La crisis que se produjo el año pasado por la escasez de vacunas contra la covid-19, situación que se podría repetir con el repunte de casos que se está viendo en el mundo, dejó ver que los países no productores de vacunas quedaron en desventaja y a merced de aquellos que sí cuentan con la industria necesaria para la producción de estos biológicos.

En medio de este temor, la senadora electa del Pacto Histórico Piedad Córdoba propuso que Colombia vuelva a producir vacunas, tal como lo hizo hasta finales de los 90.

“Pienso que Colombia debe volver a producir vacunas, pero no me refiero a ser una maquiladora de multinacionales farmacéuticas. Hay que volver a producir vacunas con conocimiento colombiano, recursos públicos y privados colombianos, y con médicos y médicas colombianas”, apuntó la congresista.

Córdoba aprovechó su propuesta para lanzar críticas al expresidente Andrés Pastrana, bajo cuyo gobierno se suspendió la producción de vacunas en Colombia.

“Por cierto, el Gobierno Pastrana tomó la muy ‘estratégica decisión’ de que Colombia dejara de producir vacunas. En la pandemia terminamos haciendo cola para que las multinacionales farmacéuticas nos cobraran lo que les diera la gana y nos entregaran cuando pudieran”, indicó la senadora.

En efecto, tal como señaló Córdoba, hace más de 20 años, Colombia tenía toda una línea de producción industrial en la que, según citó en una columna de opinión en El Tiempo el profesor Moisés Wasserman, bioquímico exrector de la Universidad Nacional, la última vez que se hicieron vacunas en el país, en 1998, hubo una producción de 2,5 millones de frascos para la fiebre amarilla, 11 millones de la vacuna para el tétanos y 6 millones para la tuberculosis, entre otras.

No obstante, una decisión gubernamental detuvo la tarea. La orden surgió tras el cambio de reglas globales sobre las plantas de producción de vacunas, lo que llevó al Gobierno a preferir importar y no gastar para invertir en las adecuaciones que requerían las nuevas normas internacionales.

La propuesta de Córdoba, si bien resulta llamativa, no es nueva. A finales del año pasado, el Ministerio de Salud anunció que, considerando el contexto de la pandemia de covid-19, en el que fue evidente la dificultad de los países no productores de vacunas para conseguir aquellas contra el coronavirus, el Gobierno estructuró una estrategia nacional para volver a producir dosis en Colombia.

Como parte de esa estrategia, el pasado 27 de enero se dio vía libre al inicio de la construcción de la planta de producción, investigación y desarrollo de vacunas en Rionegro, Antioquia.

La reactivación de esta industria, según explicó el presidente Iván Duque, se daría de manera progresiva y con el apoyo de compañías extranjeras, primero el país se dedicaría al embotellamiento y etiquetado de los biológicos para ayudar a las plantas de otros países y luego sí pasaría a la producción en masa de vacunas.

Duque afirmó que el país recuperará su soberanía en la producción “gracias a la firma de un memorando de entendimiento entre el Gobierno nacional, la compañía canadiense Providence y la empresa colombiana VaxThera”, dijo.

Si bien el deseo es que este paso se dé lo más rápido posible, la Asociación de Industrias Farmacéuticas en Colombia ha hecho saber que no va a ser tan pronto y que lo más probable es que se inicie con las adecuaciones de las plantas que se tienen para ayudar en las partes finales del proceso de producción, es decir en la parte de ‘empaque’.