No han sido días fáciles para Claudia López. Su decisión de adjudicar TransMilenio por la avenida 68 desató una tormenta en sus propias bases, y el efecto de esta controversia es imprevisible. Votantes y políticos del Polo y el Partido Verde prácticamente la crucificaron porque no pudo cumplir una de sus principales promesas de campaña: no hacer esa obra, a la que se opuso con firmeza. Al final se adjudicó por 3,2 billones de pesos. Ante esta situación, la pregunta es qué ocurrirá con el otro proyecto que también prometió echar para atrás: la troncal de TransMilenio por la carrera Séptima. En este caso, la licitación está suspendida por un juez, pero la historia es idéntica a la de la 68: se trata de una obra con estudios y diseños, y un proceso de adjudicación con 26 ofertas recibidas.
Si decide no adjudicarla, es muy posible que quienes ya presentaron ofertas la demanden por las expectativas que generó el Distrito al abrir esa licitación. Los privados podrían reclamar utilidades por 400.000 millones de pesos. Además, la ciudad invirtió 320.000 millones de pesos en comprar predios y 20.000 millones en estudios y diseños. La alcaldesa se vería en riesgos de incurrir en un posible detrimento patrimonial. Cambiar el destino de los predios con el fin de hacer parques, como lo propuso en campaña, no suena realista. Pero si se la juega por la troncal ante ese escenario legal de la licitación, el costo político para Claudia será altísimo, ya que muchas personas decidieron votar por ella justamente por su propuesta de no hacer más troncales de TransMilenio. Es más: el Polo, un partido que históricamente se ha opuesto a ese sistema de transporte masivo, le condicionó su apoyo a que se comprometiera a frenar la Séptima. La encrucijada para Claudia no es fácil. En últimas, no sería la primera vez que la alcaldesa termina por incumplir lo que prometió. Además de no poder detener la adjudicación de la 68, tampoco pudo congelar el impuesto predial. Por si fuera poco, en campaña propuso llevarse los dineros de TransMilenio por la 68 para su plan de extender la primera línea del metro hasta las localidades de Suba y Engativá. Ahora, con lo que ocurrió, hay interrogantes sobre cómo financiará esa iniciativa.
Si levantan la suspensión de la licitación de la séptima, Claudia se vería en el mismo escenario de lo que ocurrió con transmilenio por la 68. El jueves en la tarde, a medida que se acercaba la hora de la adjudicación, la alcaldesa recibió fuertes presiones de diferentes sectores políticos afines para que reversara el proceso. En dos videos dijo que, muy a su pesar, no lo podía hacer porque no tenía un soporte legal que le permitiera tomar esa decisión. Sobre el rumbo que tomarán las futuras obras, incluida la troncal de la Séptima, a algunos les molesta que la alcaldesa insista ante sus seguidores que no tiene otra alternativa que hacer los proyectos que recibió de Enrique Peñalosa. Pero al mismo tiempo nombró en el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) a Diego Sánchez, un técnico que precisamente los ayudó a estructurar desde la Financiera de Desarrollo Nacional. Sánchez estuvo al frente del metro elevado y de las nuevas troncales de TransMilenio, incluida la de la 68.
La batalla que perdió
Los concejales María Fernanda Rojas y Diego Cancino, de la Alianza Verde, y Manuel Sarmiento y Carlos Carrillo, del Polo, siempre manifestaron su oposición a la troncal de la avenida 68. Insistieron en que no se trataba de reversar la licitación, sino de suspenderla para aclarar los reparos al respecto. La obra quedó adjudicada y esto produjo descontento entre algunos verdes y la bancada del Polo. Algunos políticos, empezando por el senador Gustavo Petro, hoy el mayor crítico de Claudia, aseguran que ella no tuvo voluntad para suspender la 68. “Al meter buses por la 68, tendrán que meter buses articulados en la Séptima”, anticipó Petro. El excandidato Hollman Morris ha dicho que ella engañó a sus electores, pues “sabía que si hacía el metro elevado tendría que hacer esa troncal y la de la Séptima”. Concejales del Polo y de la Alianza Verde insistieron en que no se trataba de anularla, pero al menos suspenderla y revisarla. Nada de eso ocurrió. Claudia explicó que cuando ganó la alcaldía, le pidió a Peñalosa no abrir el proceso de la 68, pero el entonces alcalde lo hizo porque explicó que se trata de una troncal alimentadora de la primera línea del metro, y así quedó por escrito en los compromisos con la nación. Una vez llegó al Palacio Liévano, la alcaldesa le pidió un informe a la Financiera de Desarrollo Nacional para ver si era necesario hacer la troncal de la 68, teniendo en cuenta que se va a construir el Regiotram del Norte. También indagó si la troncal de la avenida Boyacá era más prioritaria. La entidad le respondió que había que hacer la 68 porque era complementaria del metro, no competía con el Regiotram y además tenía más impacto que la Boyacá. “No hay nada que hacer si no tenemos la orden de un juez”, dijo Claudia. Todos los que se oponían a la obra manifestaron su desazón. La misma alcaldesa dijo: “Hoy es un día amargo para mí”. Concejales como María Fernanda Rojas y Diego Cancino, de la Alianza Verde, y Manuel Sarmiento, Celio Nieves y Carlos Carrillo, del Polo, tenían todo tipo de argumentos para oponerse a la obra. Aparte del incumplimiento de lo que dijo en la campaña, plantearon dudas sobre los costos, los diseños y las intersecciones, e incluso interpusieron una demanda ante la Procuraduría para que suspendiera todo mientras aclaraban estas dudas. Nada de eso ocurrió. La alcaldesa en este caso tiene a su favor el estudio de la Financiera de Desarrollo Nacional, en el que se establece que el Regiotram del Norte puede cubrir esa demanda de la Séptima.
La Séptima: la pelea que viene Sobre la Séptima, Claudia prometió que también usaría esos 2,4 billones de pesos para llevar el metro hasta Suba y Engativá. Pero una cosa es decirlo en campaña y otra hacerlo en la Alcaldía. Una reasignación de recursos le podría tomar todo su periodo como alcaldesa y, si no lo hace, se lo cobrarán sin piedad. Hoy la alcaldesa tiene a su favor que la Séptima está suspendida por orden de un juez. Pero si levanta la suspensión, acudiendo a la misma lógica de la 68, Claudia también tendría que contratar esa troncal, nacida en el POT de Antanas Mockus y cuyos primeros diseños los hizo Lucho Garzón. Petro, en su plan de gobierno, también se comprometió a hacerla. Según la concejala María Fernanda Rojas, la alcaldesa en este caso tiene a su favor el estudio de la Financiera de Desarrollo Nacional, en el que se establece que el Regiotram del Norte puede cubrir esa demanda de la Séptima. Pero de no hacer la troncal, ¿qué viene para esta vía emblemática que hoy es oscura, no tiene espacio público ni ciclorrutas, tiene una malla vial en deterioro y trancones todos los días? La mayoría está de acuerdo en que este corredor necesita una intervención. Pero hasta que el juez no se pronuncie, Claudia nada podrá hacer. La alcaldesa además tendría que resolver otro asunto no de poca monta. Uno de los principales puntos de intercambio de pasajeros del metro es la calle 72 con Caracas. Allí unos cambian al TransMilenio de la 80; otros a la autopista Norte, y otros más a lo que sería TransMilenio por la Séptima. De no hacerlo, habría que rediseñar el proyecto del metro en esa integración modal, lo cual tomará un tiempo.
La Procuraduría había suspendido la licitación de la Séptima porque no armonizaba (no tenía en cuenta) el plan parcial El Pedregal, ubicado en la calle 100. Pero el año pasado el ente de control admitió que sí armonizaba y desestimó las medidas cautelares. En este momento hace falta llegar a un acuerdo con los constructores de ese plan parcial sobre cargas económicas y tiempos. Hay otra demanda por posibles afectaciones al andén del parque Nacional, aún no fallada, pero que no suspende todo el proyecto sino el inicio de obra en ese tramo. En curso hay otras demandas sobre las que no se han pronunciado los jueces. Una de las más fuertes sostiene que no se tuvo en cuenta el derecho ciudadano a gozar de un buen ambiente. El IDU explicó el año pasado que ya ha entregado la documentación y que está seguro de que fallarán a su favor. Pero los jueces tienen la última palabra. Claudia permanece en la incertidumbre. Cumplir lo que prometió planteará todo un reto y la mantendrá en constantes enfrentamientos con sus electores, y sus aliados políticos del Polo y el Partido Verde.