En las horas de la mañana del miércoles, una carta enviada desde las prisiones de Colombia y Estados Unidos causó gran revuelo. Se trataba de una petición de los principales jefes paramilitares pidiendo “ser parte de una justicia transicional que nos cobije a todos los que hemos participado de esta guerra”.La propuesta no es ilógica y muchas más personas, entre ellas voces más respetadas como la del expresidente César Gaviria, se han aventurado a lanzar esa idea. Sin embargo, es poco probable que los paramilitares puedan lograr entrar a ser parte de esa Jurisdicción Especial para la Paz que se creará una vez se refrende el Acuerdo Final.La carta, que fue revelada por el periodista Julio Sánchez Cristo, tiene un tono de reconciliación. Asegura que en este momento de transición del país no puede haber actores de primera y de segunda clase. “No abrigamos rencor ni ánimo de retaliación hacia las guerrillas colombianas”, sostienen.Luego, aprovechan para criticar a Álvaro Uribe, con quien muchos tienen rencor pues fue quien los extraditó después de la desmovilización de Ralito. Afirman que “la negativa del expresidente a este proceso de paz y a sus acuerdos no se compadece con sus ofertas a la guerrilla en el pasado. Tampoco con nuestra propia desmovilización y sus ofertas iniciales”.Y al final dan algunas recomendaciones políticas y hasta filosóficas. Le piden al país volcarse a votar por el Sí en el plebiscito y piden no vivir más en “eternos odios”.La carta cierra con el propósito verdadero de esa particular unión de exlíderes paramilitares: pedirle al presidente que “insista” en incorporarlos a la Jurisdicción Especial para la Paz.Firman la petición quienes fueron en su momento los más temidos jefes de las autodefensas: Diego Fernando Murillo, alias ‘Don Berna’; Ramiro ‘Cuco’ Vanoy; Francisco Javier Zuluaga, alias ‘Gordolindo‘; Iván Roberto Duque, alias ‘Ernesto Baez’, entre otros.¿Es viable?El problema es que puede que esa súplica de los paras condenados no tenga futuro. En el Acuerdo Final quedó claro que la Jurisdicción Especial para la Paz no les aplica a ellos. Aunque no los excluye expresamente, en el artículo que señala quiénes pueden ser sujetos de ese tribunal tampoco los menciona.En La Habana quedó claro que los paramilitares tenían sus propios procesos en Justicia y Paz y que por eso, no entrarían en esta nueva ola.A eso se suma que las FARC son muy reticentes a tener algo que ver con el paramilitarismo. De hecho, dejar claro cómo el Estado iba a combatirlo fue uno de los puntos más difíciles de la negociación en La Habana. En varias oportunidades las FARC le exigieron al Gobierno desmontar todas las estructurar para poder ellos firmar la paz.Puede leer: FARC piden acción contra paramilitares para destrabar la pazOtro actor clave al que nunca le ha sonado la idea es a la Corte Suprema. En mayo pasado la presidenta de ese alto tribunal, Margarita Cabello, evidenció que esa era una de las principales inquietudes de la justicia.“¿Cómo serían los procesos que irían a la jurisdicción de paz? ¿Cómo se estructura y se organiza la jurisdicción de paz? ¿Van a ir los procesos que tienen que ver con paramilitares a la jurisdicción especial de paz? ¿Qué pasaría con esos jueces? ¿Se presentarán conflictos de competencias si la justicia ordinaria se queda con los procesos de los paramilitares?”, se preguntó Cabello en ese momento.Le recomendamos: Las Cortes “muy preocupadas” con los acuerdos de La HabanaCero y van tresEl interés de los paras y de las bacrimes por entrar al proceso de paz no es nuevo. En diferentes oportunidades han intentado entrar a pescar algo en el proceso de paz. Muchos de ellos tienen graves procesos judiciales en contra y si pudieran acceder a los beneficios del Tribunal Especial para la Paz podrían ver solucionados sus problemas jurídicos.En e 2014, Salvatore Mancuso y Diego Vecino ya habían mandado este intento epistolar. En una carta dirigida al presidente Santos, el procurador Ordóñez y el fiscal Montealegre aseguraron haber sido parte “de una política de Estado para enfrentar y combatir a la guerrilla” y aceptaron haber hecho “mucho daño” a la sociedad.Ambos jefes paras se pusieron a disposición para ayudar con el proceso en La Habana que en ese momento vivía momentos clave. “Fui víctima de las guerrillas en Colombia y objeto de extorsiones, amenazas, atentados, hurtos, abigeato, etc., por parte de las FARC desde comienzo de la década de los 90. Desde esa época vi morir por cuenta de la guerrilla a muchos amigos y a otros los observé abandonar sus propiedades. Soy víctima del accionar de la guerrilla de las FARC”, señalaba Mancuso en la misiva.‘Diego Vecino‘ también le apostó a ese camino de la redención. “Fui víctima de la guerrilla colombiana desde cuando era sólo un niño. A la edad de los 12 años recibí un disparo en la cabeza de manos de un guerrillero del frente 20 de las FARC. Luego, en dos oportunidades fui secuestrado. La primera vez por el frente 37 de las FARC, secuestro del cual me fugué después de sufrir vejámenes. El segundo secuestro fue a manos de un reducto del ELN. Esa vez, pagué para que me liberaran. Soy víctima de la guerrilla de las FARC y del ELN”, escribió.Le puede interesar: Mancuso y ‘Vecino’ piden pista en La HabanaLos líderes de las bandas criminales han hecho a su vez su vuelta. El otro que envió carta para analizar sus opciones jurídicas fue ‘Otoniel‘. Ante los inclementes operativos de búsqueda contra él, que por meses han desplegado a más de 1.500 policías persiguen por tierra, mar y aire, el líder de los urabeños también pidió pista.Durante varios meses él y otros líderes de bacrimes intentaron abordar a la Fiscalía para llegar a algún tipo de acuerdo. En el búnker nombraron un fiscal especializado para que se reuniera con sus abogados. Se habló de que si eso se daba debían entreguen armas y bienes, delatar a otros y desmontar su accionar criminal en las regiones. Al final nada se concretó.Puede leer: ¿Se someterán las bacrim?Por eso, todo parece indicar que la carta de los paras de hoy será muy simbólica, pero tendrá pocas posibilidades de convertirse en una estrategia efectiva para que los paras logren rebajar sus condenas.