Al verla llama la atención. Es pequeña y delicada. Con 6 pétalos, que por su forma hacen recordar la estrella de David. Es blanca y tiene una textura muy suave.Permanecía oculta en medio de los arbustos la cordillera de los Andes, hasta que a mitad del 2016 un grupo de 30 personas decidió encaminarse a El Peñón, en el departamento de Santander, el lugar donde ella aguardaba.Humberto Mendoza Cifuentes y José Aguilar Cano eran los líderes de esta expedición de Colombia Bio, un proyecto que busca explorar diversas zonas, entre ellas, las que gracias al posconflicto, dejaron de estar vedadas para los investigadores.El sitio a donde llegaron se encuentra a 2.500 metros de altura. No hay quebradas o corrientes de agua. El vital líquido se almacena en huecos en donde queda empozado y, poco a poco, se va filtrando en el suelo. Lo que durante años ha formado cavernas gigantes.“Es un paisaje que no se ve en ninguna otra parte del país”, comenta Humberto Mendoza. Las cuevas están ocultas en medio de marañas de vegetación. “En algunos sitios hay unos huecos que pueden tener 50 metros de diámetro con hasta 80 de fondo, y están conectados con otras cuevas”, agrega. Según el líder de esta expedición, durante muchos años este lugar fue un sitio seguro para la guerrilla, pues una vez que por ahí ingresaban nadie los encontraba. El viaje duró 12 días. “Nosotros en campo hacemos recorridos durante 8 horas diarias, ya sea por caminos establecidos o nos metemos al bosque. Podemos durar todo el día. Y colectamos todo lo que puede ser flores o frutos”, afirma Mendoza. Lo que no sabían es que esta travesía les traería múltiples sorpresas.Le recomendamos: Rana con canto parecido al de una cabra: nueva especie auténtica en el paísEl detrás de cámaras del descubrimientoSe toparon con un árbol de más o menos 5 o 6 metros de altura en el que estas bellas pequeñas podían verse. “Nosotros no sabíamos que era una especia nueva. Simplemente colectamos montones de plantas con flores”, cuenta Mendoza, que es biólogo botánico taxónomo de profesión. “Recolectamos durante 10 días y luego hacemos herbarios”, añade. Sus jornadas de trabajo pueden ser de 16 a 18 horas, pues luego del campo sigue llegar a analizar a qué grupo pertenece cada espécimen y hacerle anotaciones.En Colombia hay alrededor de 30 mil especies distintas de plantas, lo que hace mayor el reto de la identificación. “En todo en ese universo de nombres tenemos que buscar cuál le corresponde a cada planta que colectamos en el campo”, señala Mendoza, que labora en el herbario Federico Medem, en Villa de Leyva. Para ejecutar esa labor hay que tener todo un adiestramiento.Su trabajo requiere mucha dedicación, pues es necesario sentarse a comparar en medio del herbario, acompañado por un microscopio, las características de las plantas recogidas y, en su lista de espera esperaba aquella blanca desconocida sin que ellos supieran.“Después de más o menos un proceso de 3 meses encontramos que a algunas de las especies que teníamos no les podíamos colocar nombre científico”, comenta Mendoza. “Seguimos investigando hasta llegar a la conclusión de que esas plantas -por lo menos unas 4 o 5 especies- eran nuevas”, indica. Entre ellas, “esta plantica que llamamos paz naciente, pues después de varios meses de buscar dimos con que no la había colectado ningún científico, que era una especie nueva”, expresa. En total, la investigación puede tardar, al menos, 1 año.Puede ver: En video: Protegiendo al tití cabeciblanco y su hábitat colombianoLa razón de su nombreLa flor pertenece al género Elaeagia, un grupo poco conocido pero que es abundante en Colombia. Tanto, que Colombia es el país que cuenta con la mayor diversidad de esa clase al tener 10 de sus especies en su territorio.Su nombre completo es Elaeagia pascisnascis; que traduce literalmente paz naciente. “Generalmente, los taxónomos que descubren las especies tienen el privilegio de poner el nombre que deseen”, señala Mendoza.¿A qué se debe? La expedición Colombia Bio nació fruto del proceso de paz. “Yo he estado trabajando en botánica durante unos 30 años y es la primera vez que a me pagan para ir a buscar especies nuevas, describirlas y publicarlas. De resto, todos los trabajos que he tenido han sido haciendo otras cosas”, cuenta el biólogo lleno de emoción. El nombre “fue en agradecimiento a este proyecto de Colciencias que resultó de los acuerdos, y está comprometido completamente con que el país se pacifique”, explica Mendoza.En palabras de este experto en taxonomía de plantas, los biólogos han salido a campo desde hace 30 años y han conocido la verdadera realidad de la otra Colombia. “Hemos sido bastante golpeados por todo el proceso violento del país. Ahorita estamos disfrutando de ir a sitios, completamente relajados, la gente en el campo es muy amable”, indica Mendoza con entusiasmo. “Esto no sucedía hace 10 años. Esto (el nombre) es en honor a eso que hemos ganado con el proceso de paz”, agrega.Le sugerimos: El hospital de emergencias de la fauna silvestreEs familiar del caféPaz naciente tiene diversas características. Las hojas le crecen una en frente de la otra, cuenta con estructuras que protegen a las hojas de menor tamaño, produce resina para protegerse del frío y tiene unas semillas diminutas que se dispersan por el viento. Sus flores son las más grandes dentro de su género.Su área de distribución está restringida a zonas de bosque andino del país y surge en lugares cuyos bosques estén bien conservados. Preliminarmente, se ha categorizado como una especie en peligro.Lo más curioso de esta flor es que hace parte del grupo en el que se encuentra también el café. Sumado a ello, no tiene olor. Y su color blanco fue coincidencial con la forma en la que la denominaron. “Es una flor muy bonita en verdad, sencilla pero bonita”, dice Mendoza.Otros descubrimientosPaz naciente es tan solo uno de los varios descubrimientos que en el marco de Colombia Bio se han hallado. Algunos otros son Pristimantis sp, una nueva especie de rana y el Gelanesaurus sp, una lagartija, fueron descubiertas en el Camino Andaquí del Parque Natural Municipal Andakí, en Caquetá. En Boyacá, en las serranías de las Quinchas, en el Páramo de Chiscas, el Páramo Cuchilla Morro Negro y Santuario de Flora y Fauna de Iguaque fueron halladas 15 posibles especies nuevas para la ciencia, correspondientes a hongos, plantas e insectos. Junto con ello, se registraron 173 especies nuevas para el departamento y 45 para todo el país.Para ver el documento científico sobre la flor, haga cilc aquí.