Este jueves 7 de septiembre volvió a temblar en Colombia, pues según reportó el Servicio Geológico Colombiano en el municipio de Fortul, en el departamento de Arauca a las 11:41 a. m. hora local, hubo un movimiento telúrico de magnitud 3.5 grados.
Además, el SGC indicó que tuvo una profundidad superficial menor a 30 km. El mismo se suma a otro sismo registrado sobre las 03:53 de la madrugada (hora local).
El primer movimiento telúrico del día tuvo una magnitud de 4.4 grados, y una profundidad 148 km; el epicentro fue el municipio de Los Santos en el departamento de Santander.
Interrogantes que quedan, tras un sismo
De otro lado, el Servicio Geológico Colombiano compartió un documento en el cual responde varios interrogantes que inquietan a la ciudadanía. De hecho, explican que sismo, temblor y terremoto, son fenómenos diferentes. En principio son sinónimos, pero “etimológicamente, la palabra terremoto hace referencia a un movimiento que se genera en tierra firme o área continental, no a la gravedad de sus efectos”.
“La ‘peligrosidad’ de un sismo, que se refiere a los efectos potenciales que un evento de este tipo puede tener en determinada región, depende de varios factores como la magnitud, la profundidad del foco sísmico, la distancia al epicentro, la geología local y la densidad de población en la zona, así como de la calidad de las edificaciones e infraestructura (vulnerabilidad)”, indican.
¿Cuánto puede tardar?
En ese hilo, muchas personas se cuestionan si existe una duración determinada para un evento sismológico. Ante el interrogante, el Servicio Geológico reveló que no hay un tiempo estimado para su prolongación. Lo que sí es posible es que haya réplicas (son movimientos sísmicos, de magnitud menor, posteriores a un sismo, que ocurren en la misma región).
“Esto es relativo, pues cuando hablamos de duración de un sismo nos podemos referir al movimiento que percibe el ser humano, al registro instrumental (puede ser de varios minutos) y al movimiento de la falla que originó el sismo (que puede ser de algunos segundos)”, indican.
Además, señalan que “existen tres factores que intervienen en la duración del movimiento: la distancia que hay entre el punto en que fue sentido y el epicentro, el tipo de terreno y el tipo de construcción en donde nos encontremos en ese momento”.
Asimismo, surge el interrogante de si es posible que este tipo de actividad sea predecible, pero sobre esto el SGC asevera que no.
Porque “todavía no existe un método comprobado científicamente que permita predecir la ocurrencia de un sismo en un sitio, así como su magnitud. Incluso, si se lograra determinar dónde va a ocurrir, no se podría determinar los efectos que tendría en la superficie”.
Sumado a ello, el SGC indica que “la única opción que puede, hasta cierto punto, reducir los efectos de un sismo en superficie, es implementar construcciones sismorresistentes, pues el daño de la infraestructura y el colapso de edificios que ponen en riesgo la vida humana es lo que más se produce en un evento de estos”.
Adicional a ello, “es indispensable evaluar y hacer el reforzamiento de las edificaciones existentes; implementar políticas de planificación urbana y de regulación constructiva; promover la educación y concientización pública, e implementar planes integrales de gestión del riesgo de desastres que aborden aspectos de preparación (incluyendo simulacros), respuesta y recuperación ante sismos”.