La procuradora general de la Nación, Margarita Cabello Blanco, emitió un concepto en el que afirma que el artículo 6 de la Ley 2232 de 2022 es constitucional. Este artículo establece un plazo de dos años para restringir la comercialización y distribución en el país de productos plásticos de un solo uso, como pitillos, bolsas y copitos (hisopos).
La jefa del Ministerio Público señaló, en el concepto enviado a la Corte Constitucional, que estos productos deben ser reemplazados en un corto plazo debido a que son contaminantes y existen alternativas que generan un menor impacto en el medio ambiente. Además, indicó en el documento que el plazo de dos años otorgado permite una transición económica adecuada para las empresas que los comercializan.
La procuradora general sostiene que la diferencia en los plazos establecidos para la restricción de los productos plásticos de un solo uso y los envases de plástico no vulnera el principio de igualdad ni las libertades económicas. Esta diferencia está respaldada, de acuerdo con Cabello, por estudios técnicos y acuerdos de la Mesa Nacional para la Gestión Sostenible del Plástico.
“La diferenciación en el plazo fijado no vulnera el principio de igualdad porque encuentra una razón suficiente en el desarrollo de las distintas medidas para facilitar la eliminación progresiva de la utilización regular de plásticos de un solo uso, sin afectar desproporcionadamente a las empresas productoras y comercializadoras de los mismos”, sostuvo la funcionaria.
Por lo tanto, Cabello Blanco solicitó a la Corte Constitucional que declare exequible la norma demandada y que las prohibiciones sobre el uso de pitillos, bolsas e hisopos de plástico de un solo uso entren en vigencia en el año 2024.
La postura de Acoplásticos sobre la eliminación
En Colombia, la utilización de los plásticos de un solo uso se ha convertido en un álgido debate, no solo para los ciudadanos del común, sino también para las distintas industrias que cuentan con el plástico como un material básico para su producción.
Al año, aproximadamente 1,4 millones de toneladas de plástico, indican cifras de la organización Greenpeace, de las cuales, según la Procuraduría General de la Nación, la gran mayoría son de un solo uso, lo que implica que tras su utilización acaban siendo fuentes de contaminación hídrica y de diversas superficies en el territorio, causando un grave daño en el ambiente.
La meta gubernamental acorde a los proyectos de ley y reformas planteadas es que la utilización de estos plásticos se vea reducida a su menor potencia para el año 2024, optando por un modelo de transición hacia una economía circular, lo que genere mayor reciclaje, optimización de los materiales de producción y hasta incluso mayores fuentes de empleo.
No obstante, de acuerdo con Acoplásticos, el gremio del sector, esto generaría un impacto económico también para las empresas que tengan que adoptar este modelo, eliminando la utilización del plástico entre sus principales producciones.
Según Daniel Mitchell, presidente de Acoplásticos, existen percepciones erradas referentes al plástico, sosteniendo que este es un material vital para las producciones en el país.
“No podemos olvidar que el plástico se utiliza para empacar alimentos, bebidas, productos farmacéuticos, de limpieza y aseo, también se usa en la construcción (tubería, pisos, techos, tanques), en partes de automóviles, aviones, motos, aparatos eléctricos y electrodomésticos, así como en la salud (tapabocas, bolsas de suero, de sangre, prótesis, jeringas), en la agricultura (películas de invernadero, sistemas de riego, acolchados), en la industria textil y de confecciones (telas, calzado), entre muchas otras aplicaciones”, dijo en enero pasado.
De igual forma, sostuvo que una transición de este tipo les generaría un gran impacto financiero a las poblaciones con menores ingresos.
“El impacto en la población con menores ingresos se da, puesto que los sustitutos al plástico, en la mayoría de los casos, tienen costos 2, 3 y hasta 20 veces mayores, lo cual incide sobre los precios, especialmente de productos esenciales”, añadió.
Sin embargo, estableció que el mayor de los costos no se encuentra en los materiales que sustituyen al plástico, sino en la creación de tecnología que logre adecuar las propiedades que posee el plástico a estos nuevos productos.