La noticia que lanzó el fiscal este martes al atardecer no solo estremeció los cimientos del Palacio de Justicia. También los de la llamada Casa Azul del parkway de la Soledad, en Bogotá, donde funciona desde hace décadas el Partido Conservador. Aunque el escándalo por presunta corrupción compromete a dos expresidentes de la Corte Suprema de Justicia, adquirió un cariz político, un matiz azul, cuando se mencionaron a tres figuras del conservatismo. El partido más antiguo del país quedaba salpicado y por partida triple en un episodio de la mayor gravedad: el presunto pago de dinero para frenar investigaciones de congresistas.El escándalo golpeó directamente a la cabeza del Partido. El senador Hernán Andrade es el actual presidente del Directorio Nacional, la máxima autoridad del Conservatismo. Aparece relacionado porque uno de los procesos en los que presuntamente se habría ofrecido dinero lo comprometía.Puede leer: Tsunami en la justicia: Bustos y Ricaurte, en líos por corrupciónAndrade estuvo bajo la lupa de la Corte Suprema de Justicia desde mediados del 2008 cuando le abrió una investigación por haber recibido 250 millones de pesos en efectivo que provenían del desfalco a Cajanal. Aquel caso fue portada de la revista SEMANA: (Los pagarés del presidente del Congreso). Años más tarde la Corte consideró que se trataba de un préstamo y se abstuvo de procesarlo por falsedad, enriquecimiento ilícito y concierto para delinquir. Con voto de ocho magistrados, el 10 de septiembre del 2014 y con ponencia del magistrado Luis Guillermo Salazar Otero, se precluyó la investigación (ni acusado, pero tampoco absuelto). “Yo no soy un hombre corrupto, soy un hombre trasparente y mi defensa fue transparente”, dijo el senador, a la salida del Capitolio.Le sugerimos: Los pecados de los padrinos de la CorteAndrade es uno de los senadores de mayor jerarquía del partido. Ocupa una curul en la Comisión Primera del Senado, donde suelen tener asiento los congresistas más influyentes del parlamento. Ha sido un aliado incondicional del gobierno en los proyectos de la paz, y también ha sido relacionado con cuotas burocráticas. Nacido en Neiva, es un veterano del Congreso. Allí llegó como representante a la Cámara durante el gobierno conservador de Andrés Pastrana. Es senador desde el 2002, por lo que va a completar cuatro periodos consecutivos. Hizo parte de la coalición uribista y luego de la santista. Nunca ha estado en el oasis de la oposición.El senador se pronunció sobre el escándalo que ahora lo salpica. Precisamente su principal argumento es que Leonidas Bustos no tuvo a cargo la ponencia que pidió el archivo de su investigación ni fue determinante en el voto de los demás magistrados."La sentencia de la Sala Penal a mi favor fue proferida por unanimidad el 10 de septiembre de 2014, con ponencia del magistrado Luis Guillermo Salazar Otero", aseguró después de publicada la columna de Daniel Coronell. Andrade agregó que “no recibí plata proveniente del desfalco de Cajanal, recibí un préstamo particular respaldado por pagarés que cancelé en su totalidad con intereses incluidos. Como lo dijeron los ocho honorables magistrados de la Sala Penal, yo ‘desconocía la ilícita procedencia de los dineros que a título de préstamo’ me facilitaron”.Le recomendamos: Lyons, ahora verdugo de Bustos, Ricaurte y TarquinoLuis Alfredo Ramos, nacido en Sonsón, ha sido una de las figuras más poderosas del conservatismo antioqueño en las últimas décadas. Fue presidente del Senado, gobernador de Antioquia, alcalde de Medellín, y su nombre ha venido integrando la baraja de presidenciables, concretamente desde el 2014, cuando pudo ser el candidato del uribismo, pero la Corte Suprema de Justicia ordenó su captura. Y hasta tuvo la fuerza de conformar su propio partido político, Alas Equipo Colombia, una disidencia del conservatismo.Ramos es investigado por parapolítica y aunque está en libertad aún a la espera de que la Corte defina su situación, se ha declarado inocente y ha demostrado ser víctima de falsos testigos. Desde hace meses espera una absolución para volver a hacer política. Con las mismas pruebas que pesan contra Ramos, la Corte envió a la cárcel a otros congresistas de Alas Equipo Colombia, Álvaro Araújo y Óscar Arboleda (ambos ya en libertad), y al conservador Óscar Suárez Mira.  En contexto: Francisco Ricaurte, el exmagistrado cuestionado que quiere llegar a la JEPEn el caso de Ramos se presenta una situación que deja un Deja Vu, pues hace cuatro años cuando era uno de los candidatos favoritos para representar al uribismo este proceso lo dejó por fuera. Fue capturado antes de que se realizara el encuentro en el que el  Centro Democrático eligió su carta para enfrentarse a Santos en la reelección. Ahora, Ramos puede quedar en una situación similar. Se ha dicho que es el gallo tapado que tiene el partido conservador para 2018 y que podría incluso volver a ganar el favoritismo del uribismo y lograr a unión definitiva de ambas fuerzas políticas.  Sus posibilidades dependen de que la Corte Suprema lo declare inocente del proceso de parapolítica. Antes de este escándalo el chance de que esto sucediera era muy alto pues en el juicio se logró demostrar que los testigos eran falsos, algunos de ellos incluso fueron condenados. Por cuenta de esto, después de tres años y tres meses de detención, el alto tribunal lo dejó en libertad mientras se conoce la sentencia. El abogado de Ramos aseguró, a propósito de este escándalo, que la Procuraduría pidió la absolución por "no existir prueba alguna en su contra" y que el proceso se adelantó de manera "transparente". Lo que se juega Ramos en este escándalo no es tanto la definición de su situación jurídica, pues a menos de que existan pruebas en contra adicionales, el proceso contra él ya se cerró el pasado 7 de marzo. Sin embargo, lo que sí queda herida nuevamente es su aspiración presidencial. Se sabe que el conservatismo lo había buscado con insistencia en los últimos meses para pedirle ser su candidato. Después de que Alejandro Ordóñez decidió lanzarse por firmas, solo contaban con la opción de Marta Lucía Ramírez, quien es una gran candidata, pero tiene una relación díficil con la bancada azul. Francisco Ricaurte, el ex presidente de la Corte Suprema, cuestionado por las últimas revelaciones, también se consideraba un miembro del partido. El 27 de noviembre del año pasado, cuando los azules realizaron su convención, en la que se eligió a Andrade presidente, el ex magistrado subió a tarima e intervino en calidad de precandidato presidencial. Pocos le dan opciones a su aspiración, y quizás se haya convencido y ahora aspire para ser magistrado de la Jurisdicción Especial de Paz, otra candidatura que queda en entredicho. Pero quien aspiraba a llevar las banderas del Conservatismo será investigado, seguramente, por la Corte Suprema de Justicia. El ex magistrado le dijo a SEMANA que no se va a pronunciar hasta conocer los detalles del caso. Puede leer: Francisco Ricaurte, el magistrado cuestionado que aspira a la JEPCon esos tres nombres, el partido político más antiguo del país ha quedado salpicado en el que puede ser el mayor escándalo de corrupción en la Justicia.