Su alias parece infantil e inocente: Pablito. Sin embargo, no hay nada más alejado de la realidad. Con ese remoquete se conoce a Gustavo Giraldo Quinchía, un temido jefe guerrillero del ELN que la semana pasada fue uno de los responsables del paro armado desarrollado en Nariño, Santander, Norte de Santander, Vichada, Casanare y Arauca.Dos semanas atrás, esa guerrilla anunció por medio de panfletos que durante 72 horas los habitantes de esas regiones estarían sometidos a una serie de restricciones al comercio y movilidad, con motivo de la conmemoración de los 36 años de existencia del frente Domingo Laín. Se trata de la estructura más fuerte de ese grupo, con cerca de 1.500 hombres, que actúa principalmente en el departamento de Arauca bajo la dirección de Pablito. Aunque el anuncio afirmaba que el paro armado afectaría seis departamentos hasta el jueves de la semana anterior se sintió sobre todo en Arauca.En varios municipios como Arauquita y Saravena los subversivos quemaron motos y buses que desafiaron la prohibición de circular. El gobernador, Ricardo Alvarado, tuvo que suspender las clases en los colegios durante tres días. También se vio obligado a gestionar ayuda aérea para atender y trasladar pacientes debido a que el bloqueo de las vías alcanzó el 90 por ciento y los guerrilleros impidieron, incluso, transitar a las ambulancias y las misiones médicas. Durante el tiempo del paro el comercio no abrió sus puertas en siete municipios.Aunque la población sintió sus efectos, para la tarde del jueves la ofensiva del ELN y el anuncio de paro habían resultado menos fuertes de lo esperado. Sin embargo, fue el nuevo de una larga lista de incidentes que han sacudido al oriente del país en los últimos seis meses. Desde que se notificó el inicio de las conversaciones entre el gobierno y el ELN, en marzo de este año, el país contemplaba una luz de esperanza de que disminuyera la ofensiva de los elenos.Pero no fue así. Entre abril y finales de julio pasado, tan solo en Arauca el ELN atacó 44 veces en varios municipios. Voló en 14 oportunidades el oleoducto, quemó camiones, atacó estaciones de Policía y bases militares y detonó granadas y artefactos explosivos contra establecimientos comerciales. Francotiradores y milicianos asesinaron cerca de diez miembros de la fuerza pública mediante el llamado plan pistola. Y también ejecutaron 18 civiles en ese periodo, según los reportes de Fiscalía y Defensoría del Pueblo. Todo ello ordenado por Pablito, quien se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para el Estado y las autoridades.En los años sesenta los padres del hoy temido guerrillero llegaron desde Antioquia como colonos a la región del Sarare, Arauca. En 1978, el ELN creó el frente Domingo Laín y casi desde su inicio Pablito entró a sus filas. Un par de años más tarde, tras la captura del entonces jefe de esa columna subversiva, Pablito asumió la comandancia de esa estructura. A sangre y fuego la transformó en poco tiempo en la más importante de ese grupo. Extorsiones, secuestros y asesinatos indiscriminados fueron algunas de las marcas que Pablito le imprimió a su estilo de mando. Tras volar el oleoducto más de 150 veces, consiguió doblegar multinacionales petroleras para que pagaran sumas multimillonarias, lo que entregó a ese facción un importante flujo de dinero para crecer y financiar sus acciones terroristas. Hace una década fue uno de los principales encargados de liderar una guerra territorial contra las Farc que terminó con más de 150 muertos de este último grupo.En enero de 2008 las autoridades lo capturaron en lo que fue el golpe más grande contra un jefe del ELN en su existencia. Sin embargo, menos de dos años más tarde una extraña decisión de un juez ordenó trasladar al jefe guerrillero a una audiencia a Arauca. Allí sus hombres lo rescataron en medio de una balacera cinematográfica y Pablito escapó hacia Venezuela. Desde entonces, desde el otro lado de la frontera, retomó el mando de su grupo.Pocas veces cruza a territorio colombiano. No obstante, eso no ha sido ningún obstáculo para que sus hombres cumplan a cabalidad sus órdenes. En octubre pasado fue ‘ascendido’ al comando central (Coce), la máxima instancia del ELN, equivalente al secretariado de las Farc. Con más poder se ha convertido en uno de los mayores opositores al avance de los diálogos entre esa guerrilla y el gobierno. Como las Fuerzas Militares poco pueden hacer contra él, porque permanece refugiado en territorio venezolano, Pablito seguirá siendo un dolor de cabeza permanente para Colombia.