden la ideología de género para degenerar muchachitos. Nos venden una cantidad de locuras del lenguaje inclusivo. Nos normalizan la perversión. Es lo que se llama los modernos degenerados. Nos vuelven normal lo anormal. Pero eso no lo hacen ellos con sus familias. Es una agenda donde nos meten la teoría del cambio climático para que la gente se muera del susto”, agregó.
Para Cabal, el proceso de paz con las Farc es un “producto de marketing político”.
“Santos era tan mal candidato y tan feo que necesitaba inventarse algo y se inventó la paz. Es como si te digo: ¿vos querés ser rica, flaca y bonita? Pues claro. ¿Quién no quiere? Igual, ¿quién no quiere la paz? Pues los bandidos”.
Lea la entrevista completa de María Fernanda Cabal con Vicky Dávila.
VICKY DÁVILA (V. D.): Senadora, ¿para dónde va Colombia con el gobierno de Gustavo Petro?
María Fernanda Cabal (M. C.): (Risas) Bueno, es una aventura, una dimensión desconocida. Todo es incierto. Para quienes aún aspiran a la idea de que de pronto no es tan malo, es muy malo. Los anticipos nos demuestran que va a ser demasiado malo.
V. D.: No van ni 15 días de Petro como presidente. ¿No es temprano para juzgarlo?
M. C.: Al contrario. Estoy sorprendida con la velocidad de las decisiones trascendentales en cuanto a la destrucción, por ejemplo, de la estructura militar, policial y de la Fuerza Pública en general. Muy rápido se sentó a descabezar la experiencia de los generales. No hay cómo cuantificar eso. En términos de seguridad nacional e individual, como ciudadanos, es demasiado peligroso y más en este momento bajo la amenaza de la guerra de Ucrania, con Irán en la frontera con Venezuela y lo que significa Rusia.
Tenemos a un presidente que, además, nombra a unos ministros que son de la vieja guardia comunista. Tenía que poner gente competente, no la que vive en un universo imaginario. Finalmente, sus ausencias son grotescas. Los mandatarios deben tener un formalismo, así no le guste a Petro, porque son la imagen de un país. Un presidente que deja plantada a la cúpula que está entrando y que cancela la posesión de sus ministros deja mucho qué desear. Hay muchos cuestionamientos.
V. D.: ¿Cómo ve la relación del presidente Petro con la cúpula militar y, en general, con la Fuerza Pública?
M. C.: La veo muy mala. Si de entrada va a reclutar personajes que han pertenecido a la Fuerza Pública y que hoy son famosos por denigrar de esas fuerzas en redes sociales, está siendo no solo descortés, sino inhumano, usando esa palabra que le gusta tanto a él, “humano”, que es lo más divertido, ¿no? Todos los que han trasegado por la violencia ahora son los dueños del humanismo y de la paz. Esa es parte de su distorsión mental porque creo que muchos de ellos no son normales.
V. D.: Para usted, ¿cuáles son las consecuencias de la barrida de generales?
M. C.: La lectura que le doy es que no solo desarticulan la capacidad de respuesta de uno de los mejores ejércitos del mundo, que tiene que trabajar de la mano con la Policía, sino que queda en pañales. Aquí hay trayectoria, Vicky, antigüedad y honor militar y policial, que es lo que no conoce Petro. Eso pone en malas condiciones a la Fuerza Pública. Y si remata con que en el cambio de mando el señor no aparece, pues es terrible. Deberíamos hacer un paralelo entre Boric, que a veces llega borracho, como drogado, el del sombrerón de Perú, que es otra vergüenza, y no creo que dure por lo corrupto que es, y Petro. ¿Cuál ha destruido más rápido a su país y cuál va a salir primero?
V. D.: ¿Qué razones podría tener Petro como presidente para hacerles algo malo a las Fuerzas Armadas y no para mejorarlas, como él ha dicho?
M. C.: ¿Qué ha hecho Petro a lo largo de su vida? Ni siquiera creo que haya sido un buen guerrillero, por lo menos así lo definen algunos de sus compañeros y de sus mandos. Lo que sí ha sido es un gran mentiroso, con una capacidad de crear imaginarios. Lo vi en la Comisión Primera, cuatro años lo tuve en frente. A él nunca le importó lo que se debatía, iba con una agenda propia para sus seguidores radicales, hipnotizados, ingenuos y una masa llena de lo que se llama la imbecilidad colectiva, tristemente, y la imbecilidad juvenil, llena de odio, resentimiento y con una inmensa arrogancia. Creen que saben lo que no saben y que su receta es buena. En términos prácticos, no me genera ninguna confianza alguien que no haya ni siquiera administrado una tienda o que no haya vendido un chicle.
Petro no ha pagado una nómina en su vida, hace parte del establecimiento político colombiano. Al igual que los conservadores y liberales, lleva años pelechando y vampirizando, viviendo del Estado. No es ninguna maravilla. Al contrario, genera temor, porque quienes lo quisieron y lo padecieron después en la Alcaldía hablan muy mal de él. Dicen que es desleal, que no es una persona que tenga una constante en sus convicciones (a veces sí, a veces no), es terriblemente variable. Si ya lo vivimos en la Alcaldía, imagínese lo que le depara a este pobre país.
V. D.: El presidente Petro dijo que tuvo “un profundo dolor de estómago” y que por eso no asistió a la transmisión de mando y reconocimiento de las tropas. Palacio había dicho el día anterior que estaba en una reunión urgente de Gobierno.
M. C.: ¿Pero y con los alcaldes también le dio dolor de estómago cuando no llegó? O sea, si su problema es de salud, su médico oficial tiene la obligación de contarle al país cuál es su situación. Él es el presidente. Si es por otra cosa, me parece que igualmente genera suspicacia y desconfianza frente al mandatario. Le recomendaría menos brujería porque de pronto eso lo tiene enfermo.
V. D.: ¿Qué opina del trino que puso el presidente, diciendo que los militares y policías tendrán que responder con sus hojas de vida por las masacres?
M. C.: ¿Y por qué mejor no ataca directamente la producción de coca en toda su cadena para evitar que esta gasolina de la muerte genere todo tipo de violencias? Está haciendo una lectura incorrecta. Él no tiene, primero, por qué violar la presunción de inocencia de quienes están en las brigadas o en los batallones. Segundo, si ese es un problema que se viene repitiendo en las regiones donde él ganó, debería ser honesto con Colombia y con el mundo y decir que el problema es el narcotráfico, la coca.
A eso se le suma que quiere acabar con el servicio militar obligatorio y convertir a los campesinos en una guardia indígena. Esa ha sido una obsesión del comunista. Él te habla de paz, pero les da un palo a los campesinos. Esa obsesión de controlar y dar palo, pero no les gusta el Esmad cuando queman policías o TransMilenio, ¿no? Entonces la anarquía para la autoridad legítima y la imposición de unas nuevas autoridades ilegítimas en los territorios. Eso es lo que van a hacer con Colombia.
V. D.: ¿Está de acuerdo con los diálogos regionales?
M. C.: Donde hay coca, donde hay minería ilegal, donde ganó Petro, se van a generar diálogos regionales incluyentes donde el vocero va a ser un supuesto campesino que encima tiene al cartel de Sinaloa y a toda una comunidad esclavizada. El que no quiera sembrar coca, lo asesinan o se tiene que desplazar. Igual harán en el Pacífico con los colectivos de las comunidades negras. Al que no le guste, se va o se muere. Si usted ve, el comunista desarma al ciudadano que tiene su vida en riesgo, que puede ser secuestrado, en fin, que lo pueden atracar, a ese lo desarman. Pero, por el contrario, te arman en las regiones y te arman en las ciudades unas milicias como los colectivos chavistas o lo que tiene Cuba que se llama ‘Guardianes de la revolución’. O los mismos iraníes que usan los mismos métodos. También se llaman ‘Guardianes de la revolución’, de los ayatolás iraníes. Entonces eso hay que analizarlo porque es una forma de tener control territorial y poblacional, subvirtiendo el orden legítimo institucional e imponiendo un orden anarquista donde ellos son los que dominan.
V. D.: Todavía hay algunos que en redes que hablan de golpe de Estado. ¿Eso es posible en Colombia?
M. C.: No creo que un Ejército, que ha sido de tradición civilista, dé un golpe de Estado. No lo creería, no lo veo probable. Lo que sí debemos es sumarnos todos a defender la libertad de este país.
V. D.: ¿Usted por qué les hizo un llamado a los 52 militares que salieron en la barrida del gobierno Petro? Los quiere a su lado. ¿Para qué y por qué?
M. C.: Porque Colombia está en peligro.
V. D.: ¿Qué viene para los militares y los policías?
M. C.: Como es el desayuno, es el almuerzo. ¿Qué viene? Destruir el mando es dar un mensaje de que no le interesa mantener los pilares que sostienen la jerarquía militar y policial. Es terriblemente grave. Petro está intentando desvertebrar completamente la capacidad de respuesta a través de inteligencia de la Policía, que también alimenta a las Fuerzas Militares.
V. D.: ¿Para qué?
M. C.: Para debilitarnos.
V. D.: ¿Cómo así?
M. C.: Para debilitar a Colombia. Acuérdese que ellos tienen el sueño bolivariano. En esa psicopatía revolucionaria, en esa izquierdopatía, son izquierdópatas, es una personalidad enferma. Creen que tienen el derecho a controlarle la vida a todo el mundo. Son igualitos a las monarquías medievales europeas. Tienen vasallos. Si usted se da cuenta, esa es la misma estructura de la guerrilla, tener un secretariado intocable, a quienes se les tenía que consultar las grandes acciones criminales. Tenían esclavos y esclavas sexuales, porque también hay homosexualidad en la guerrilla. El resto es una masa que sirve por temor a ser fusilada o aniquilada. Y con una personalidad como la de Petro. Acuérdese que él fue muy cercano a Chávez. Llegué a pensar que era alumno y hoy pienso que fue maestro de Chávez para el mal. Ellos sueñan con la Gran Colombia, con ese espíritu de Bolívar. Eso, para mí, no es otra cosa que un problema mental.
Entonces, la Gran Colombia es lo que ellos pretenden construir sin fronteras. Por eso no es extraño que no le importe a Petro y simplemente no diga nada del régimen genocida de Maduro. Tanto que habló de violación a los derechos humanos y señaló al Ejército y a la Policía de violadores, y ahora restablece relaciones con Nicaragua y además nombra embajadores, todos con investigaciones en la Corte. Es decir, él no le teme ni siquiera a eso, no hay pudor. Es un todopoderoso, un emperador.
¿Qué tal cuando la ministra de Minas dice que es mejor no explorar más y traer gas de Venezuela? Al depender, estamos entregando recursos estratégicos de supervivencia de una nación. Para mí es claro, es el sueño bolivariano, borran la línea del Catatumbo. Donde está libre el que siembre marihuana y, seguramente, el que siembre la coca. Eso sí, el azúcar es mala, la coca no.
V. D.: ¿Por qué es inconveniente restablecer relaciones con Nicolás Maduro?
M. C.: Cuando usted abre una relación formal, legitima la barbarie de un régimen genocida como el de Maduro. Usted les está dando un golpe a todas las convenciones internacionales de derechos humanos que ha firmado como país, y a la misma Carta Democrática y a la Convención Americana que tanto se les hacía agua la boca a todos los mamertos oenegeros, amigos activistas de Petro, para condenar militares o policías o al Estado colombiano. Pero no les impide reconocer a un régimen salvaje como el de Maduro o el de Ortega, a quien se le corrió la teja del totazo. Allí ya no resiste que ni hagan misa. Sus 30 opositores están presos. No veo al mundo rasgándose las vestiduras ni a los demócratas gringos firmando nada. Bueno, esa es la misma receta que nos espera en Colombia. Es que Petro no es diferente. Puede ser igual o peor, porque tenemos 300.000 hectáreas de coca.
V. D.: ¿Petro puede ser igual o peor que Maduro y Ortega?
M. C.: Claro. Petro viene de una carrera en la guerrilla, fue miembro de uno de los grupos criminales que más violencia ha generado en Colombia. El problema es quién escribe la historia del país. En el M-19 se disfrazaron como si fueran unos universitarios revolucionarios de clase media. Falso. El vientre que produjo las guerrillas y el gran laboratorio experimental se llaman las Farc. Por eso todos salen de ahí. Por eso los grandes comandantes del M-19 vienen de las Farc. Ellos terminaron quemando vivos a los magistrados del Palacio de Justicia. En un país sin memoria, tenemos hoy, como digo yo, al general que nos defendió, Arias Cabrales, de 90 años, preso por un tribunal diseñado a la medida de las Farc. Un tribunal que no permite que las víctimas pregunten a los victimarios, pero sí termina quitándole la libertad a un hombre bueno, que es el general Arias, y termina habilitando, a través de amnistías e indultos, a un candidato que termina siendo presidente de Colombia, como Petro.
V. D.: Para el Gobierno colombiano, Maduro es el presidente democrático de Venezuela. ¿Y para usted?
M. C.: Es un usurpador que se ha robado consecutivamente las elecciones de su país. Un genocida. Maduro no tiene competencia para ser presidente de nada, como no la tienen Boric, Castillo ni Petro. Son personas que han vivido de la fantasía revolucionaria para llegar al poder. Ahí son capaces de todo, menos de la prosperidad de sus ciudadanos. Sus promesas se vuelven humo. La gente rápidamente se desilusiona, pero ellos empiezan a tener el control. Ahí es donde está lo peligroso. ¿Quién en el mando va a copiarle a Petro para empezar a hacer barbaridades? Ya nombró un ministro de Defensa que viene echado de Guatemala, de ser un perseguidor político y de no darle garantías judiciales a ningún empresario por presunción de culpabilidad y no de inocencia. ¿Vamos a vivir la misma dosis?
V. D.: En la OEA, Colombia se ausentó cuando se dio una votación para rechazar lo que hace Ortega en Nicaragua. ¿Qué significa eso?
M. C.: No debió ausentarse, en absoluto.
V. D.: ¿Eso nos hace cómplices?
M. C.: Totalmente. Lo que está haciendo su embajador Luis Ernesto Vargas en la OEA es simplemente ser cómplice de actuaciones criminales de un bárbaro como Ortega. Estamos involucionando. Lo que conseguimos en libertades parece que se nos olvidó. Ahora vamos a la tiranía disfrazada de vivir sabroso, disfrazada de bienestar. Creo que fue Petro el que le dio la orden a ese embajador. Tuvo que haber habido una decisión de Petro o de los jefes de Petro. Acordémonos que Petro tiene jefes como Maduro, Ortega, la Kirchner y Boric. Los jefes son Irán, Rusia y seguramente China.
V. D.: ¿Qué significado tuvo para usted lo que ocurrió con la espada de Bolívar durante la posesión del presidente Petro?
M. C.: Es el mismo frenesí psiquiátrico del izquierdópata. Ellos se creen Bolívar, pero además no sé por qué les produce ese éxtasis. No lo entiendo. No son conscientes de que lo que han hecho es un delito. Han asesinado, no hay muertes que se justifiquen, salvo que “usted me iba a matar a mí y me tocó matarlo”. Por eso, esta aventura revolucionaria, la espada y toda esa simbología. A los fachos, a los comunistas, a los nazis les encantan los símbolos, siempre marcan las cosas, es parte de su vicio. Esa espada es diciendo: “Aquí estoy, aquí lo logré, soy la reencarnación de Bolívar”. Lo mismo sentía Chávez. Ojo. Pobres nosotros terminar con una personalidad así gobernando un país.
V. D.: Pero Petro ganó…
M. C.: Sí, ayudado por el establecimiento corrupto, por Juan Manuel Santos, por Samper. Es otro gobierno de Santos con una inclinación mucho más de izquierda comunista. A Santos no le importa porque pertenece a la élite revolucionaria colombiana que disfruta a manteles de la élite metacapitalista, globalista. Son esas pocas familias también de locos como Soros y los Rockefeller. Todos esos que manejan el mundo como si fuera un juego de ajedrez. Nos venden la ideología de género para degenerar muchachitos. Nos venden una cantidad de locuras del lenguaje inclusivo. Nos normalizan la perversión. Es lo que se llama los modernos degenerados. Nos vuelven normal lo anormal. Pero eso no lo hacen ellos con sus familias. Es una agenda donde nos meten la teoría del cambio climático para que la gente se muera del susto.
V. D.: Le voy a preguntar por algunos miembros del gabinete de Petro y usted me dice una palabra. Empecemos: Álvaro Leyva, el canciller.
M. C.: El embajador de las Farc.
V. D.: Danilo Rueda, el comisionado de paz.
M. C.: El embajador del ELN.
V. D.: Iván Velásquez, ministro de Defensa.
M. C.: Perseguidor.
V. D.: Alfonso Prada, ministro del Interior.
M. C.: ¡Guau!, quisiera resumirlo. Es el alter ego de Santos, es el apéndice de Santos.
V. D.: José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda.
M. C.: Un ministro pausado, tranquilo, pero equivocado porque las políticas keynesianas y estatistas solo han traído pobreza.
V. D.: Gloria Inés Ramírez, ministra del Trabajo.
M. C.: Es una comunista. Va a generar un desempleo enorme porque en su vida no ha pagado una nómina. No sabe lo que es generar riqueza.
V. D.: Patricia Ariza, ministra de Cultura.
M. C.: Se quedó congelada en el tiempo de los nadaístas. Me parece terrible que en el paro, que fue una toma guerrillera financiada por el narcotráfico, dijo que a ella no la cuidaba el Esmad, sino la primera línea y sus amigas. Creo que nadie la cuida. Nadie tiene por qué cuidarla, porque su solo aspecto da miedo. No quisiera ser ofensiva con un adjetivo que no quiero decir, pero es como cuando a usted lo momifican. No es por decir que ella es una momia. La veo como una persona momificada. Se quedó en la época del nadaísmo. No está en este tiempo. Se quedó y la cabeza también se le quedó en esa época.
V. D.: Cierro con Roy Barreras, presidente del Congreso.
M. C.: Roy es un gato montés, siempre cae parado. Es una persona tremendamente brillante, sin escrúpulos, y ese ha sido su éxito tristemente en un universo físico donde primero están lo material y el poder, y de último está Dios.
V. D.: Marihuana sin licencia, ¿se puede?
M. C.: El no tener licencia significa que es un incentivo, ¿entonces para qué cultivamos otra cosa? Ni siquiera el pancoger, que tanto les gusta en el lenguaje de los mamertos. Al incentivar la marihuana, lo que va a pasar es que se va a multiplicar. Petro legaliza la marihuana y se multiplican los cultivos. ¿Hasta dónde van a llegar? No sabemos. Ahí viene otro punto del engaño de la hipocresía de la izquierda. ¿No importa que se consuma marihuana, pero sí azúcar? Les importa nuestra salud física, por problemas de obesidad, pero no les importa lo que hace la marihuana en un niño o un adolescente. Entonces es tan aburridor tener que enfrentarse uno a una narrativa mentirosa, estúpida, pero hay quien la compra. Después terminan los países degradados, empobrecidos, teniendo que recomponer y eso tarda muchos años.
V. D.: ¿Le cree a la “paz total” que el presidente Petro ha prometido para Colombia?
M. C.: Eso es otro sofisma de distracción. Es otro producto de marketing político, como lo fue la paz de Santos. Santos era tan mal candidato y tan feo que necesitaba inventarse algo y se inventó la paz. Es como si te digo: ¿vos querés ser rica, flaca y bonita? Pues claro. ¿Quién no quiere? Igual, ¿quién no quiere la paz? Pues los bandidos. Hay incautos que creen que puede haber paz total. Nunca habrá paz total con 300.000 hectáreas de coca y control territorial de grupos armados ilegales. Mucho menos con un Gobierno que va a anarquizar el país con diálogos regionales vinculantes y que va a poner fachadas de campesinos y simplemente va a cuidar los intereses de los carteles transnacionales de la droga.
V. D.: Ya es un hecho que se reactivan los diálogos con el ELN en Cuba.
M. C.: Pero ¿para qué? El ELN está gobernando con Petro. ¿Para qué van a Cuba? Que cojan un teléfono para que el ala ideológica llame a la militar. El ELN está gobernando. Veo clarísimo todo lo que construyeron. ¿Qué diálogo? Si están en el Gobierno, ¿qué más les van a legalizar? Ya les tienen prácticamente legalizado todo. Lo que falta es que les formalicen su presencia en el Congreso y su tajada presupuestal porque, eso sí, les encanta gastarse el botín de lo que trabajan los colombianos buenos.
V. D.: ¿Está de acuerdo con reintegrar al proceso de paz a las disidencias de las Farc?
M. C.: Todo está diseñado para que, a través de un borrador que se llama “paz”, se les dé impunidad a los crímenes atroces, se relativice el narcotráfico, se cree una historia donde todo se justifique y, a fin de cuentas, aquí no va a haber paz. Pongámonos del lado de los que no infringen la ley.
V. D.: El Clan del Golfo también ha dicho que se somete y pide que no extraditen a sus integrantes y que les den otros beneficios.
M. C.: Este país ha regalado impunidad a lo largo de su historia. ¿Con qué consecuencias? Petro en la presidencia. Si hubiera justicia, estaría preso. Este país sigue regalando impunidad al malo y garrote al bueno. El bueno no accede a nada bueno. El malo accede a todo lo bueno. Ya es suficiente, estamos cansados. Lo que sí le digo es que el fenómeno del narcotráfico hay que replantearlo con los países consumidores. Colombia no puede seguir poniendo los muertos a cambio de dádivas que dan los norteamericanos y uno que otro centavo que dan los europeos. Esto tiene que llegar a un acuerdo de cómo va a ser esta lucha. Pero seguir con el desgaste, la pérdida de país, de un continente, porque el narcotráfico todo lo compra, es insostenible.
V. D.: ¿Quién es jefe de la oposición en Colombia?
M. C.: ¿Suena muy arrogante si digo que yo soy la jefe?
V. D.: No suena arrogante. Dígame lo que sea una realidad.
M. C.: Uribe tiene un partido, es el jefe de un movimiento que se ha declarado en oposición. Tiene una posición mucho más política que la que puedo tener yo u otros compañeros de mi bancada. Me considero oposición porque no comparto prácticamente ninguna de las propuestas que van a llevar a este país a la ruina. Los países ricos lo son porque tienen seguridad jurídica y material. La inversión llega con tranquilidad, hay libertad de mercado. Aquí todo está planteado para que el capital huya. Empezando por esa reforma tributaria que será excesivamente gravosa y pesará en los hombros del sector productivo. Dicho sector es tachado por la izquierda de criminal, porque ninguno ha generado empresa en su vida y todos han vampirizado al Estado, viviendo de dar clases en universidades públicas y adoctrinando un poco de muchachitos llenos de odio, sin entender que ellos como individuos pueden ser capaces de salir adelante. A todos los vuelven dependientes de un Estado que termina entregando dádivas para seguir robando. Esa es la verdad. Entonces, el panorama que veo es grave.
V. D.: Muchos la ven como la jefa de la oposición. ¿Qué opina?
M. C.: Me encanta que la gente piense que soy la jefa de la oposición, pero no me puedo dar ese título. Si lo da la gente, tiene la legitimidad de lo que la gente siente, piensa y ve, así sean adversarios. Si así lo ven Roy y otros partidos, bienvenido. Me gusta esa postura.
V. D.: Algunos dicen que usted quiere formar su propio partido de derecha, muy de derecha.
M. C.: Tengo mi movimiento, Soy Cabal, desde hace mucho tiempo y tengo muchos jóvenes. Como dice mi hijo Juan José, hoy ser revolucionario es ser conservador. Es al revés de lo que era antes. La idea es que el Centro Democrático, como se lo he dicho al expresidente Uribe, entienda que no se puede quedar disputando el centro con Fajardo. Tiene que ampliar esa base a todos los que lo han acompañado siempre y que después se quedan por fuera, que es la centroderecha y la derecha. Son los veteranos, los cristianos, los católicos, los padres de familia conservadores, las juventudes conservadoras. Que sientan que aquí hay cómo y dónde, y que se generen las controversias, como en cualquier partido. No quiero un Centro Democrático como la socialdemocracia lleno de arandelas cuando tenemos toda la capacidad de hacer crecer este país. Lo hizo Uribe, sobre todo en su primer mandato.
V. D.: Federico Gutiérrez ha dicho que hará oposición. ¿Cómo lo ve?
M. C.: Él tuvo más de 5 millones de votos. Lo veo muy tímido, me gustaría que fuera más de frente. Fue una persona que tuvo una muy buena votación. Eso no es nada despreciable. Necesitamos muchos aliados. Uno no puede estar solo con poca gente haciendo oposición porque hay muchos corazones que hoy nos acompañan. Muchos tienen miedo y quieren una guía. Lo invito a él a que nos acompañe, que hagamos equipo en la oposición.
V. D.: Hablemos de otros de sus compañeros en el partido, como Paloma Valencia y Miguel Uribe. ¿Los ve haciendo oposición fuerte?
M. C.: Los veo haciendo oposición, sí. Solo que muchas veces son las formas. De pronto algunas veces uno es más radical que otro. En fin. A veces siento que quisiera ver más fuerte y determinante al Centro Democrático. Pero prefieren un lenguaje más político que radical.
V. D.: ¿Ve a Uribe haciendo franca oposición?
M. C.: Está haciendo franca oposición pero con mucha altura. Digo que es muy diplomático para enfrentar lo que nos espera. Son formas.
V. D.: Y eso a usted no le gusta tanto…
M. C.: Personalmente no me gusta, pero es así. Él se siente cómodo. Pero mi incomodidad no significa que no pueda ser diferente. Voy por el mismo camino, pero soy más radical en el sentido de expresar un malestar frente a un desafío en el que se nos puede ir el país por el abismo.
V. D.: ¿Le gustó que Uribe se reuniera con Petro? ¿Sí o no?
M. C.: No tan rápido.
V. D.: ¿Hubiera preferido que fuera después?
M. C.: Cuando uno espera vuelve el tema más interesante.
V. D.: ¿Y qué opina de su esposo, que terminó reuniéndose con César Pachón, del Pacto Histórico? Nadie se lo imaginaba.
M. C.: Ya ve. Pepe es mucho más demócrata de lo que lo han rotulado. Él tiene amigos de izquierda, incluso más que yo.
V. D.: Pero dígame si le gustó esa reunión o no. No le gustó la de Uribe con Petro, pero la de su esposo con Pachón fue prácticamente al mismo tiempo.
M. C.: Sí, pero la de Uribe es política. En cambio, José Félix es un dirigente gremial que debe cuidar los intereses de la ganadería. Si a usted le abren una puerta frente a un Gobierno tan incierto como este, le toca. Él actúa por intereses de sus representados. Yo lo entendí, pero él además se conoce con Pachón desde hace mucho tiempo. Él ha sido amigo de Robledo, de Wilson Borja, tiene un poco de amigos mamertos.
V. D.: ¿Y hablaron de eso en privado? ¿Qué le dijo?
M. C.: No, ese no pide permiso. Me enteré por la foto.
V. D.: El opositor natural sería Rodolfo Hernández. ¿Lo ve en ese rol?
M. C.: No. Con tristeza le digo, Vicky, que todos nos ilusionamos en algún momento de que un outsider entrara. A mí también me gusta la irreverencia y estoy harta de todo lo que ha pasado en este país. De hecho, nunca cupe en ningún partido. Si me iba a meter de liberal, ahí estaba ese desorden de los liberales y ese cariño siempre con la izquierda no me gustó. Los conservadores, con el tema religioso, me parecen jartísimos. Entonces nunca pude. Me gustó Galán, después decían muchas cosas de Galán, pero a mí me gustó, era muy joven, me gustó su figura, su ideario y finalmente entré al Centro Democrático porque Uribe ha trascendido en la historia de Colombia por todo lo que hizo para devolvernos un país, por su valor y su capacidad de construir.
Con Rodolfo tuvimos ilusión, pero nunca se dio cuenta de que tenía caballos de Troya en su campaña. Él ganó la primera vuelta y se dedicó, no sé si por él o por sus asesores, a hacer todo lo posible por apartar a todos los que estábamos allí. A algunos nos gustaba él, otros solamente detestaban a Petro o eran anti-Petro.
Ese señor Becassino, su asesor, que es de izquierda, fue asesor de Petro. No sé si de la Kichner también. El caso es que no hubiera tenido a un señor así, tratando de desafiar a Petro. Uno no imita la agenda del contendor y menos espantando a la centroderecha y derecha, que eran las que le iban a dar el triunfo. De hecho, pienso que Petro no ganó.
V. D.: ¿Cómo así?
M. C.: A mí esos 1.200.00 votos (que sacó Petro de más en la segunda vuelta, en comparación con su resultado en primera) son iguales a lo que pasó con Óscar Iván Zuluaga frente a Santos. Eso no me quedó claro.
V. D.: ¿Cree que hubo fraude?
M. C.: Sí, creo que al final la Registraduría le acomodó esos numeritos, porque era imposible remontar.
V. D.: ¿La Registraduría o el registrador?
M. C.: No sé. Pero la Registraduría tiene que tener ahí su formulita. Remontar era imposible, de primera a segunda vuelta, para Petro. Él es de un nicho duro. Por más plata, más presión en los territorios a los indígenas, a las comunidades negras, por todo lo que usted quiera, por fusil, por lo que fuera, por billete, comprando votos, no era posible remontar.
Mi duda siempre seguirá siendo esa disminución de la abstención entre primera y segunda vuelta de 6,7 %. A mí me parece que es igualito a lo que hizo Santos con Óscar Iván Zuluaga en 2014.
V. D.: ¿Y entonces ve a Rodolfo haciendo oposición?
M. C.: No. Lo veo menos pendenciero, más tranquilo y no sé cuál sea su ilusión. La verdad es que lo quisimos para dar la pelea, por su irreverencia. Después quedamos muy desilusionados con esas expresiones y posturas completamente alejadas del ideario de quienes lo acompañamos en esa segunda vuelta.
V. D.: ¿Está desilusionada de Rodolfo?
M. C.: Más que desilusionada, triste. Pudo ganar y parece que no hubiera querido ganar.
V. D.: ¿Usted ya está viviendo sabroso?
M. C.: No, estoy muy preocupada. Le voy a contar una infidencia: cuando uno tiene un mal sueño, abre los ojos y dice: “Dios mío, fue un sueño, ya me desperté”. Ahora el mal sueño es estar despierto. Es tener a Petro de presidente con todo su séquito de incapaces, odiadores, violentos disfrazados de pacifistas. Me quité la tristeza hace unos días. Soy una persona de fe. Todo esto son oportunidades y desafíos.
Sí creo que, en medio de la oscuridad, puede haber luz y esa luz genera resplandor. Es una Colombia que su corazón es de Dios. Es una Colombia creyente. Es una Colombia que saldrá adelante a pesar de la adversidad.
V. D.: ¿Todavía quiere ser presidenta de Colombia?
M. C.: Sí. Quiero ser la primera mujer presidente de Colombia.
V. D.: ¿Cree que hay una oportunidad?
M. C.: Siempre será una oportunidad. La adversidad da más oportunidad también de brillar. Es una gran oportunidad si seguimos con vida, ¿no? Las amenazas son muy grandes.
V. D. ¿En su contra?
M. C.: En contra mía y de mi familia.
V.D.: ¿Eso se complicó más aún después de la campaña?
M. C.: Sí, se complicó más. Hemos tenido mucha prudencia por solicitud de la misma Fuerza Pública.
V. D.: O sea, hay nuevas amenazas.
M. C.: Sí.
V. D.: ¿De qué tipo?
M. C.: Específicamente contra algunos de nuestros hijos.
V. D.: ¿Y hay indicios serios?
M. C.: Sí, muy serios.
V. D.: ¿Eso la quiebra, la doblega o la empuja?
M. C.: Eso me desconcierta. Nosotros podemos tener ideas diferentes y formas diferentes de construir un país, pero sin libertad no hay nada.
V. D.: ¿Las amenazas son contra su hijo Juan José?
M. C.: Contra varios de mis hijos.
V. D.: ¿Cuál es su opinión sobre la vicepresidenta Francia Márquez?
M. C.: No hay necesidad de odiar para hacer valer su propia identidad.
V. D.: ¿Está hablando de ella específicamente?
M. C.: Estoy hablando de ella.
V. D.: ¿De Francia Márquez?
M. C.: Sí, de Francia Márquez. Es una persona a la que han transformado ideológicamente, a través de la doctrina identitaria, en una mujer llena de odio. Francia no es una mujer alegre. Usted la puede ver bailando, pero su rostro está lleno de odio. Todos queremos vivir sabroso, pero no a costillas de los demás.
V. D.: ¿Cómo ve la reforma tributaria?
M. C.: Todo lo que se haga sobre libertad económica y capital genera una reacción. ¿Cuántos se fueron durante la época de Santos? ¿Cuántas personas, luego de eso, renunciaron a su nacionalidad en estos años? ¿Cuántos capitales se han ido de Chile o Perú? El capital se va, no tiene por qué estar a merced de la inseguridad jurídica o material. O que te quemen la fábrica y te invadan la tierra donde estás cultivando.
Entonces, lo que están haciendo es señalar a los ricos porque tienen incentivos. Y no todos los incentivos son malos. Entiendo que hay exenciones que se deben quitar porque son privilegios, pero el incentivo hace que el rico invierta más, crezca y haya más empleo, que significa más riqueza y bienestar. ¿Por qué eso no se entiende, si es una fórmula tan obvia? ¿Y por qué, si no hay plata, vamos a crear más ministerios? ¿Qué es esa locura del Ministerio de la Igualdad? ¿De qué? Como el de la felicidad de Maduro. Eso es parte de la izquierdopatía. Creen que con ministerios van a mejorarle la vida a la gente.
V. D.: Algunos han querido comparar la reforma tributaria de Petro con la de Carrasquilla. ¿Son comparables?
M. C.: Pues a Carrasquilla lo satanizaron por mucho menos. Petro, de entrada, llegó a declarar que la reforma era para recaudar 50 billones, que luego podían ser 75, y todo terminó en 25. Considero que no los van a poder recaudar. Estamos saliendo de una pandemia y un paro que destruyó la economía. Hay un déficit fiscal que se ha venido manejando bien. Eso hay que reconocérselo al ministro del presidente Duque, a José Manuel Restrepo. La Dian también hizo un trabajo excepcional y se logró recaudar más. Pero aquí, por favor, ¿cómo van a decir que porque alguien gana 10 millones de pesos va a poder tributar más? Aquí hay personas que han sacrificado su vida estudiando para tener 10 millones de pesos y seguramente tienen dos o tres hijos en la universidad.
V. D.: Habrá impuestos a las bebidas azucaradas y a los alimentos ultraprocesados.
M. C.: No estoy de acuerdo con que se les imponga un impuesto a alimentos que, además, son de consumo masivo en las clases populares.
V. D.: ¿Qué piensa del impuesto a la industria petrolera?
M. C.: También va a terminar despidiendo la inversión extranjera. Se va a ir a otro lado. En otros países, para poder sacar un barril de petróleo, pasan dos años. Aquí, seis. Si usted grava más, termina golpeando esa inversión. ¿Por qué tienen que cerrar la exploración del petróleo? ¿Por el imaginario ambientalista? ¿Creen que las energías limpias se van a transformar en cuatro años? ¿No han visto lo que pasó en Sri Lanka y Holanda? La esquizofrenia ambientalista lleva al hambre y la destrucción. El petróleo hoy nos deja regalías por más de 15 billones de pesos para programas sociales. ¿De dónde los va a sacar Petro?
V. D.: ¿Y el impuesto a los dividendos?
M. C.: Los dividendos siempre han estado en controversia, de si es malo generar utilidades sobre las inversiones. Uno puede decir: “Claro, es que es el que tiene el capital improductivo, listo, gravémoslo”. Eso no me parece tan difícil. Pero el impuesto al patrimonio existió durante muchos años. Volverlo a imponer me parece completamente regresivo. Significa que no debo ser propietario de nada. Que mi ahorro, que significa la compra de una propiedad, me va a generar un gasto, un costo. Entonces, me cuesta tener un apartamento, una finca, un local. La consecuencia es que se deja de demandar y, por ende, hay menos construcción. Eso afecta directamente el empleo de clases populares.
V. D.: También se propone un impuesto para las pensiones superiores a los 10 millones de pesos.
M. C.: El mismo Roy Barreras dijo hace un tiempo: “Si trabajé toda mi vida, ¿por qué? Es que es mi ahorro”. Lo van a gravar para el Estado sacar más plata y alimentar políticos corruptos y subsidios que no van a sacar al pobre de la pobreza. O sea, hay un dilema ético muy complejo. Más bien por qué no se corrigen esas pensiones excesivas que las tienen unos pocos y que nunca generaron ese ahorro en su vida. Nunca se ha logrado.
V. D.: Con esta reforma, se acaban los días sin IVA.
M. C.: Es un error. ¿Acaso el pobre no tiene derecho? Porque en el día sin IVA, compramos todos. ¿Pero el pobre no tiene derecho a electrodomésticos y productos elaborados afuera a menos precio? ¿Acaso el comercio no se revitaliza en un día sin IVA? ¿Cuál es el delito? Es completamente contraproducente e impopular quitarlos.
V. D.: ¿El presidente Petro se va el 7 de agosto de 2026?
M. C.: No sé, tengo mis dudas.
V. D.: ¿Por qué?
M. C.: Los comunistas luchan 100 años por el poder. Cuando llegan, lo hacen terriblemente mal. Dañan lo que hacen otros, no construyen nada. Son anarquistas. Cuando llegan, nos imponen su doctrina de visión única. Nos la implantan. Quieren meter en los colegios la verdad de la Comisión de la Verdad. Allá desecharon todo lo que pasó, lo que no les convenía que saliera a la luz. Quieren empezar a generar nuevas generaciones de adoctrinamiento, como lo hicieron los nazis o en la guerra de Camboya: los niños eran jefes de los campos de concentración, en campamentos de pedagogía y de reeducación. A la gente se le olvidó la guerra de Camboya. Los niños son lo más peligroso para torcer el destino de una sociedad. Son a quienes se les quita su identidad, masculinidad, feminidad, a quienes se les llenan de símbolos de odio y se les divide. Si usted junta todo lo que está haciendo Petro y lo mete en una canasta, ve que este es un proyecto político de muy largo plazo, muy peligroso, en contra de las libertades civiles, individuales. Si él se quiere ir, no sabemos si los jefes lo dejan ir. Petro no es Petro. Tiene un jefe que es Santos, y a Irán y Rusia. No sabemos. Tengo mucho temor de que se quiera quedar.
Petro es ambiguo, tirano, él maltrata. Lo vi maltratar a unos muchachos de la Procuraduría porque siente que él es el emperador. Acuérdese que el izquierdópata es narcisista, megalómano y mitómano. Son las características de estos dictadores de América Latina y Petro es uno de sus mejores ejemplos.
V. D.: Petro dijo que va a cumplir con todo lo que recomienda la Comisión de la Verdad.
M. C.: Es que es su plataforma. El cura De Roux diseña una verdad con comisionados de izquierda y extrema izquierda. ¿Por qué el cura De Roux nunca puso a un comisionado víctima de las Farc? ¿Por qué no puso a un comisionado que representara a una organización de víctimas de las Farc? ¿Por qué ninguna niña de Rosa Blanca calificó para ser comisionada? ¿Por qué el general Mendieta no pudo ser comisionado? ¿Por qué al mayor Ospina había que echarlo y borrarlo?
Ellos borran a las personas que consideran que se alejan de su forma de pensamiento único. El cura De Roux utilizó 400.000 millones de pesos de plata de los colombianos para escribir una narrativa distorsionada de la historia de las víctimas en Colombia. Y tiene una plataforma para adoctrinar a los niños. Si usted ve los videos, son aberrantes. Convierten la insurgencia en un mérito. La insurgencia, si fuera contra una tiranía, es un mérito. Aquí fueron insurgentes una cantidad de bárbaros que les destrozaron la vida a miles, a millones de colombianos. Solamente mire cómo ellos crean todas sus historias, las dibujan y las enseñan. Esto es lo más aberrante que he visto en mi vida, y más aberrante aún que venga de un personaje como el exrector de la Universidad de los Andes, que se presume liberal y es una vergüenza. Ese señor se encargó de que la universidad perdiera un escalafón.
V. D.: ¿De quién habla?
M. C.: Del ministro Alejandro Gaviria. La Universidad de los Andes perdió estatura, norte, rumbo, respetabilidad internacional, perdió los mejores rankings. Ahora él llega a cumplir órdenes, porque él es igual. Estos progresistas se creen con el derecho de imponer su verdad única. Son igual de peligrosos que los colectivistas. Es un disfraz que tienen de presumirse liberales cuando son simplemente una nueva forma de fascismo. Es la tiranía de las causas justas, el fascismo de los buenos. Esta es una plataforma de largo plazo. Por ejemplo, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, es un perseguidor consumado. Alejandro Gaviria, ahí está, promoviendo en los colegios de niños una falsa verdad construida por un sacerdote y sus áulicos comisionados. El día en que se les salió uno del redil casi le acaban la vida. Y hay un ministro de Hacienda que se confiesa de centroizquierda, que cree que el agigantamiento del Estado va a traer bienestar social, cuando es todo lo contrario. Parece que no sirvieran ejemplos como el de Argentina, que es un desastre. Ahí tenemos a una ministra de Cultura, que es una comunista recalcitrante, se quedó en otras épocas. Una ministra de Minas que detesta la minería. ¿Qué futuro nos espera? Lo veo bastante oscuro.
V. D.: ¿Cómo son las cartillas que van a empezar a divulgar para hacerle contrapeso a la Comisión de la Verdad y a su informe final?
M. C.: Tengo conocimiento de una comisión que había impulsado Herbin Hoyos. Se llamó Comisión Civil de la Verdad y quedó truncada por la muerte de Herbin. Sé que hay una organización que, a raíz de las mentiras de la comisión del cura De Roux, unió a varias más con historias verídicas, como Rosa Blanca y los desmovilizados de las Farc. Fueron a declarar a Justicia y Paz de la Fiscalía, donde no aparece prácticamente nada. Como las confesiones de alias Karina, de las que solo aparecen dos citas. Ella sí fue una persona firme contando cómo fue el reclutamiento de niños.
No aparecen, por ejemplo, víctimas de minas antipersona civiles y militares, no veo tampoco las fosas. ¿Usted sabe cuánto se ha gastado la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas bajo la dirección de Luz Marina Monzón? Además, todos vienen de las organizaciones marxistas y activistas de derechos humanos. Vienen de la Comisión Colombiana de Juristas.
También viene la reforma rural integral, todavía con el mito de la tierra como si no hubiera herencia. A fragmentar la productividad para entregársela a un campesino sin darle herramientas de trabajo. Lo mismo: ellos son comunistas que vienen de la misma historia de los años sesenta y esto va a fracasar.
Estamos aportando todas las historias de víctimas ganaderas. Se llama ‘Acabar con el olvido’, se recogieron hace 12 años. Van a tener su página y a presentar esta verdad ante el mundo.
Por su parte, el Centro Democrático va a imprimir unas cartillas, entiendo que son del mayor Ospina. Y, paralelamente, también van a recoger historias que quedaron por fuera. Son dos ejercicios aparte, Vicky. Comisión Civil para el Esclarecimiento de la Verdad con organizaciones independientes. No políticas. Y el Centro Democrático va a controvertir buena parte de lo que dice la Comisión de la Verdad, y va a imprimir las cartillas del mayor Ospina para que la gente tenga acceso. Lo que es inaudito es que la verdad tenga dueño en Colombia. La verdad no tiene dueño.
V. D.: Senadora, prácticamente todos los partidos que estaban con el gobierno Duque ahora están con Petro. ¿Qué piensa de eso?
M. C.: Ese es el Congreso. Hace muchos años perdió el sentido de trabajo por el país y se volvió un negocio. El congresista necesita al Gobierno de turno y este al congresista por los votos. En esa simbiosis se produce todo un efecto de corrupción gigantesco. Los partidos tradicionales se alinearon porque necesitan el presupuesto del Gobierno, así su línea ideológica sea abiertamente diferente.
V. D.: ¿Eso es corrupción?
M. C.: Hay corrupción moral en el sentido de que se traiciona a sus electores. Materialmente también lo es. Para volverse a elegir, usted tiene que tener unos recursos que no los va a conseguir si no es con la triangulación de los llamados cupos indicativos. Ese es el mayor veneno que no se ha corregido.
Alcaldes y gobernadores tienen padrinos en el Congreso para buscar recursos. A su vez son gestionados por ellos a través de contratistas. Solo mire lo que hacía Mario Castaño. Él no era el único. Es una orgía que ha existido en muchos gobiernos. Terminan siendo terriblemente depredadores. Por eso los recursos no llegan completos o las obras civiles quedan incompletas.
V. D.: O sea, ¿en este Gobierno habrá mermelada?
M. C.: Téngalo por seguro, por supuesto. Va a haber mermelada. Si no, ¿cómo logran los votos y las mayorías? ¿De gratis? Usted no se desprestigia de gratis con su electorado. Esa es una visión muy ingenua. Lo triste es que el mecanismo no es fácil de cambiar. Ojalá la opinión saliera a votar definitivamente para poner candidatos buenos. Hoy siguen los partidos atrapados en prácticas corruptas. De hecho, siempre ha habido una controversia entre listas abiertas y cerradas. Creo que la política se sanea con listas cerradas. Sería una coincidencia si lo va a promover este gobierno.
V. D.: ¿Su hijo Juan José la mete en líos a veces?
M. C.: Él me sorprende porque a esa edad yo no tenía la claridad mental que él tiene. Entiende los fenómenos, es un muchacho sorprendentemente inteligente. No solo académicamente. Es muy querido por sus profesores. Tiene inteligencia emocional. No tiene ninguna aspiración política. Contrario a lo que piensa la gente, se divierte en redes. A mí a veces me gusta, pero sí, a veces me mete en problemas.
V. D.: ¿Como cuando dijo que había que hacer una derecha sin Uribe?
M. C.: Por ejemplo.
V. D.: ¿Uribe le dijo algo?
M. C.: Dijo que quería conversar un día con Juan José.
V. D.: ¿Y en qué otro momento la ha metido en líos?
M. C.: Pues cuando dijo que Paloma era marxista.
V. D.: ¿Y ahí usted qué hace? Lee el trino y dice: “Miércoles…”.
M. C.: (Risas) Ahí le tocó intervenir a José Félix.
V. D.: ¿Y le jalan las orejas a Juan José?
M. C.: Sí, a veces. No puede haber dos figuras en la política generando opiniones en la misma casa. Está bien que lo haga, pero en el buen sentido, que no compita, porque genera controversia y puede haber dificultades. Cuando uno está en política, tiene que llegar algunas veces a acuerdos y esto puede generar una distorsión. Me gusta que sume, pero no que reste.
V. D.: ¿Cómo ve a Fajardo después de las elecciones?
M C.: Siempre me ha parecido terriblemente tibio. A veces coincido con él en las críticas que le ha hecho a Petro. Fue de los pocos que lo controvirtió en campaña y eso se lo abono. Pero Fajardo desconoce que fue alcalde de Medellín gracias a Lina Moreno de Uribe, y uno nunca debe desconocer que llegó al poder gracias a alguien. Nunca voy a desconocer que por Uribe llegué a la Cámara, y seguramente sin él no hubiera tenido el primer período en el Senado.
V. D.: El presidente Petro le ha dicho al fiscal varias veces que deje libres a los jóvenes de la primera línea.
M. C.: Si usted es un delincuente, sea viejo o joven, tiene que responder. Punto. ¿Por qué otra vez la complacencia con el delito?
V. D.: Con todos los reparos que usted tiene, hay que decir que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llamó rápidamente a Petro a felicitarlo cuando ganó las elecciones. ¿Eso qué significa?
M. C.: Bueno, es el Gobierno demócrata, que ha sido muy complaciente con las izquierdas en América Latina. Esto va a cambiar seguramente. Hay que estar atentos a las elecciones de noviembre. Van a transformarse la Cámara y el Senado. Se dice que todo se vuelve republicano. Trump ha hecho una jugada maestra al poner candidatos viables en las primarias para las gobernaciones de los estados que después van a terminar siendo estratégicos en las colegiaturas. La tesis es que el voto latino va a salvar a Estados Unidos. Es un voto conservador, cristiano, creyente, le gusta la familia y quiere proteger a ese país. Si eso se logra es magnífico. No ese latino que deja a su país desbaratado, que su país lo expulsa, y va y vota mal para que Estados Unidos se vuelva socialista.
V. D.: ¿Y usted quiere volver a ver a Trump como presidente de Estados Unidos?
M. C.: Por supuesto que sí, me encantaría. Como quiero ver a Jair Bolsonaro reeligiéndose en Brasil. Como quiero ver a Giorgia Meloni, esa mujer fantástica, en Italia. Como quiero que gane esa alianza del PP con Vox en España. Obviamente soy mucho más inclinada a Vox. El PP fue la derechita cobarde que terminó entregándole el poder a la izquierda en España, y ya ven ustedes el mismo desorden, como en Chile con Piñera.
V. D.: ¿Cómo le pareció Juan Manuel Santos en Ucrania?
M. C.: Pues no sé. No sé qué negocio estaría haciendo ese personaje.
V. D.: Dígame una palabra con la que le gusta que la asocien.
M. C.: Nunca lo había pensado. Puede ser una palabra que esté pasada de moda, pero me gusta. Patriota, soy patriota, absolutamente. Adoro a este país.
V. D.: ¿Y por qué dice que esa palabra está pasada de moda?
M. C.: Porque la usa la Fuerza Pública. No es muy usual en términos coloquiales, en el diálogo espontáneo. Ser patriota me encanta. Me encanta proteger la patria. Me gusta mi bandera, mi himno, sentirme de aquí. Me gusta que la gente viva bien. No es vivir sabroso a costillas de los otros. Es poder vivir en un país que necesita corregirse, pero donde nadie tiene derecho a quitarnos el futuro.
V. D.: ¿La Cabal se va a quedar aquí?
M. C.: Sí, me quedo aquí.
V. D.: ¿Pase lo que pase?
M. C.: Sí.
V. D.: ¿No le da miedo?
M. C.: Incertidumbre más que miedo.
V. D.: ¿Y se va a callar o va a seguir diciendo todo lo que piensa?
M. C.: Donde me calle pierdo el encanto (risas).
V. D.: (Risas) ¿Pase lo que pase va a seguir hablando?
M. C.: Bueno, que nos dejen estar vivos, ¿no?