Pereira se convirtió en la primera ciudad del país en hacer un acuerdo con la primera línea, el enigmático grupo de jóvenes que protagonizó las protestas callejeras de los últimos meses, algunos de cuyos miembros son señalados de estar detrás de hechos de violencia.
Aunque en esta ciudad no protagonizaron hechos vandálicos, como ocurrió en Bogotá, Cali, Neiva, Popayán, entre otras ciudades, sí representaban un nuevo dolor de cabeza para las autoridades que tendieron puentes de diálogo, lograron sentarlos en la mesa, y llegar a acuerdos.
Las conversaciones fueron en el Centro de Convenciones de Expofuro y estuvieron acompañadas por la Procuraduría, Personería, Defensoría, representantes de la Andi, la Sociedad de Mejoras, Cámaras de Comercio, Comité Intergremial, entre otros. Los empresarios, los más afectados tras los bloqueos y las manifestaciones de los jóvenes, desescalaron el lenguaje y entendieron que era mejor hablar que seguir enfrentándose al vandalismo.
En un acto simbólico, la primera línea entregó escudos, caretas y otros elementos de protección, mientras la Alcaldía les suministró las banderas de Colombia y Pereira.
Carlos Maya, alcalde de Pereira, confirmó la noticia. Y publicó una fotografía donde se observa él al lado de los jóvenes que pasaron de la capucha, el escudo y los enfrentamientos contra la fuerza pública al diálogo social. “Estamos felices de ser la primera ciudad de Colombia en firmar un acuerdo con representantes de la primera línea, reiterando el compromiso del gobierno de la ciudad con el diálogo como primer paso para la construcción de una sociedad equitativa para todos”, expresó Maya.
El primer compromiso de los jóvenes es que no volverán a las calles a generar caos y zozobra, pese a que denunciaron presiones y seguimientos por parte de la fuerza pública. A cambio, pidieron la construcción de comedores comunitarios, una afiliación a un servicio de salud, programas de emprendimiento, capacitaciones, charlas de educación sexual, becas educativas, entre otros.
Esta no será la primera vez que la primera línea se encontrará con las autoridades de Risaralda. La idea es que la fotografía sea apenas el comienzo de unas conversaciones que podrían extenderse por varios meses. Eso lo dejaron claro en el encuentro, donde no solo participaron los miembros de la primera línea de Pereira, sino de Bogotá, Soacha, Barranquilla y Cartago.
La intención es que tras estas negociaciones, estos jóvenes repliquen el modelo y la propuesta a otros grupos de primera línea en el país. Solo en Bogotá hay tres células, y no hay una cabeza principal que congregue a la totalidad de los grupos en Colombia.
Esta negociación deja al descubierto que la primera línea no se está fortaleciendo, como inicialmente se pensaba. Al contrario, se ha ido desvaneciendo con el paso de los días, y algunos de sus líderes se concientizaron que más allá de la fuerza el camino es el diálogo. La Fiscalía avanzó en las capturas de sus miembros, en las judicializaciones, cada vez la presión de la policía es más fuerte y la porción de la ciudadanía, que en su momento los vio como protectores de las marchas y protestas en el país, ya no los respalda.
Por esto, en algunos casos como en Bogotá, la primera línea ya está hablando de incursionar en política, de acudir a las vías democráticas por encima de la violencia, pero el salto no será fácil. No todos los integrantes de la primera línea están de acuerdo, algunas células se han fraccionado, hay divisiones entre ellos, y cualquier partido político no pretenderá tenerlos de su lado. Al fin y al cabo, los electores no perdonarán las vidas perdidas por los bloqueos y los más de 15 billones en pérdidas económicas que desencadenaron en más pobreza y desempleo.
Los acercamientos entre la Alcaldía de Pereira y la primera línea seguramente motivarán a otros mandatarios del país a avanzar en vías de diálogo. Al fin y al cabo, la alcaldesa Claudia López ha tendido puentes, y hasta se encontró en secreto con ellos. Lo mismo hizo en su momento, el alcalde Jorge Iván Ospina, quien no logró importantes resultados.