Ocho horas duró la lectura del fallo en contra del empresario Carlos Mattos por su responsabilidad en el pago de millonarios sobornos para afectar el sistema de repartos de los juzgados civiles municipales de Bogotá en el año 2015. El entonces presidente de Hyundai Colombia tenía un litigio internacional para vender vehículos de la marca coreana en el país.
El fallo se emitió luego del fracaso de un preacuerdo por falencias en la negociación, una aceptación de cargos, la caída de otros dos por desconocer los principios del acuerdo de extradición entre Colombia y España, el pago de una indemnización de un millón de dólares a la Rama Judicial por los daños y perjuicios por su actuar. En la decisión emitida este lunes, el juez de conocimiento hizo un fuerte llamado de atención por el agravante de la conducta del empresario colombo-español.
En la extensa lectura del fallo, Mattos se notó inquieto, en más de una oportunidad se cogió la cabeza y habló en son de reclamo con su abogado que lo acompañaba en una estrecha sala en la cárcel de Cómbita (Boyacá). Tras escuchar la condena de nueve años y cinco meses, el empresario anunció que su abogado iba a tomar todas las acciones con el fin de que se revisara la sentencia por los delitos de cohecho por dar u ofrecer (entrega de sobornos en tres casos) y daño informático agravado.
“No tengo palabras para ver la injusticia con la que se me está juzgando”, dijo Mattos con la voz apagada y entrecortada. El juez le negó además cualquier tipo de beneficio judicial como la detención domiciliaria o el traslado a una guarnición militar que le brindara toda la atención médica como lo había solicitado su defensa, quien hizo énfasis en el hecho que el empresario ya había pagado parte de la indemnización y había mostrado una buena conducta.
Mattos tiene pendiente otra condena por cohecho en el caso de la jueza Hernández. En este proceso también aceptó su plena responsabilidad.
El extenso proceso
Mattos radicó una tutela en el litigio que tenía con una empresa ecuatoriana que había recibido la potestad para vender vehículos Hyundai en una parte del continente. Tras una alteración en el sistema, al Juzgado Sexto Civil Municipal de Bogotá, presidido por Reynaldo Huertas, quien –previo recibimiento de un soborno– emitió las medidas cautelares que favorecieron a Mattos para que siguiera comercializando los vehículos y así seguir amasando su fortuna.
Cuando estalló el escándalo por este acto de corrupción que permeó la Rama Judicial, Mattos se encontraba en España. Desde allí negó cualquier vinculación con este hecho y, aprovechando su doble nacionalidad, se quedó en dicho país para evadir a la justicia colombiana, indicando que no contaba con las garantías para ejercer su defensa y debido proceso.
Todas las pruebas indicaban que Mattos había planeado y puesto en marcha la estrategia para que el sistema lo beneficiara. Para esto había pagado millonarios sobornos con el fin de que empleados y funcionarios de la Rama Judicial alteraran todo el complejo sistema de repartos y así direccionar al juzgado acordado. Semanas antes, el empresario ya había hablado con el oficial mayor del despacho judicial y el juez Huertas para que apenas recibieran la tutela emitieran las medidas cautelares a su favor.
En 2018 se conoció que el empresario había enviado 100 millones de pesos en efectivo a la jueza 16 civil municipal de Bogotá, Ligia del Carmen Hernández, como “agradecimiento” por dejar en firme la medida cautelar. Mientras todos los implicados en este escándalo de corrupción eran condenados tras la firma de preacuerdos y otros enfrentaban juicios por este escándalo de corrupción, Mattos seguía en España.
Fue hasta noviembre de 2021 que el proceso tomó un nuevo rumbo cuando Mattos fue extraditado desde España para que respondiera en los dos procesos penales. Estando en la cárcel en enero convocó a sus abogados para que buscaran un preacuerdo en el que se comprometía a reconocer cargos y pagar una millonaria indemnización a la Rama Judicial y la Fiscalía General.
Sin embargo, este proceso no fue avalado debido a que la pena era muy baja y no reconocía la gravedad de la conducta de Mattos. Pocas semanas después, el empresario protagonizó uno de los peores escándalos de corrupción en el sistema carcelario.
El empresario fue grabado por un equipo periodístico saliendo de prisión, aprovechando permisos médicos, para dirigirse a su oficina privada en el norte de Bogotá para sostener encuentros con sus abogados y otras personas. Debido a esto fue trasladado de la cárcel La Picota de Bogotá a la de Cómbita en Boyacá.