Jorge Tovar, hijo del excomandante paramilitar Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, aspira a llegar al Congreso a través de las curules de paz, creadas tras el Acuerdo de Paz de La Habana. Tovar Vélez busca representar a las víctimas de la circunscripción número 12, que incluye a 13 municipios del Cesar, La Guajira y Magdalena.
Esa postulación ha generado indignación en algunos sectores que consideran que Tovar no debería poder aspirar por el pasado criminal de su padre, a pesar de que él se ha defendido diciendo que nada tiene que ver con esos hechos.
El senador Antonio Sanguino anunció que este miércoles demandará esa postulación ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) por considerar que se trata de una afrenta a las víctimas del paramilitarismo en el país, ya que considera que estas curules deberían estar destinadas para quienes sufrieron las decisiones que tomó Jorge 40.
Sanguino radicará una solicitud de revocatoria para que el tribunal electoral estudie la postulación de Tovar Vélez y determine que no puede aspirar a ocupar una de esas curules.
“Crea un conflicto de intereses a su persona y a la eventual representación como congresista, respecto de los derechos y la representación de los derechos de las victimas del Bloque Norte de las AUC”, dice Sanguino.
Argumenta que el propósito de estos escaños en el Congreso es que puedan representar a las víctimas de ese conflicto. “Nos preocupa que se utilicen como trampolines electorales de enclaves familiares protagonistas de fenómenos como la parapolítica”, afirmó el senador.
El congresista de la Alianza Verde recuerda que dentro de su pasado criminal, se encuentra que Jorge 40 comandó un ejército de unos 3.000 paramilitares que tuvo operación en el norte del país. Además, que entre 1996 y 2006 se asesinaron a unas 900 personas en masacres cometidas en los departamentos del Cesar, Magdalena y Atlántico. Esta información fue tomada de un informe del Centro Nacional de Memoria Histórica llamado: “En honor a su memoria: víctimas del Bloque Norte de las AUC en el Caribe colombiano”.
Sanguino aclara que no es que esté en contra de que Tovar Vélez aspire a ser congresista, y que no tiene relación con los delitos cometidos por su padre, pero con lo que no está de acuerdo es que busque representar a las víctimas a través de esa aspiración.
“Todos estamos de acuerdo que Jorge Rodrigo no cometió delitos, estos los cometió su padre; pero debe se consiente y respetar a las víctimas que el fenómeno del paramilitarismo dejó en el país y en el cual estuvo vinculado su padre. Jorge Rodrigo puede participar en otros escenarios políticos, no en las curules de las víctimas”, pidió Sanguino.
Entre los fundamentos jurídicos que presentó Sanguino ante el CNE pone de precedente que el tribunal electoral tiene la facultad para revisar y revocar las inscripciones que no cumplan con los requisitos establecidos. Y que entre las condiciones que se impusieron en las curules de paz está que se deberán postular personas que hayan sido víctimas del conflicto.
Por su parte, Jorge Tovar ha defendido su aspiración diciendo que en los últimos siete años se ha dedicado a prepararse y trabajar por las víctimas, la paz y la reconciliación del país. Y que es una de las más de nueve millones de víctimas que ha dejado el conflicto armado en Colombia.
Tovar Vélez ha dicho que es víctima porque han buscado asesinarlo por el hecho de ser el hijo de Jorge 40, y por eso en varias ocasiones le ha tocado exiliarse. Sobre las críticas a su candidatura a las curules de paz aseguró que se trata de una revictimización.
“Me duele, porque me están revictimizando. Cada vez que me hacen una entrevista y me toca explicar por qué soy víctima me están revictimizando. Es como cuando, por poner un ejemplo, a una mujer la violan y que le pregunten todo el tiempo si sí es verdad que la violaron. Ahí la están revictimizando. Pero si es el precio que debo pagar por trabajar por la reconciliación de este país, estoy dispuesto a pagarlo”, aseguró Tovar en entrevista con SEMANA.
Tovar es abogado de profesión y fue coordinador de víctimas del Ministerio del Interior, otra designación que en su momento despertó una fuerte polémica por las mismas razones de su aspiración al Congreso por las curules de paz.