Aunque los resultados del plebiscito impactaron el barco de la negociación, el golpe no fue lo suficientemente fuerte para hundirlo. El No llenó de incertidumbre el destino de los acuerdos, pero por esa razón Humberto de La Calle y Sergio Jaramillo aterrizaron de inmediato en la isla para evitar el naufragio. Desde el pasado lunes, cuando llegaron los negociadores del Gobierno a Cuba, se adelantó una serie de reuniones para calmar la marea y evitar que el pánico alcanzara a la delegación de las FARC. Junto a los negociadores del Gobierno arribaron Álvaro Leyva e Iván Cepeda, además de asesores que estuvieron a lo largo de los cuatro años de la negociación.Le recomendamos: La región más golpeada por el narcotráfico le dijo No al plebiscito El objetivo era uno solo: preservar el cese del fuego bilateral y definitivo, que fue decretado por el presidente Juan Manuel Santos y el máximo líder de la FARC, Timoleón Jiménez, como muestra de que se había acabado el conflicto y los fusiles se silenciarían para siempre. Como es apenas obvio, el impacto del No generó pánico en las dos delegaciones. El Sí fue derrotado y todo el trabajo adelantado en Colombia se detuvo porque se necesitaba el voto positivo para continuar con el cese el fuego bilateral, el monitoreo y la verificación, la movilización de los guerrilleros a las zonas transitorias y el proceso de dejación de armas.Le sugerimos: Santos le pone fecha límite al diálogo; el cese del fuego va hasta el 31 de octubre Durante cuatro días de intensas reuniones las delegaciones de paz analizaron los resultados del plebiscito. El Gobierno explicó a las FARC que la democracia se debía respetar y a pesar de que la estrecha diferencia entre el Sí y el No, la ciudadanía se había expresado. En esos encuentros se empezó a revisar qué salidas jurídicas existían para no parar los esfuerzos. Hubo intercambio de documentos, largas exposiciones, propuestas de los asesores y conceptos de los negociadores.Puede leer: Lo que se debe agregar al acuerdo de paz, según Vivanco Todo con total hermetismo, nunca se vio por los alrededores del Hotel Palco a los negociadores por donde habitualmente pasaban para atender reuniones o sencillamente para hablar con la prensa. Después de ese intenso trabajo las partes encontraron una salida jurídica que permitirá continuar con la implementación del cese del fuego y pedir formalmente a la ONU que continúe con el proceso de monitoreo y verificación de acuerdo al mecanismo tripartito que ya se había pactado y estaba en marcha. Humberto de La Calle e Iván Márquez serán los encargados este viernes temprano de leer el comunicado conjunto que no supera dos páginas. En ese documento las partes darán a conocer los primeros pasos que se dieron después del triunfo del No y la hoja de ruta que se pactó en La Habana para no echar al traste los cuatro años de negociación mientras en Colombia se diáloga con la oposición.Consulte: Polémica por propuesta que pide repetir el plebiscito El respaldo de la comunidad internacional Fuentes de las dos delegaciones le dijeron a Semana.com que los avances logrados no habrían sido posibles sin el respaldo de la comunidad internacional, que siempre apoyó la negociación. En estos cuatro días de reuniones hubo encuentros con personas fundamentales que traían mensajes de respaldo de Estados Unidos, la Unión Europea y la Organización de Naciones Unidas. El primero en llegar fue Jean Arnault, el jefe de la Misión de las Naciones Unidas en Colombia, quien entregó un pleno respaldo a las delegaciones y ofreció los buenos oficios de la organización para no dejar perder los avances alcanzados.Le puede interesar: Maduro teme reanudación del conflicto y ordena acciones militares en la frontera El segundo en aterrizar en la isla fue Bernard Aronson, quien traía un mensaje de tranquilidad para las delegaciones de paz del presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Primero se reunió con el Gobierno y posteriormente con las FARC. Manifestó su preocupación por el veredicto de las urnas, pero ratificó el respaldo de su país para la nueva etapa del proceso de paz que incluiría el diálogo con la oposición. El tercero en acercarse al barco de la paz fue Eamon Gilmore, el enviado especial de la Unión Europea para los diálogos de La Habana. El mensaje no fue distinto, manifestó un pleno respaldo para no desfallecer en el intento de terminar el conflicto y ratificó a las FARC la decisión de la UE de excluirlos de la lista de grupos terroristas. Así las cosas, mientras en Colombia avanza el diálogo entre el Gobierno y los sectores que representan el No, en Cuba la mesa de diálogo se mantiene a flote.