En la mañana del sábado los corazones de los familiares y decenas de amigos de Fabián Herrera se arrugaron. Poco después de las 10:00, se confirmó en las redes sociales el terrible pálpito. El corazón del médico de 28 años había dejado de latir. La angustia la habían cargado desde el lunes, cuando no regresó a su casa. Tras cuatro días desaparecido, Medicina Legal confirmó que el cuerpo encontrado en el sur de la ciudad, era el de ese hombre que se hizo querer por ser de buen corazón.“Un corazón hecho persona. Siempre con una sonrisa, siempre con una palabra sabia, siempre dispuesto a todo”, así lo recuerda Andrea Galindo, una de sus amigas.El corazón que más se arrugó fue el de su mamá, vivían los dos y era su orgullo, su compañía, su vida entera. Hacía poco se había graduado como médico en la Universidad del Rosario, era hospitalario de neurocirugía en el Hospital Mederi y se estaba preparando para aspirar a la residencia en la misma especialidad.Puede leer: Identifican el cuerpo de Fabián, el médico rosarista desaparecido en Bogotá“Era una persona con buen humor y gran formador. Es muy triste la noticia de su fallecimiento”, contó a Semana.com José Manuel Restrepo, rector de la Universidad del Rosario y parte de la junta directiva del Hospital Méderi.Si hubo un lugar donde el corazón de Fabián enamoró fue en la fundación Techo, donde recorrió el país ayudando junto a las comunidades más pobres en la construcción de viviendas de emergencia.Allí se vinculó hace once años, en el 2008, al poco de que esta organización se instalara en el país. Herrera se desempeñó en casi todas las labores posibles de la fundación, desde voluntario hasta en la coordinación de las construcciones.Le recomendamos: La desesperada búsqueda de Fabián, el médico rosaristaDos años después el corazón de Herrera se conmovió con el terremoto en Haiti, y días después de la tragedia se fue al país más pobre del continente para ayudar en la reconstrucción de la isla.“Estaba dos semestres arriba mío. Se graduó y nos encontramos de nuevo en el Hospital Méderi”, dice Juliana Caicedo, amiga y colega, al recordar cómo se conocieron. Ahora el joven médico aspiraba a la residencia en el Hospital “Es muy difícil conseguir entrar ahí, y lo estaba buscando”, dice al hablar de quien también fue su compañero en la Universidad del Rosario.Cuando se supo la noticia de la desaparición, tanto su madre como sus amigos se movilizaron con rapidez. Algo que confirmaba el cariño que despertaba en conocidos y desconocidos, como lo eran sus pacientes. “Alguien que te enseña que preocuparse por los demás te llena el alma. Un ejemplo de vida y profesionalismo, te enseña que un gran corazón merece ser recompensado”, dijo Vanessa, una de sus amigas.También puede leer: Fabián Herrera: el médico que une a cientos de amigos en su búsquedaLa última vez que sus amigos lo vieron fue en la madrugada del lunes 29 de mayo, día festivo. Iba saliendo de la discoteca El Marqués, en la zona rosa de Bogotá. Todo era un misterio. El ritmo cardiaco de su mamá se aceleró.Hasta que este fin de semana se detuvo la angustia. El viernes en la tarde la Policía dio con el paradero de un cuerpo en el barrio Compostela de la localidad de Usme. Con la incertidumbre de si se trataba de Fabián, sus amigos se fueron a dormir. El sábado, cuando muchos despertaban Medicina Legal lo confirmó, era el del médico que dedicó su vida al servicio y al que sus muchos amigos, con el corazón arrugado, le dicen adiós.