El comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, general Eliécer Camacho, anunció en la mañana de este lunes una recompensa de hasta 20 millones de pesos para quien brinde información y ayude a dar con el paradero de Jorge Enrique Pérez Castro, el enfermero acusado de abusar de por lo menos once pacientes psiquiátricas en el Hospital La Victoria, en la localidad de San Cristóbal.
Luego de hacer públicas las denuncias de abuso sexual, Pérez habría huido y hasta el momento se desconoce su paradero. Incluso SEMANA se comunicó en varias ocasiones con el enfermero para que diera su versión de los hechos, pero en ningún momento respondió a las llamadas ni a los mensajes en WhatsApp.
El general Eliécer Camacho reveló la recompensa desde la localidad de Puente Aranda, en donde entregó detalles de la desarticulación de tres grupos delincuenciales, quienes estarían implicados en hurtos a supermercados y residencias.
Noche de horror en el hospital
SEMANA reconstruyó con testimonios exclusivos lo ocurrido en el Hospital La Victoria. La noche del primero de abril parecía transcurrir con normalidad en el pabellón de pacientes psiquiátricos.
La unidad cuenta con 58 personas bajo esta condición, quienes requieren de una atención diferente, pues cualquier hecho por fuera de su rutina diaria puede alterar severamente su estado emocional y físico. Hacia la medianoche de ese día, un fuerte alboroto dentro de una de las habitaciones acabó con la tranquilidad de la zona de psiquiatría. La algarabía se sintió en la habitación donde se encontraban cuatro mujeres entre los 30 y 50 años de edad, todas bajo fuerte medicación.
El personal médico encontró a una de ellas fuertemente alterada, la mujer les contó a los funcionarios que alguien había ingresado a la habitación para violarlas. SEMANA reconstruyó con personal del Distrito y familiares de las presuntas víctimas lo que pasó esa madrugada y los detalles son escabrosos.
Todo apunta al enfermero Jorge Pérez, quien aparece en las cámaras de seguridad del hospital caminando por el área de salud mental pasada la medianoche, aunque personal de la Secretaría de Salud le confirmó a SEMANA que a esa hora no tenía por qué estar ahí, pues era el momento del descanso que tienen que tomar en el turno. Luego ingresó a la habitación, donde hay seis camas, pero solamente estaban cuatro pacientes, todas mujeres, que minutos antes habían recibido sus medicinas.
Es decir, él sabía que estaban sedadas y en estado de indefensión. Con lo que no contó el enfermero es que una de ellas no se tomó las medicinas y estaba consciente de lo que él les estaba haciendo a sus compañeras de habitación. Wilson, el hermano de la mujer que se dio cuenta de todo, aseguró, en diálogo con SEMANA, que el enfermero primero intentó realizar actos abusivos con una de las pacientes sedadas, quien en medio de su estado intentó defenderse.
Al ver que la paciente no estaba completamente dormida, pero sí en condición de indefensión, Pérez hizo un breve recorrido y buscó a otra víctima. Se cercioró de que sí estuviera bien dormida, le bajó el pantalón, la ropa interior y habría abusado de ella. Desconcertada por lo que estaba viendo, la familiar de Wilson se levantó de su cama y atacó al enfermero.
El forcejeo, los gritos y la algarabía alertaron a los funcionarios del hospital, quienes acudieron a la habitación para verificar qué pasaba. Al llegar al cuarto, la primera enfermera, al ver alterada a la paciente, como suele ocurrir con casos psiquiátricos, reaccionó con fuerza y trató de dominarla, según denunció Wilson.
Pero al llegar la jefe se encontró con lo que había detrás de los gritos que rompieron con el silencio del hospital a medianoche. Escondido, detrás de la puerta, estaba el enfermero victimario; revisaron a las pacientes y encontraron que una de ellas estaba con el pantalón abajo y la ropa interior a la altura de la rodilla.