En las próximas elecciones al Congreso y a la Presidencia, por cuenta de la pandemia, las redes sociales van a jugar un papel mucho más protagónico que en el pasado. Debido a las restricciones impuestas para recorrer calles y llenar plazas, los candidatos echarán mano de la virtualidad para conectarse con sus electores y ganar votos.
En esa pelea, Gustavo Petro tendrá en su cuenta de Twitter su principal caballo de batalla. El senador se mueve como pez en el agua en esa plataforma, y su nombre por lo general ocupa las tendencias del día. Sus publicaciones llegan a unas 4 millones de personas que replican, comparten, comentan e interactúan a diario por medio de los mensajes que envía directamente el líder de la Colombia Humana. De tiempo atrás, Petro se ha visto envuelto en polémicas por hacer publicaciones que faltan a la verdad, que buscan radicalizar a sus seguidores y aumentar la polarización. Todo ello puede obedecer a una calculada estrategia política.
Una de las salidas en falso más recientes del senador fue un mensaje al que le dio ‘me gusta’ y en el que insultaban a Ángela María Robledo, su exfórmula vicepresidencial en 2018. Ella abandonó precisamente la Colombia Humana porque varios petristas la atacaron mientras Petro se hacía el de la vista gorda. Él aseguró que usaba la opción ‘me gusta’ para guardar mensajes que luego iba a responder, pero su argumento resultó poco creíble frente al insulto que amplificó en contra de Robledo. A Petro no le quedó otra opción que borrar lo que había hecho.
Sus desatinos han sido constantes durante los últimos años, y por eso resulta difícil creer que su falta de rigurosidad es un simple error. El líder de Colombia Humana ha difundido múltiples mensajes que han resultado ser fake news o que tergiversan la información. Algunos han terminado por ser cómicos, como por ejemplo, cuando confundió a un periodista de Medellín, que supuestamente había sido reprimido por la policía en una marcha, con un youtuber mexicano; o cuando publicó una foto de un actor porno pensando que era un joven boyacense campeón de física cuántica.
Otras publicaciones han sido más delicadas y terminan por impactar en la opinión pública, especialmente en sus seguidores. El portal Colombia Check ha calificado de falsos varios de estos mensajes en el último año. Uno de estos fue cuando compartió una foto en la que se veía una marcha multitudinaria y dijo que era la minga, pero resultó ser una protesta en Ecuador. También divulgó supuestos tratamientos contra la covid-19 que no estaban certificados. En otro difundió un video de unos aparentes saqueos en California en medio de la pandemia; no obstante, resultó que eran en México, en otro contexto. Aun así, Petro aprovechó para responsabilizar a Duque diciendo que por el confinamiento ese sería el panorama en unos meses en Colombia.
Incluso hay mensajes que han resultado ser más delicados y que han suscitado el debate sobre si Petro debería ser bloqueado o sancionado por la red social por incitar a actos violentos. Según las políticas de Twitter, no está permitido “celebrar o elogiar actos violentos cometidos por civiles”.
El líder de Colombia Humana ha hecho publicaciones que podrían estar infringiendo estas políticas. Uno de los episodios más recordados en ese sentido fue cuando una turba de manifestantes destruyó los CAI de Bogotá luego de la muerte de Javier Ordóñez. Muchos criticaron los mensajes del senador porque consideraban que estimulaban la violencia. Petro replicó algunos videos del caos con frases como “Incendio de bus de TransMilenio en Bosa” o “Arde el CAI de Techo en Kennedy, Bogotá”.
Lo mismo pasó cuando llegó la minga a la capital el año pasado y retuiteó un video de una cuenta llamada Juventud Humana en la que se veía una pancarta que decía: “Es necesario que Uribe muera”. De inmediato, sus críticos cuestionaron que amplificara este tipo de mensajes y pidieron que fuera sancionado; sin embargo, hasta ahora eso no ha ocurrido.
Lo que sucede es que en ese momento no había un precedente de un político al que le bloquearan su cuenta por este tipo de mensajes. Con Donald Trump se marcó un hito que volvió a poner la discusión sobre la mesa: ¿hasta dónde llega la libertad de expresión de un dirigente o político y cuál es su responsabilidad con las publicaciones que hace? La irrupción al Capitolio estadounidense hizo que todo el establecimiento se pusiera en contra de Trump, y para múltiples analistas, sus mensajes en redes fueron un factor clave para radicalizar a los seguidores extremistas que llegaron hasta el recinto.
Las plataformas cerraron las cuentas del expresidente y se abrió un debate sobre si se trataba o no de un acto de censura. En Estados Unidos estuvieron de acuerdo en que primero estaba la defensa de la democracia que los mensajes incendiarios de Trump. Twitter comenzó por marcar algunos tuits advirtiendo que el contenido publicado por el magnate no era veraz y, posteriormente, su cuenta fue bloqueada. Mark Zuckerberg, que en principio no se mostró a favor de bloquear las cuentas del magnate, terminó dándoles la razón a quienes lo pedían, y Facebook e Instagram también las eliminaron.
¿Podría eventualmente Twitter u otra red social bloquear a Petro por sus comentarios? El panorama parece lejano, a pesar de que son muchos los que comparan a ambos políticos por ser populistas y radicalizar a sus seguidores. Las únicas cuentas que han sido eliminadas recientemente en el país fueron las de las disidencias de las Farc por considerarse agrupaciones terroristas, pero parece lejano que un político colombiano llegue a tener restringida su cuenta, y menos en plena campaña electoral.
“Veo difícil que Twitter tome una decisión con un populista de izquierda, teniendo en cuenta que estamos hablando de Colombia. Somos un país que no tiene realmente importancia en el ámbito mundial, y ese es un ingrediente a tener en cuenta en el análisis de por qué Twitter es laxo frente a personas como Petro”, dice Carlos Suárez, experto en mercadeo político y digital.
Pero más allá de los mensajes incendiarios y de que Petro llegue a ser bloqueado por sus publicaciones, el rol que jugará Twitter en su campaña será clave, aunque no será suficiente para ganar ni para conseguir el voto de opinión de la mayoría. De acuerdo con los expertos, en la campaña los candidatos deberán contar con una estrategia que abarque todas las comunicaciones y redes sociales, lo cual ya se viene haciendo desde hace unos años, por lo menos en el caso de las presidenciales.
Lo que sí podría cambiar en las próximas elecciones será la comunicación digital, pues los candidatos deberán adaptar la plaza pública a las plataformas, y allí serán fundamentales herramientas como Zoom y WhatsApp, entre otras aplicaciones que hoy tienen un gran poder y que seguramente serán protagonistas.
En 2018 se habló de la Bodega de Petro, un grupo de seguidores que replicaban sus mensajes y funcionaban como un ejército que defendía y contrarrestaba los ataques de sus contradictores. Más allá de una bodega, lo cierto es que esta estrategia será clave. De hecho, es usada actualmente no solo por Petro, sino por diversos políticos que cuentan con el apoyo de colectivos orgánicos y organizados que están dispuestos a posicionar tendencias o criticar contradictores cuando sus líderes se los pidan. Esto también será común en la campaña de 2022.
Petro cuenta además con otros líderes que le ayudarán en ese propósito, y que también tienen un buen número de seguidores e interacciones. En esa lista se encuentran Gustavo Bolívar, con un millón de seguidores, quien es uno de sus máximos escuderos y de los que más envía mensajes por medio de la red social; y Armando Benedetti, que a pesar de que solo cuenta con casi 289.000 seguidores, desde que llegó a la Colombia Humana se ha radicalizado en sus publicaciones y no ha tenido filtro para criticar a diferentes sectores, especialmente a la alcaldesa de Bogotá, Claudia López. Petro tendrá que competir con los 4,9 millones de seguidores de Uribe y tal vez con los 1,5 de Sergio Fajardo, que son algunos de los políticos de otros partidos que más usuarios tienen. Serán 140 caracteres en los que cada uno se medirá con su público.