Una de las regiones más golpeadas por el fenómeno de violencia que se desató tras la firma del acuerdo de paz con las Farc ha sido el suroeste colombiano, integrado por los departamentos de Nariño, Cauca, Valle y Chocó. En varios de esos municipios que integran el pacífico colombiano se ha vivido con mayor crudeza la retoma de los territorios que antiguamente controlaban las Farc, la guerra territorial y las vendettas por el control de rutas para el narcotráfico. Y en medio de ese nuevo conflicto liderado por disidentes, ELN, Clan del Golfo y Los Pelusos, quedaron miles de comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinos. Por esa razón, y ante el incremento de las acciones violentas contra los líderes sociales, siete obispos de la región firmaron una carta pública con cinco puntos, en la que manifiestan la intención de conformar un frente común de “servidores por la paz”. En contexto: “A este Gobierno le puede resultar su Guaidó”: monseñor Darío Monsalve Mejía La misiva está firmada por los arzobispos de Cali (Valle) y Popayán (Cauca); los obispos de Palmira (Valle), Apartadó (Antioquia), Tumaco (Nariño), Istmina-Tadó (Chocó) e Ipiales (Nariño). “Los obispos católicos del Pacífico y Suroccidente colombiano, reunidos en Popayán, hemos reflexionado sobre el contexto actual que vive la región y el país, y sobre los desafíos que tienen nuestras comunidades para avanzar en la consolidación del proceso de paz”, aclaran en la misiva. La carta contiene cinco puntos que desarrollan temas de actualidad y causan polémica como el relacionado con la posible reactivación del uso del glifosato para la aspersión aérea de los cultivos ilícitos. "Invitamos al gobierno a que se exploren mecanismos complementarios que den una respuesta más integral sobre esta problemática que afecta a nuestros pueblos. Igualmente convocamos a toda la sociedad colombiana a deslindarse de lo ilícito, especialmente de la cultura narcotraficante; reiteramos el llamado al Gobierno a que se priorice la protección de la vida humana, del medio ambiente y la sustitución voluntaria de cultivos", obispos del suroeste. “Nos unimos a la voz de los obispos de la frontera entre Colombia y Ecuador que el 19 de junio pasado manifestaron: “Rechazamos frontalmente la decisión ya anunciada por parte del Gobierno de la República de Colombia de reanudar las fumigaciones de cultivos de uso ilícito con glifosato, dadas las consecuencias negativas para la vida humana y el medio ambiente (…)”, dice la carta. De igual forma, los obispos insisten en el restablecimiento de los diálogos con la guerrilla del ELN, “(…) invitamos al Gobierno a reabrir los diálogos con el ELN y las distintas organizaciones armadas”. Puede leer: "A Cano no le preservaron la vida": arzobispo de Cali Los jerarcas también se ocupan de la dramática situación que padecen los líderes sociales y que desde algunos sectores ya califican como sistemáticos y de exterminio. “Nos solidarizamos con las víctimas de todas las violencias que se cometen en el país. De manera especial nos hacemos cercanos a los familiares, amigos y a las organizaciones comunitarias de los liderazgos sociales y exguerrilleros que son selectivamente asesinados (…)”, dice el texto. Otro punto que tocan los obispos tiene que ver con la intención de crear un movimiento regional de Servidores de Paz, “(…) para que se fortalezca este camino de solución dialogada al conflicto armado interno y se consolide la implementación del “Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera”. Le puede interesar: Un acuerdo humanitario: ¿El salvavidas para el diálogo con el ELN? Este el contenido completo de la carta suscrita este martes 25 de junio por los siete obispos del suroeste colombiano: Servidores de la Paz Los obispos católicos del Pacífico y Suroccidente colombiano, reunidos en Popayán, hemos reflexionado sobre el contexto actual que vive la región y el país, y sobre los desafíos que tienen nuestras comunidades para avanzar en la consolidación del proceso de paz. Manifestamos ante la sociedad general: Nos solidarizamos con las víctimas de todas las violencias que se cometen en el país. De manera especial nos hacemos cercanos a los familiares, amigos y a las organizaciones comunitarias de los liderazgos sociales y exguerrilleros que son selectivamente asesinados. Instamos al Estado colombiano en su conjunto a que active, de manera inmediata y eficaz todos los instrumentos necesarios para garantizar la protección de la vida de las personas que trabajan por el bienestar de sus comunidades. Nos unimos a la voz de los obispos de la frontera entre Colombia y Ecuador1 que el 19 de junio pasado manifestaron: “Rechazamos frontalmente la decisión ya anunciada por parte del Gobierno de la República de Colombia de reanudar las fumigaciones de cultivos de uso ilícito con glifosato, dadas las consecuencias negativas para la vida humana y el medio ambiente; consideramos que el gobierno debe tener en cuenta que la presencia de estos cultivos es, en muchos casos consecuencia del abandono en que viven sumidos los habitantes de estas regiones. Invitamos al gobierno a que se exploren mecanismos complementarios que den una respuesta más integral sobre esta problemática que afecta a nuestros pueblos”. Igualmente convocamos a toda la sociedad colombiana a deslindarse de lo ilícito, especialmente de la cultura narcotraficante; reiteramos el llamado al Gobierno a que se priorice la protección de la vida humana, del medio ambiente y la sustitución voluntaria de cultivos. Apoyamos la creación de un gran movimiento regional de Servidores de la Paz, para que se fortalezca este camino de solución dialogada al conflicto armado interno y se consolide la implementación del “Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera.” Mantenemos el compromiso evangélico de defensa de la vida en cada una de nuestras diócesis, para contribuir a la protección de los líderes sociales y servidores de la paz. Invitamos al Gobierno a reabrir los diálogos con el ELN y las distintas organizaciones armadas. Reconocemos la importancia de la próxima jornada de elección de autoridades regionales y locales, como una oportunidad para fortalecer la construcción del bien común, combatir la corrupción, superar las polarizaciones y consolidar el camino hacia una paz territorial. Imploramos la bendición que viene de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo para todas nuestras comunidades que se esfuerzan por construir la paz, haciendo que la vida sea abundante. Invocamos la intercesión de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, Patrona y Reina de Colombia. Darío de Jesús Monsalve Mejía, Arzobispo de Cali Edgar de Jesús García Gil, Obispo de Palmira Orlando Olave Villanoba, Obispo de Tumaco José Saúl Grisales Grisales, Obispo de Ipiales Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Popayán Hugo Alberto Torres Marín, Obispo de Apartadó Mario de Jesús Álvarez Gómez, Obispo de Istmina - Tadó