El 6 de noviembre de 1985 la radio fue protagonista y con ella una voz, la de Yamid Amat. El decano del periodismo colombiano era en ese momento director de Caracol Radio y narró en vivo y en directo uno de los días más impresionantes de la historia del país, la toma del Palacio de Justicia. Millones de colombianos oyeron a un empleado de la corte, que escondido debajo de una mesa, le contaba minuto a minuto cómo el M-19 se iba apoderando del palacio. En la transmisión se oían los tiros, el andar de los tanques, los gritos de la gente.
El hoy ministro de Justicia, Yesid Reyes Alvarado, habló con su padre, el presidente la Corte Suprema de Justicia, Alfonso Reyes Echandía, quien le dijo que no descartaba que se hubiera dado la orden del cese al fuego y que el Ejército no se hubiera enterado. Al ver que el panorama se hacía cada vez más complejo, Yesid Reyes ofreció ponerlo en contacto con Yamid Amat. Con el beneplácito del comandante Luis Otero, guerrillero del ‘M’ al mando de la operación, Reyes Echandía contó al aire lo que estaba pasando en directo. Todo el país recuerda esa llamada “Estamos en un trance de muerte. Ustedes tienen que ayudarnos. Tienen que pedirle al gobierno que cese el fuego. Rogarle para que el Ejército y la Policía se detengan… Ellos no entienden. Nos apuntan con sus armas. Yo les ruego detengan el fuego porque están dispuestos a todo… Nosotros somos magistrados, empleados, somos inocentes… He tratado de hablar con todas las autoridades. He intentado comunicarme con el señor Presidente, pero él no está. No he podido hablar con él”, fue el ruego inclemente, desesperado, del presidente de la Corte que alcanzaron a transmitir Caracol Radio y RCN Radio antes de la mordaza. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado reiteradamente que "la libertad de expresión es una piedra angular en la existencia misma de una sociedad democrática. Es indispensable para la formación de la opinión pública. Por ende, es posible afirmar que una sociedad que no está bien informada no es plenamente libre”.
Funcionarios protagonistas en la toma de decisiones sobre el actuar de los medios de comunicación ese día le dijeron a la Comisión de la Verdad que la censura se habría producido como una manera de “tranquilizar” al país. Otros atribuyeron en particular a la radio del fracaso de la operación helicoportada de la Policía. Años después algunos defendieron la censura como “la única manera de salvar la democracia”. Según el informe de la Comisión de la Verdad, a las 6 de la tarde “Yamid Amat recibió la llamada de la ministra de Comunicaciones, Noemí Sanín, quien le ordenó interrumpir la transmisión. Ella le dijo que aun cuando no había resolución, era una orden. Él contestó que lo haría si los demás medios lo hacían. La ministra le replicó que si no interrumpía, le ordenaba al Ejército que se tomara la emisora y apagara los transmisores”. Sanín ha negado esa versión.
Lo que siguió todo el país lo conoce. En el libro El Palacio de Justicia: una tragedia colombiana, de Ana Carrigan se narra el anuncio que se hizo luego del corte de la transmisión: “¡Atención, colombianos! ¡Tenemos noticias de la mayor importancia para toda la Nación! Los partidos de fútbol programados entre Millonarios y Unión Magdalena, aquí en la capital, y entre América y Nacional en Medellín sí tendrán lugar, según lo programado”. Y así fue. Hubo fútbol mientras el palacio ardía en llamas.
“La censura tuvo como efecto la muerte de la corte. Los medios eran en ese momento los ojos abiertos, y les pusieron una venda. Eran la única luz de información que tenía el Gobierno; cuando vino la censura, no sabían qué estaba pasando”, le dijo el veterano periodista a la Comisión de la Verdad. “La pregunta que me hago hoy es: ¿qué habría pasado en el Palacio de Justicia si no callan la radio? No sé la respuesta”, concluye Amat. A pesar de la grave violación a la libertad de expresión, la voz del magistrado Alfonso Reyes Echandía seguirá tronando desde el palacio y en la memoria de todos los colombianos como el relato de súplica más desgarrador y que fue respondido con fútbol.