Este domingo Colombia marcará un hito en la región. Por primera vez un país en América Latina va a realizar unas elecciones a nivel nacional en las que los jóvenes entre 14 y 28 años asistirán a las urnas para elegir a los integrantes de los Consejos Municipales y Locales de Juventud en Colombia. Los jóvenes elegirán a sus presentantes.

Sin embargo, detrás de este logro histórico hay una realidad tanto inquietante como preocupante: la baja participación política de las nuevas generaciones.

Los jóvenes representan cerca del 25 por ciento de la población del país, pero la representación de menores de 30 años en el Congreso es inferior al 15 por ciento.

Y no es solo que no tengan representación en el Legislativo sino que están inconformes con la democracia misma. Según la más reciente Encuesta de Cultura Política, realizada por el DANE, el 48,2 por ciento de los jóvenes entre los 18 y los 25 años se siente muy insatisfecho con la forma en la que funciona la democracia en Colombia. Por su parte, el 34,4 por ciento tiene una posición media, pues no está ni satisfecho ni insatisfecho.

De este segmento poblacional, según el estudio, apenas el 14,1 por ciento de los encuestados está satisfecho con la forma en la que funciona la democracia en el país.

“El sistema político colombiano es excluyente para la juventud. Si quieren aspirar a un cargo, se encuentran con que en los partidos, para lograr un aval, deben acudir a relaciones clientelistas y eso no va con las nuevas generaciones”, explicó a SEMANA el politólogo de la Universidad Nacional Rodrigo Sánchez.

Las movilizaciones sociales se han convertido en la manifestación política en la que más participan los jóvenes | Foto: Cortesía @MarwinTavera

Con los partidos políticos en un nivel de desprestigio mayúsculo y pocos mecanismos para abrir espacios a nuevos liderazgos, los jóvenes se ven ante la disyuntiva de desistir o acudir al mecanismo incierto de las firmas, un recorrido en el que deben competir contra las estructuras de las colectividades tradicionales.

“A los 23 años quería ser alcalde de Fusagasugá y lo que me decían es que yo tenía que hacer fila y esperar 20 años. La única opción que tuve en ese momento fue salir a recolectar firmas porque no encajé en las estructuras políticas que obligan a los jóvenes que tienen que bajar la cabeza”, así relató su experiencia política Jairo Hortúa, actual alcalde de Fusagasugá, durante un foro del Centro de Investigación Popular (Cinep).

A esto se suma el hecho de que, según la politóloga de la Universidad Sergio Arboleda, Natalia Hernández, los partidos “se quedaron con una agenda obsoleta”.

“¿Dónde están los partidos abanderando causas como la protección del medio ambiente, la equidad de género, las libertades sociales? No se trata solo de que el joven vaya y vote o de tener menores de 25 años en cargos políticos, la realidad es que las instituciones bases del sistema democrática no los representan”, indicó Hernández.

Según el mismo estudio del DANE, la desconfianza de los jóvenes con la forma en que funciona su democracia no solo provoca baja participación en la política electoral, en el deseo de elegir y ser elegido, sino que ha llevado a un bajo interés por conocer y hacer uso de los mecanismos de participación ciudadana.

Así, por ejemplo, apenas el 40,5 por ciento de los encuestados entre 18 y 25 años dijeron conocer el mecanismo de la revocatoria de mandato, la cifra apenas llega al 25 por ciento sobre el conocimiento de lo que es una iniciativa popular legislativa y al 47, 5 por ciento sobre lo que es un referendo.

Poca esperanza

Para la analista Hernández, a los pocos espacios que encuentran los jóvenes para participar en política y lo poco representados que están en cuanto a las causas que les interesan, se suma la apatía que sienten “por unas instituciones que no responden a sus expectativas”.

“Estamos hablando de una generación endeudada con créditos educativos, que tiene la tasa más alta de desempleo y pocas expectativas de acceder a una pensión”, manifestó la analista.

Como lo muestra una publicación de la Universidad Nacional, para el caso colombiano, el DANE muestra que en 2019 hubo 2,7 millones de jóvenes ‘Nini’ (ni estudian ni trabajan), y como resultado de la pandemia por Covid-19 otros 500.000 estuvieron en esa situación en 2020.

El profesor Roberto Sánchez Torres, de la Nacional, señala que, “a diferencia de los países europeos donde uno de los aspectos principales que influye en el fenómeno nini es el desempleo, en América Latina el problema es más profundo, ya que además del desempleo existe una exclusión del sistema educativo”.

Ante la imposibilidad de obtener una representación real que lleve sus intereses a los planes de desarrollo – como lo muestra una publicación de la Alta Consejería para los Derechos Humanos – “los jóvenes han encontrado en la movilización social la forma de actuar políticamente, se trata de una manifestación alejada de los partidos políticos y las estructuras tradicionales. Es más, la protesta, en muchas ocasiones, va dirigida contra esas mismas estructuras”.

De esta manera, el reto de las elecciones juveniles de este domingo no solo será la participación concreta en las urnas sino convencer a una generación que, como lo decían varios de los carteles vistos durante el paro nacional “no tiene nada que perder”.

¿Cómo votar en estas elecciones?

Para participar en las elecciones de los Consejo Municipales de Juventud los menores tendrán que presentar la tarjeta de identidad y quienes superen la mayoría de edad la cédula de ciudadanía de hologramas o la digital. También se aceptará la contraseña del trámite del documento de identificación.

La tarjeta electoral tendrá tres sectores: listas independientes, procesos y prácticas organizativas y partidos o movimientos políticos en las que estarán las listas de los candidatos.

El elector deberá marcar con una x dentro de la casilla de la lista de su preferencia que se encuentra entre los tres sectores anteriormente mencionados. Se debe decidir por una de las listas para que el voto sea efectivo, para lo cual el joven elector debe tener en mente el nombre y logosímbolo de su lista predilecta.