Es común que cada vez que un líder de izquierda se permite algún tipo de lujo sus contradictores lo tilden de “incoherente”. Para muchos el hecho de que estas personas se hagan llamar de izquierda no tiene sentido si se dan privilegios de la clase socioeconómica que tanto critican. Esta semana el blanco fue Gustavo Petro. Se conoció una fotografía en la que aparece en Disney que rápidamente se hizo viral en las redes sociales. Un aluvión de críticas le cayó al exalcalde y senador. Este aseguró que había ido para cumplirle un sueño a su hija Antonella, pero que no le había gustado el lugar. No es la primera vez que Petro es señalado por motivos como este. Cuando se conoció que usaba unos costosos zapatos de la marca Ferragamo, sus detractores se desataron en críticas y burlas en medios y redes sociales. O cuando se supo que tenía una casa de 1.800 millones en Chía, hubo quienes pusieron el grito en el cielo.
La pregunta es: ¿Están justificadas tantas críticas por la supuesta incoherencias entre el político y el hombre común y corriente? Dustin Tahisin Gómez, economista y estudiante del doctorado en Agrociencias, ve en la polémica de Petro en Disney “un distractor superficial y limitado” de problemas realmente importantes como las chuzadas de militares o el aumento de asesinatos de líderes sociales. En su opinión, es claro que Petro vive en un sistema capitalista y, desde la perspectiva de libertad económica, “él puede utilizar el dinero en lo que le venga en gana siempre y cuando sea legal”. También en favor del líder político, el economista citó al historiador George H. Sabine para recordar de dónde vienen los conceptos de izquierda y derecha. Según explicó, se constituyeron en la Revolución Francesa y ambas pertenecían a la burguesía, base del capitalismo. Desde entonces, estos grupos Girondinos (derecha) y Jacobinos (izquierda) debatían en la Asamblea Constituyente de 1792. Los primeros no querían una revolución, sino reformar la sociedad para entrar al poder y defendían valores como el orden, la seguridad y la acumulación de capital. Los segundos, los de izquierda, entendían que se debía legislar con valores como la solidaridad, equidad, justicia social y más igualdad. “Más igualdad no es que todos seamos iguales, sino que se reivindiquen los derechos de los más pobres”, explicó Gómez. Por eso, considera que quienes señalan a Petro están descontextualizados desde el punto de vista histórico.
Por su parte, el profesor de la Universidad Nacional David Roll explicó que lo que resultaría incoherente es que alguien quiera promover el comunismo para alcanzar el poder y tener los privilegios de la clase dominante, como sucedió en Cuba y en la Unión Soviética. "Pero en este momento de globalización es prácticamente imposible que alguien pueda sustraerse del capitalismo y al consumo de las transnacionales”, dijo el analista político. Para el senador Gustavo Bolívar, aliado de Petro, no hay incoherencia porque “Petro nunca ha sido comunista, ni pretende serlo”. Bolívar recordó que la política de la Colombia Humana -el movimiento de Petro- habla de un capitalismo humano, moral, solidario. “Bien o mal es el sistema que más ha funcionado -reconoció-. Nosotros no criticamos a la clase alta porque tenga plata, criticamos es a los que han hecho sus fortunas a punta de corrupción. Pero ojalá todos pudieran ser ricos. Si hay fortunas bien habidas, perfecto. Que las disfruten. Yo soy ultracapitalista. Tomo Coca Cola, tengo empresas y trato de ir cada año a Disney”.
Según el senador -que hizo su fortuna con historias para la TV- Petro no plantea una lucha de clases, ni ser de derecha o de izquierda, sino equilibrar las cargas para que los que tienen menos puedan tener una vida mejor. “Lo que busca Petro, por ejemplo, es que un niño pobre pueda tener buena educación para que cuando salga al mercado laboral pueda competir con el hijo de un rico”. El congresista cree que, en vez de polemizar por este tema, debería hacerse el debate sobre por qué a los parlamentarios les pagan durante cuatro meses en los cuales no trabajan. La periodista y escritora Patricia Lara calificó el debate como "una inmensa tontería". “Ojalá todos tuvieran la oportunidad de ir a Disney si les gusta”, dijo. Para ella, si bien se puede apelar a ejemplos como el de austero expresidente uruguayo Pepe Mujica, el punto de ser de izquierda no es que la gente viva como él o regale su plata, sino que el Estado esté tan fortalecido que pueda satisfacer las necesidades básicas de quienes tienen menos. Por último, la analista política Laura Gil dijo que no entiende qué quieren algunas personas de derecha. "¿Qué las personas de izquierda nunca salgan de Soacha? ¿Eso es lo que quieren?- se preguntó-. Entre más conozcan los líderes políticos el mundo, mejor".