Este domingo Iván Duque terminó con una de las posiciones que más expectativa había generado en la política en tiempos recientes. El senador fue ungido como el candidato presidencial del Centro Democrático, que en los últimos meses -debido a que no se había definido un nombre- se había denominado popularmente como "el que diga Uribe". Duque –que en cierto modo es un primíparo- ocupó el primer lugar en las preferencias de sus copartidarios, por encima de Carlos Holmes Trujillo, Rafael Nieto, María del Rosario Guerra y Paloma Valencia. En la última encuesta las cifras estuvieron con él. Obtuvo el 29.47% frente a al 20.15% y 20.06% de Trujillo y Nieto respectivamente. Puede leer: "Pupitrear la reforma tributaria es una verguenza", Iván DuqueApenas se conoció la noticia, Duque salió a dar una rueda de prensa al lado de todos los precandidatos del Centro Democrático. No guardó elogios para ninguno de ellos y los invitó a que trabajaran juntos en la carrera a la presidencia. Entre ellos, mencionó a Óscar Iván Zuluaga y a Luis Alfredo Ramos, quienes no participaron en esa competencia pues existen decisiones judiciales pendientes sobre ellos. "Quiero agradecerle al presidente Uribe, mi mentor, por su liderazgo, orientación y por inspirar nuestro partido. A su lado vamos a recorrer todos los rincones de Colombia", dijo Duque en medio de aplausos. La llegada de Duque pone fin a una de las principales especulaciones de la carrera presidencial y deja listo el escenario para que se concrete la alianza de la coalición que votó por el No en el plebiscito del dos de octubre. Desde hace varias semanas, su nombre había tomado fuerza. A pesar de que existía un sector del Centro Democrático que tenía resistencia a su candidatura, todo se fue dando a su favor. El senador ocupó el primer lugar de las encuestas que realizó ese partido y simultaneamente fue cerrando filas al lado suyo. La semana pasada, todos los senadores de esa colectividad le dieron su apoyo. Desde que llegó al Congreso, Iván Duque, ha sido considerado como el "favorito" de Álvaro Uribe y del mismo modo como una de las revelaciones de la clase política. Paradójicamente, el hecho de llegar al Congreso sin ser conocido terminó por ser una virtud en la Colombia de hoy. La gente, saturada de los políticos tradicionales y buscando algo diferente, encontró en él una opción.
Le interesa: Los tres mosqueteros contra la reforma tributaria Duque pertenece a un partido como cualquiera de los otros, pero proyecta algo nuevo. Su presencia trae una bocanada de aire fresco.La revista SEMANA lo premió como uno de los líderes de 2016 y El País de España lo llamó el "nuevo líder de la derecha”, aunque él considera que sus ideas políticas se encuentran más hacia el centro del espectro ideológico. Además, opinadores como Alberto Casas Santamaría lo han declarado el político de moda, “por pilo, por joven, por nuevo, por estudioso y por buen senador”, como escribió en la revista Bocas de noviembre.Vea el primer discurso de Iván Duque como candidato del Centro Democrático
El amor por la política lo trae en la sangre. Su padre, Iván Duque Escobar, quien falleció a mitad de año, fue gobernador de Antioquia y ministro. Abogado e intelectual, tenía una biblioteca de 17.000 volúmenes y cultivó en su hijo el amor por la lectura, el arte y el debate de las ideas. “Mi papá siempre nos decía: ‘Nunca se sienta más que nadie, pero tampoco menos que nadie’”, cuenta el senador. También asegura que siempre los motivó a tender sus propias camas y a embolar sus propios zapatos, cosa que él aún hace en su casa hasta el día de hoy. Es más, asegura que limpiar zapatos lo relaja.Pero la vena política no le viene solo de su progenitor. Su abuela materna, la cartagenera Stella Tono, le regaló los acetatos con los discursos del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán. A los 7 años, el pequeño Iván ya declamaba de memoria las palabras del líder asesinado. Eso lo inspiró a postularse en procesos electorales desde su más tierna infancia.Le recomendamos: Claudia López e Iván Duque, cara a cara por el plebiscito Este padre de tres hijos (Luciana, de 9 años; Matías, de 6, y Eloísa, de 4) siempre ha buscado mostrarse como una persona común y corriente que disfruta de las cosas simples de la vida. “Vivo una vida feliz y me encanta la vida familiar. Me gusta hacer lo que hago con pasión”, dice. Y entre las cosas que más disfruta está escribir, sobre todo las columnas que publica en Portafolio desde hace 14 años. Aunque estudió Derecho, su real especialidad es la Economía. No solo es autor de libros sobre el tema, como Efecto naranja, La economía naranja y Pecados monetarios, sino que su primer trabajo importante fue en el Ministerio de Hacienda y luego estuvo varios años en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Primero, como segundo representante de Colombia y, después, como jefe de la división de cultura, creatividad y solidaridad. Además tiene dos maestrías, una en Derecho Económico de la American University y otra en Gerencia de Políticas Públicas de Georgetown University.
Como dato curioso, el primero que lo descubrió y que lo promovió fue Juan Manuel Santos, quien lo llevó como su colaborador al Ministerio de Hacienda durante el Gobierno de Andrés Pastrana. De ahí lo envió al BID, y tanto Santos como su entonces pupilo pensaban que este podría llegar a jugar un papel en el actual Gobierno.Pero la vida trae sorpresas y antes de que eso sucediera, cuando estaba trabajando en el BID, conoció al expresidente Álvaro Uribe. La química fue inmediata. “Me impresionó su talante, su liderazgo, su claridad”, asegura Duque. Él se considera discípulo de Uribe y cree que el expresidente ha sido un gran mentor y consejero en su vida. “De él he recibido el mejor ejemplo y lo admiro profundamente”, agrega.Cuando Uribe terminó su mandato lo llamó para que fuera su asesor en la ONU. En ese tiempo, Duque también trabajó con él en el proyecto de sus memorias, No hay causa perdida, y fue su profesor asistente en la Universidad de Georgetown. Después, el expresidente lo invitó a ser parte de su bancada en el Senado. Aunque no se considera parecido a su jefe, pues cree que Uribe es un ser humano irrepetible, confiesa que le fascina madrugar y que es muy perfeccionista con el trabajo. También le encanta viajar por el país y hablar con la ciudadanía, esa es de las cosas que más le emocionan de su trabajo.La película El club de la pelea, basada en la novela de Chuck Palahniuk, marcó su vida. “Cuando llegué al Congreso, encontré que las tres reglas de esa película son muy propias de la política —cuenta Duque—. Primera: solamente se puede estar en una pelea a la vez. Y cuando me refiero a esa pelea es a luchar por lo que uno cree hasta el final. Y ahí viene la segunda regla: uno no puede darse por derrotado; la pelea es hasta el final. La tercera regla: las reglas tienen que estar claras para poder enfrentar las batallas”. Por eso, la primera imagen que se ve al entrar a su oficina en el Congreso es el afiche de El club de la pelea.Confiesa que es un aficionado al fútbol y a la música cubana. Es hincha del América de Cali, asegura que su amor por ese deporte le fue heredado también por su padre, quien durante un periodo muy corto fue futbolista profesional en Antioquia en un equipo que se llamó Incas y que no existió por mucho tiempo. Y en cuanto a la música, sus favoritos son Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Compay Segundo. Por cuenta de esto, sus compañeros de partido lo molestan por “castrochavista”. Pero él asegura que sus gustos musicales son amplios y aclara que también es fanático de Led Zeppelin, Dire Straits, Metallica, Iron Maiden y Megadeth. También le jala al canto. Cuando estaba en el colegio fue vocalista de un grupo que conformó con sus amigos, al que bautizaron Pig Nose. Tampoco se achicopala frente a un micrófono cuando hay mariachis y si está entonado se les mide a las rancheras.Pero así como es de alegre es de serio. En el Senado se caracteriza por hacer la tarea y dominar los temas. ¿Qué es lo que no le gusta del acuerdo con las Farc y por qué le dijo no al plebiscito? “Creo que se puede construir un acuerdo negociado, sí, pero la negociación tiene que partir del triunfo de la legalidad y del Estado de derecho sobre la criminalidad, y me parece que en el proceso de La Habana hemos visto graves concesiones que ponen a la criminalidad por encima del Estado de derecho —contesta Duque—. Porque los máximos responsables de crímenes de lesa humanidad no van a pagar un día de cárcel y van a tener el camino en tapete rojo para participar en política”.Su candidatura enfrenta una circunstancia que es simultáneamente su mayor ventaja y su talón de Aquiles: Álvaro Uribe. Eso significa que carga con todos los amigos del exmandatario pero también con todos sus enemigos. La relación entre ambos es en alguna forma parecida a la que existía entre Uribe y Andrés Felipe Arias en la elección presidencial de 2010. En esa ocasión, el pupilo fue derrotado por Noemí Sanín. En el Centro Democrático esperan que Duque, que llega sin ninguna tacha en su hoja de vida y sin ningún proceso judicial en su contra, pueda ser la carta ganadora para 2018. Para la campaña que se avecina ya tiene un proyecto de gobierno. Los pilares de este serían la recuperación económica, la lucha frontal contra la corrupción y la delincuencia, y una mejora estructural a la salud y la educación. En sus primeras palabras, apenas fue elegido como el candidato oficial del Centro Democrático, lanzó lo que será su plataforma programática. Se definió como parte de una generación de menores de 45 años a la que pertenece más del 70 por ciento de la población colombiana y aseguró que la "la familia colombiana es el principal núcleo de la sociedad y por ella lucharé para hacer una sociedad con valores y principios". Habló de la necesidad de pasar la página de las empresas asfixiadas por los impuestos y los trámites innecesarios, de una agenda de equidad con empleos formales, de mejores salarios, de acabar con la impunidad y priorizar la seguridad y de alejar a Colombia del populismo que tanto le ha hecho daño a Venezuela. "Vamos a trabajar para unir a los colombianos en una agenda de progreso", remató.El nombramiento de Duque como candidato, sin embargo, no garantiza todavía que su nombre esté en el tarjetón de la primera vuelta presidencial. Se ha dicho que la elección de 2018 será de coaliciones, y se anticipa que el Centro Democrático no se lanzará solo sino en la denominada coalición que recogerá a quienes votaron por el No en el plebiscito del dos de octubre del año pasado. Los primeros que salieron a saludar el nombramiento de Duque fueron los conservadores. En una carta, Andrés Pastrana dejó claro la semana pasada que esperan unir fuerzas y que para él la candidata de los azules será Marta Lucía Ramírez. En un trino, el ex presidente aseguró que con ella y con Duque "la Alianza por la Reconstrucción de Colombia se fortalece". La ex ministra también se pronunció. Aseguró que con la alianza esperan ganar la presidencia en primera vuelta. "Ahora tenemos que definir un mecanismo para tener una candidatura unificada. Espero que sea un mecanismo transparente y pronto", dijo. El ex presidente Uribe entregó unas breves declaraciones apenas se conoció el resultado. Se refirió a Duque como "joven, preparado, garante de la transparencia" y aseguró que si gana la presidencia, él tendría que ser "el primer policía de la patria. Que no sea ningún presidente en coqueteos con el terrorismo, sino un presidente preocupado por los ciudadanos", aseguró. A pesar de las rupturas que existieron en el Centro Democrático durante el proceso, lo más seguro es que todo el partido apoye en bloque la candidatura de Duque. Finalmente se trata de una de las bancadas con mayor disciplina del país. "Acá no hay divisiones, heridas ni fracturas. No reconozco enemigos en el Centro Democrático", dijo el senador apenas se conocieron los resultados. Por ahora, si la coalición sigue en pie, el senador tendrá que ganar una nueva elección frente a Marta Lucía Ramírez y eventualmente a Alejandro Ordóñez, si el ex procurador logra tener un cupo en el mecanismo de selección que definan. Esa nueva carrera también estará como para alquilar balcón. *Este artículo apareció originalmente en la revista Soho y fue escrito por Jorge Quintero. Fue actualizado por cuenta del nombramiento de Duque como candidato del Centro Democrático.