Ha pasado casi un mes desde que el Congreso debió iniciar sus actividades, pero no ha podido por cuenta de las restricciones a las que todos los ciudadanos están sometidos para evitar el contagio del covid-19. Desde que se declaró en el país la emergencia sanitaria, cuerpos colegiados como el Concejo de Bogotá, que tiene 45 integrantes, lograron hacer sus sesiones de forma virtual con aplicaciones como Cisco Webex y adaptarse a la nueva situación de forma rápida. Aunque en el Congreso también se ha pensado en hacer sesiones virtuales, el proceso ha avanzado un poco más lento, no solo porque tienen cerca de 300 integrantes, sino porque el Senado y la Cámara decidieron hacer el trámite de forma separada. 

Nueve necesidades de la Cámara  “¿Cómo es posible que en medio de un decreto de estado de excepción, en el que el presidente queda con muchísimo poder, el Congreso no esté haciendo control político?”, se pregunta el representante José Daniel López, y quien ha liderado esa comisión para hacer las sesiones virtuales cuanto antes. En conversación con SEMANA, López aseguró también que ya han visto varias alternativas digitales para empezar a trabajar. Una de ellas es G Suite con la que se podrán hacer debates en la Cámara después de que termine Semana Santa. Sin embargo, requieren de la habilitación de herramientas especiales o de un nuevo sistema para otras necesidades que quedaron planteadas en un informe que presentaron esta semana, lo cual haría que otras actividades como las votaciones tomen un poco más de tiempo. Estos son los requerimientos: Que sea posible visualizar documentos y que pueda ser observada en vivo y en diferido por la ciudadanía en general.  Que en el desarrollo de la sesión el presidente de la Plenaria o de las comisiones correspondientes pueda activar y desactivar el sonido de los participantes.  Que permita a las personas que no son miembros del Congreso pedir el uso de la palabra e intervenir en las sesiones, como es el caso de funcionarios del Gobierno nacional, órganos de control, voceros de la sociedad civil, entre otros.  Que certifique y garantice la identificación personal del congresista a la hora de registrar asistencia y votar, así como el carácter autónomo e indelegable del voto, para evitar casos de suplantación de identidad. (Este quizá es uno de los puntos más difíciles. Los congresistas han pensado en herramientas como el reconocimiento facial o los tokens (códigos) que utilizan los bancos o algunas redes sociales para que cada senador o representante pueda ser identificado). En cuanto a las votaciones, se podrían hacer a través de los sistemas de encuestas que ya existen en varias plataformas digitales).   Que permita grabar las sesiones, conservarlas en su integralidad y las guarde automáticamente en el histórico debidamente organizadas cronológicamente.  Que todos los documentos, publicaciones y convocatorias dentro del proceso legislativo se puedan firmar de manera digital y radicar virtualmente por dicha plataforma, estando disponibles en línea para los congresistas y la sociedad en su conjunto. Que permita transcribir automáticamente las intervenciones de los congresistas para la elaboración de las actas respectivas.  Que a mediano plazo se permita a través de la página web y una app ver las sesiones virtuales y presenciales, en vivo y en diferido; así como consultar el histórico de los documentos y lo sucedido en el congreso organizado por orden cronológico, por congresistas y por partidos.  Que todas las herramientas tecnológicas que se desarrollen cumplan con los estándares de confidencialidad, privacidad, seguridad, reserva, compatibilidad y accesibilidad requeridos por la ley de Congreso y la normatividad vigente. 

¿Y en el Senado? Algunas comisiones del Senado ya han empezado a trabajar de forma virtual. En conversación con SEMANA, el congresista Roy Barreras dijo que ya se han hecho diez sesiones de distinta naturaleza para hacer seguimiento a las condiciones laborales de los trabajadores de la salud, para examinar la crisis de hacinamiento carcelario frente al riesgo del brote epidémico, el asesinato a líderes sociales durante este año, y que se vienen otras sesiones y debates sobre víctimas. “Eso demuestra que se puede trabajar cuando se tiene voluntad”, aseguró.  Roy dijo que le han propuesto al presidente del Senado, Lidio García, sesionar con una fórmula que ya opera en algunos congresos del mundo como el francés y el norteamericano. Esta consiste en que las bancadas se reúnan virtualmente y las votaciones se hagan presencialmente a través de dos voceros de cada partido, lo cual evitaría las aglomeraciones y terminaría con el debate de la constitucionalidad de estas sesiones.  Por el momento ya se han logrado hacer algunas sesiones a través de la plataforma Zoom en las que han participado asociaciones médicas, trabajadores colombianos, representantes del Gobierno, de los entes de control e incluso personas que se encuentran en otros países. “Me parece una disculpa que hasta ahora la Cámara no haya podido sesionar. Y el decreto del Gobierno en el que se dieron 15 días hábiles para comprar la plataforma solo dilató el inicio de labores”, dijo Roy Barreras.  

Debate sobre la constitucionalidad de las sesiones virtuales Alrededor del tema de las sesiones virtuales han aparecido todo tipo de preguntas. Una de las más importantes es qué tan constitucional es sesionar de forma virtual. Ha sido tan difícil que senadores y representantes se pongan de acuerdo al respecto que el presidente del Senado, Lidio García y el presidente de la Cámara, Carlos Cuenca, estuvieron de acuerdo en hacer sesiones presenciales a partir del próximo 13 de abril, cuando se terminaba la cuarentena, eso sí con todos los cuidados posibles y bajo la responsabilidad de cada asistente. Sin embargo, esa decisión se cayó con la decisión del presidente de extender la cuarentena hasta el 27 de abril. Cuenca publicó la resolución con la que se da paso a que todas las comisiones y la plenaria puedan sesionar a través de alguna plataforma. Y García dijo a través de su cuenta de Twitter que el Partido Liberal le había pedido al presidente prolongar la cuarentena con el único fin de “cuidar la vida de todos los colombianos”.

La comisión de la Cámara encargada de tramitar las sesiones virtuales presentó también en su informe algunos argumentos que  resolverían las preguntas sobre la constitucionalidad de estas. El primer hecho que destacan es que el decreto 491 que emitió el presidente Duque el pasado 28 de marzo. En el artículo 12 se establece que los cuerpos no colegiados pueden hacer reuniones no presenciales.  Defienden esa idea con el 140 de la Constitución. Este establece que las cámaras podrán “trasladar su sede a otro lugar y, en caso de perturbación del orden público, podrán reunirse en el sitio que designe el presidente del Senado”. Para la comisión el artículo 140 “puede ser interpretado extensivamente” y es posible considerar que en el concepto de “orden público” cabe una situación como la emergencia por covid-19. También consideran que la expresión “trasladar su sede a otro lugar” es compatible con la posibilidad de que la sede del Congreso sea una de carácter virtual. Por esta razón se podrían reunir de forma virtual sin que requieran una nueva norma.  Otro argumento jurídico se encuentra en el Reglamento del Congreso (Ley 5 de 1998). Aunque tiene un vacío jurídico con respecto al uso de plataformas tecnológicas, señala en el artículo 3 que  “Cuando en el presente reglamento no se encuentre disposición aplicable, se acudirá a las normas que regulen casos, materias o procedimientos semejantes y, en su defecto, la jurisprudencia y la doctrina constitucional” para que pueda sesionar.  Solucionado el debate de la constitucionalidad y puestas en la mesa alternativas tecnológicas para poder sesionar de forma virtual, se espera que los congresistas puedan volver formalmente a sus labores de control político en un momento en que el país lo requiere más que nunca.