Un mundo paralelo han creado los videojuegos, pues permiten la conexión de varios jugadores en línea. No importa la distancia o quién esté al otro lado de la pantalla, una vez ingresan al universo ficticio todos tienen un rol por defender. Los niños terminan siendo mercenarios o superhéroes, y muchas veces los depredadores sexuales se camuflan en personajes indefensos o líderes, una fachada que atrapa como una red de pesca a los más inocentes.
Free Fire es uno de los videojuegos más exitosos a nivel mundial, se puede practicar en computadores y celulares. Está en el listado de los diez juegos móviles más populares y en 2021 generó ganancias por 830 millones de dólares.
Expertos en videojuegos dicen que parte de su popularidad es que cualquier persona puede ingresar sin problema, pues no requiere un equipo potente, con un celular Android de bajo almacenamiento es suficiente. Sí, precisamente esos celulares básicos que les dejan a los pequeños para entretenerlos o comunicarse con sus padres cuando están fuera de casa. En el juego se logra avanzar en la vida a punta de armas.
Lo hace interesante también el hecho de que cierra brechas fronterizas porque personas de diferentes países se convierten en aliados. Una joven de 15 años que estaba en un municipio de Antioquia y uno de sus pasatiempos era jugar Free Fire se dio cuenta de que los niveles se iban complicando. Ese era el momento exacto que estaba esperando un nicaragüense de casi 40 años en España, que utilizaba el juego haciéndose pasar por adolescente para atrapar a sus víctimas.
A través del chat del videojuego, le ofreció ayuda para pasar los niveles; a cambio de información estratégica, empezó a pedir fotos y videos íntimos. Luego, se conectaron por WhatsApp y por medio de esa aplicación hacía videollamadas eróticas. El caso llegó a la Dirección de Protección Especial de la Policía (Dipro) por una denuncia que interpuso la madre de la menor y de ahí arrancó una investigación con las autoridades españolas.
El hombre había actuado igual con unas 30 niñas de diferentes países, de 8 años en adelante. Otro videojuego que estaría sirviendo de plataforma para pedófilos es Roblox, en el que se crean universos.
El juego puede ser inocente, pero cuenta con un chat que permite conversaciones en las que abusadores aprovechan para sacar datos de contacto a través de otras plataformas de comunicación y empiezan a pedir material íntimo. Esto ha sido denunciado mundialmente, los creadores del videojuego han manifestado que tienen controles de seguridad para evitar estas situaciones, pero los abusadores sexuales logran burlarlos.
El coronel Juan Cubides, director de la Dipro, advierte que hay otra manera en la que los niños están cayendo por cuenta de sus gustos en dibujos animados orientales, conocidos como anime, y que terminan convirtiéndose en hentay, que no es otra cosa que la sexualización de esas muñecas perfectas que aparecen en mangas o historietas con cuerpo esculturales, rostros de porcelana y cabellos con estilo moderno, muchas de ellas vestidas de colegialas.
Estos dibujos sirven para que las niñas se sientan identificadas con estos avatares en grupos virtuales de interés por los animes. Allí son captadas por pervertidos que terminan pidiendo fotos y videos de las menores personificando las muñecas de su preferencia, con contenido sexual explícito, material que posteriormente es vendido en el mercado negro.
En una reciente operación, la Policía identificó a un hombre de 27 años que trabajaba en una oficina financiera en el área de cobros en Bogotá. Tenía la apariencia de los que popularmente llaman nerdos y en realidad se dedicaba a satisfacer sus deseos íntimos utilizando a menores a través del hentay.
Y no bastándole con eso, vendía paquetes de imágenes a otros por 100.000 pesos con material de varias de sus víctimas. Tanto el abusador de España como este fueron detenidos por las autoridades. Pero si los padres dejan al descubierto algún frente de seguridad en casa, los pedófilos sacan ventaja en un juego macabro en el que los máximos perdedores son los menores.