No paran los escándalos en la contratación en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD). Después de las denuncias por los carrotanques de agua para La Guajira, la mayoría de los cuales se encuentran estacionados y no han podido poner en servicio el suministro del vital líquido, así como los contratos en Córdoba por las ollas comunitarias, ahora se suma una nueva acusación.
Se trata de una obra en el municipio de La Florida, Nariño, para la construcción de albergues para una eventual emergencia con el volcán Galeras, que, según Carlos Carrillo, director de la UNGRD, “presentan retrasos injustificables”.
“Estamos en el municipio de La Florida, Nariño, y esto que ven en medio de la niebla debería ser un albergue para más de 300 personas, que ya debería estar construido y debió haberse entregado en enero de este año y hasta ahora no hay prácticamente nada”, dijo Carrillo en un video en X, antes Twitter.
Se mostró sorprendido por la situación. En las imágenes, en medio de la niebla y el atardecer, se ve la construcción de unas bases, pero ninguna obra finalizada y con un atraso significativo.
“Ni siquiera hay un celador cuidando el predio. Y me voy sumamente preocupado. Ya se le entregó un anticipo de miles de millones de pesos al contratista, alrededor de 6.000 millones, y esta es la hora en que no se ve ningún avance”, agregó Carrillo.
Anunció que, el próximo lunes 1 de abril, revisará junto con el equipo jurídico de la UNGRD la situación de este contrato y advirtió que analizarán la posibilidad de declarar un incumplimiento en la ejecución de este contrato.
“Este albergue debería estar listo en caso de una emergencia con el volcán Galeras y, de momento, no hay absolutamente nada”, insistió Carrillo.
Los escándalos no cesan
SEMANA estuvo en Uribia, en La Guajira, para ver de primera mano la situación del suministro de agua en esa región, tras la compra de 40 carrotanques de agua por parte de la UNGRD. Allí, encontró que mientras los habitantes enfrentan dificultades para acceder a este líquido, los carrotanques se encuentran parqueados y expuestos al sol y al agua en una base del Ejército, mientras los pobladores se las ingenian para rebuscar el líquido y subsistir.
Para conseguir un carrotanque de agua, los habitantes deben pagar entre 900.000 y 2 millones de pesos.
A la oficina de Atención de Emergencias de la Alcaldía de Uribia han llegado 2.300 solicitudes de agua potable hasta la última semana de marzo, entre ellas las de las viudas y huérfanos que piden casi a gritos el líquido vital. Es gente desesperada de la mayoría de 3.000 comunidades indígenas reconocidas, que, desde enero de 2024, cuando surgió el escándalo por los carrotanques que compró Olmedo López, reclama sus derechos, ciudadanos que creyeron en la promesa del presidente Gustavo Petro de que el agua se garantizaría durante su gobierno y fueron engañados porque el cambió no llegó.
El otro frente de cuestionamientos está relacionado con las ollas comunitarias. SEMANA conoció los contratos y las denuncias en las que las fundaciones advierten que, en varias ocasiones, no les han llegado los recursos prometidos para ese propósito.
“No fuimos la única. Hubo otras ollas comunitarias a las que les incumplieron. Como no les giraban los recursos para los contratos, estaban parados. Nosotros los concluimos con recursos propios”, aseveró una persona que lidera uno de los comedores en una zona del norte del país, y que pidió no ser mencionada para evitar represalias.
El caso de La Guajira es uno de los más polémicos con respecto a las ollas comunitarias. El presidente Petro ha reconocido que es un “fracaso” no responder a las necesidades básicas de ese departamento. En 2023 hubo 125 ollas comunitarias. Y en 2024 se proyecta impactar a 34.500 personas en 11 municipios para llegar principalmente a menores de edad y a adultos mayores de la comunidad wayú. Sin embargo, los antecedentes dejan serias dudas sobre ese proceso.
Ahora se abre un nuevo frente de escándalo en la UNGDR en Nariño, en una obra que ya debería estar finalizada y, como dice Carrillo, “hoy no hay más que niebla y helechos”.