Según el último informe sobre seguridad alimentaria que presentó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Colombia ha hecho el mayor progreso en esta materia. Sin embargo, al hablar de grupos vulnerables, el 4,8 por ciento de la población colombiana vive en inseguridad alimentaria. Por esto, el Gobierno debe fijar su mirada en nuevas alternativas para garantizar el consumo y la disponibilidad de alimentos para la gente más vulnerable. El sector acuícola y pesquero representa para el país una gran oportunidad. De manera sostenible puede ser una fuente de productos y comida nutritiva, rica en proteínas y con un rango esencial de micronutrientes. Actualmente, los colombianos consumen siete kilos per cápita al año, de los cuales 2,8 son importados. Pero, según el director de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), Nicolás del Castillo Piedrahita, “hay un gran potencial para sustituir las importaciones y llegar al promedio mundial de producción, pues en el Pacífico y en el Caribe es posible pescar sosteniblemente 150 mil toneladas y solo se están pescando 28 mil”. Adicionalmente, la acuicultura continental también puede contribuir a esa sustitución de importaciones, generar exportaciones y aumentar el consumo per cápita de 7 a 20 kilos, que es el promedio mundial.

Estimular este sector no solo ayudaría a garantizar la seguridad alimentaría, sino a incentivar el crecimiento económico de las regiones Caribe y Pacífico, dos de las más golpeadas por la pobreza en el país. Además, esta industria puede llegar a generar cerca de 100 mil empleos formales en comunidades costeras y rurales. Para esto, dice Eugenio Silva Ruiz, gerente general de Piscícola Nueva York, “es necesario hacer un gran esfuerzo desde la política nacional porque en este momento no existen grandes empresas que generen empleo a través de la acuicultura”. Esta sería una decisión estratégica en este momento, pues el consumo mundial de pescado tendrá un crecimiento compuesto anual de 1,1 por ciento entre 2019 y 2027, al pasar de 179 millones de toneladas a 195 en 2027, como afirmó Andrés Castellanos, gerente de exportaciones de Agroalimentos de Procolombia. Ese mayor consumo de pescado se explica en la combinación del aumento de los ingresos, el crecimiento de la población y la urbanización, junto con el reconocimiento del pescado como un alimento sano y nutritivo.

Colombia ya toma acciones para aprovechar ese potencial. Según Procolombia, en 2018 las exportaciones de productos acuícolas y pesqueros crecieron un 24 por ciento en comparación con 2017, para un total de 115,8 millones de dólares. Y, de acuerdo con Tatiana Ángel, asesora para la agricultura del Viceministerio de Comercio Exterior, el Gobierno viene implementando medidas para que el sector sea más competitivo en mercados tecnificados. “Debemos transitar hacia una regulación más exigente para poder competir con los otros países exportadores”, resaltó Ángel. Este crecimiento, sin embargo, debe realizarse responsablemente, de modo que garantice la sostenibilidad en la producción. Claire Delpeuch, analista en temas de política de pesca y agricultura de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), explicó que para esto hay que tomar medidas como monitorear constantemente las especies, hacer la trazabilidad de sus números y llevar a cabo la planificación consecuente de las rutas para la pesca. Esto sin dejar de lado los intereses de quienes subsisten con esta actividad. De las acciones que tome el Gobierno dependerá que esta oportunidad se convierta en una realidad. Para más información de este foro, acceder al documento de conclusiones y galería de foros visite www.ForosSemana.com