SEMANA: ¿Usted qué percibe entre sus fieles después de la captura de alias Otoniel?
Jorge Orrego [J.O.]: Hay cierto ambiente de preocupación, pero normalidad. La gente está esperando que no exista más violencia, que no haya ataques o represalias por parte de estos grupos que Otoniel lideraba. En general, la región se ha movido en su normalidad, la gente haciendo sus cosas y con sus comentarios callejeros.
SEMANA: ¿Cómo cuáles?
J.O.: En muchos hay duda. Algunos fieles han dicho que tenía un rostro muy tranquilo, hasta sonriente. Al menos así se le ve en las noticias y fotografías que ha divulgado la prensa. Dicen que no tenía anillos de seguridad fuertes. Entonces, alguna gente dice: ¿se entregó o lo cogieron? Lo otro es, ¿vendrán represalias? ¿Se aumentará la violencia en la región? ¿Habrá un plan pistola o algo parecido? Esas son las dudas, los temores de la gente.
SEMANA: Como Iglesia ¿qué le pediría a los hombres que quedaron en el Clan del Golfo?
J.O.: Lo primero que les diría es que ellos están al alcance de las autoridades y todos pueden caer, por casualidad o los mismos operativos de las autoridades. Les digo además que se entreguen, se desmovilicen, que empiecen a hacer negociaciones. Y que respeten a la población civil, a los ciudadanos, que tengan en consideración a las fuerzas del orden porque ellos están cumpliendo con su deber, es su trabajo, su labor.
SEMANA: ¿Usted cree que sí se podría dar una negociación con el Gobierno? ¿La Iglesia serviría de mediadora?
J.O.: La Iglesia siempre ha estado con las puertas abiertas y siempre ha servido en todos los procesos de desmovilización que han existido aquí en la región. Lo hizo en su tiempo monseñor Isaías Duarte Cancino con el EPL, monseñor Germán con las AUC. Los obispos de la región están dispuestos a dar una mano en cualquier tipo de negociación que conduzca a la paz y el progreso de los seres humanos.
SEMANA: Usted, a través de la Iglesia, se ha movido por las regiones donde operó Otoniel. ¿Después de su captura, cree que el Clan del Golfo se acabe?
J.O.: La verdad es que es una estructura que ya está muy conformada y hay mucha gente detrás de eso. Lamentablemente la ambición, las ganas de tener dinero, el poder del ser humano es muy grande. Vienen otros detrás. Han muerto muchos cabecillas y siguen. Ellos ya tienen quién lo reemplace.
SEMANA: ¿Usted llamaría al Gobierno también a una negociación, o cree que tras esta captura se envalentona y buscará acabar con el Clan del Golfo?
J.O.: Hago un llamado a que faciliten la entrega y vayan abriendo ciertas posibilidades para que ellos se puedan desmovilizar. Me imagino que muchos están dispuestos ahora porque cae el jefe, la cabeza, entonces cualquier otro puede caer. El llamado es a que no esperen este momento difícil. Lo mejor es negociar.
SEMANA: Por cierto, usted que sí conoce el impacto de la captura de Otoniel, ¿le sorprendieron las imágenes?
J.O.: Sí, me sorprendió. Yo pensaba: ¿Otoniel está en sus cabales o no sabe qué pasó? ¿O se entregó o qué cambió en él? En entrevistas o videos que él montaba anteriormente se veía muy preocupado, con una cara muy diferente a como se presentó ayer tras su captura. Se veía más sereno, más tranquilo, incluso en una foto que circuló donde está en el piso, con la cabeza hacia abajo, tiene un rostro que no es de preocupación, no como alguien al que ya le falló todo su esquema de seguridad o todo lo que tenía planeado.
SEMANA: Por último, usted estuvo en la vereda donde lo capturaron horas antes de los hechos, ¿qué encontró?
J.O.: Yo estuve cerquita de El Totumo -donde fue capturado- esta semana, el viernes pasado. No se vio movilización de helicópteros, ni de mucha cosa. Esto fue más bien sorpresivo, mucha discreción se podría decir.