A Piedad Córdoba le gusta la política, la lleva en las venas y le cuesta apartarse de la realidad del país. Aunque está dedicada a construir un hotel en Puerto Lleras, Meta, donde está ubicada su finca agroecológica, en los próximos días tomaría una de las decisiones que, hasta hace unos meses, era remota: su retorno a la política.
El senador del Partido Verde, Juan Luis Castro, su hijo, no aspirará de nuevo al Congreso. E incluso, renunciará a su curul. La razón: se cansó de la política. Aunque el dirigente hubiera querido oficializar su renuncia esta semana, está incapacitado.
Piedad Córdoba, su madre, no pretende dejar el espacio que ha venido ganando desde hace varios años y que cedió durante esta legislatura a su hijo. Desde que los rumores de la renuncia de Juan Luis empezaron a circular, la exsenadora empezó a recibir llamadas telefónicas donde le hacían ofertas. Le pedían que regresara al Senado.
Córdoba le confirmó a SEMANA que lo está pensando. Ya habló con líderes del Pacto Histórico que le han pedido que aspire a una curul por ese grupo político liderado por el senador Gustavo Petro. Ella, le explicó a este medio, esperará a que Juan Luis oficialice su renuncia para hablar del tema.
Lo lógico sería que Córdoba aspirara por la Alianza Verde, y de paso ocupar el espacio de su hijo, pero ella lo está examinando. En el Verde no definen cómo serán las candidaturas al Congreso, y ella prefiere ser discreta, tomarse un tiempo y definir en las próximas semanas qué rumbo político tomaría.
Lo que tiene claro es que no lanzará su nombre por el Partido Liberal en el que ella militó durante varios años. Córdoba cree que el liberalismo ya no la representa en nada, e incluso teme por el futuro de la colectividad. Varias figuras se están desanimando, dijo.
Córdoba le confesó además a SEMANA que la decisión de regresar posiblemente al Senado no la ha confirmado con su familia. “Lia, mi mamá, se enfadará porque dice que el país ha sido desagradecido conmigo”, confesó. No obstante, le pueden más las ganas de hacer política y de expresar sus ideas.
La exsenadora tiene claro que el Senado le quitará tiempo. Pensaba matricularse en una maestría en Historia de la Universidad Javeriana, pero optó por postergarla. En cambio, sí promete mezclar su campaña política con uno de los proyectos que más la tiene emocionada: su finca Ari Ari, ubicada en Puerto Lleras, Meta, un sitio turístico en una zona que fue de conflicto, donde la naturaleza- dice ella- está en su máxima expresión: guacamayas, animales propios del Llano, y abundante vegetación. Luis Pérez, su pareja, la acompaña en su proyecto turístico que pretende abrir en los próximos meses y donde solo se consumirá comida orgánica, alejada de los químicos.
Córdoba hubiera querido abrir las puertas de su hotel desde antes, pero la pandemia aplazó temporalmente la apertura. Ya hizo las habitaciones y avanza en los trabajos de las piscinas. “El lugar es hermoso”, expresa. La dirigente política hace relaciones públicas, es la líder de decenas de fincarios a su alrededor, mientras Luis, llanero, agrónomo, con especialización en Agroecología en La Habana, Cuba, preserva la vegetación del lugar. Este 6 de agosto, la pareja cumple nueve años de relación sentimental.
El regreso de Piedad Córdoba a la política no será fácil para ella. Pasará de la tranquilidad de su finca en el Meta a una vida agitada donde sus opositores buscarán atajarla. E incluso, tendrá que seguir aclarándole al país los supuestos nexos que le achacan con Alex Saab, el testaferro del presidente Nicolás Maduro.