Hace ocho años, en agosto de 2014, Andrés Felipe Ballesteros, caleño y con 28 años en ese momento, llegó a Tanzania, en África, para un viaje de aventura. Tan pronto se bajó del avión la policía de ese país lo detuvo, acusándolo de algo que él no lograba entender, porque hablaban en suajili, el idioma oficial de esa nación.
La autoridad lo acusaba de llevar un kilo de cocaína y él, ante la imposibilidad de comunicarse en el idioma, no logró defenderse. Así, sin pruebas, lo llevaron preso y empezaron entonces ocho años de pesadilla. Este viernes 21 de octubre, Andrés Felipe, ahora con 36 años, regresó finalmente a Colombia tras ser liberado.
El relato lo contó a profundidad Juan Carlos Ballesteros, el hermano mayor de Andrés, en el programa Los Informantes de Caracol Televisión hace dos años. Explicó que después de los primeros diez días Andrés logró llamar a su casa en secreto, para avisarle lo que había pasado y que estaba atrapado en una cárcel, al otro lado del mundo. En ese instante inició una travesía familiar, en cabeza de su hermano, para tener a Andrés Felipe de vuelta.
Desde el inicio del proceso, Juan Carlos y su familia se encargaron de contratar varios abogados para aclarar algo que parecía fácil de resolver, dado que Andrés Felipe, según ellos declaran, no tenía ninguna relación con las acusaciones que se le hacían. Tristemente, un abogado tras otro estafó a la familia y año a año pasaba preso, sin que se resolviera la situación.
Una ilusión de libertad
En 2019, finalmente, un juez dictó la libertad para Andrés. Juan Carlos viajó allá para traerlo de regreso y celebró desde el minuto cero en que el juzgado dictaminó la noticia. La policía se llevó a Andrés Felipe para los últimos trámites antes de la liberación, pero días más tarde fue como si el tiempo se hubiera devuelto: Andrés Felipe fue acusado de nuevo por los mismos delitos... como si todo empezara de cero.
En Tanzania no existe el principio legal que aplica en Colombia, que impide que una persona sea juzgada más de una vez por los mismos hechos. Eso permitió que todo regresara de nuevo al punto inicial.
Juan Carlos quedó destrozado y volvió a Colombia con el sinsabor de los duros recuerdos, por las duras condiciones en que permanecía su hermano. “Cada vez que voy a comer siento que mi hermano no tiene esa comida, y algo muy místico que hago es pensar que él siente lo que yo como, pero es una ilusión”, decía Juan Carlos en 2020 a Los Informantes.
Con la voz entrecortada, explicaba el dolor que sentía por las duras condiciones que vivía su hermano en la cárcel de Tanzania y añadía: “Cada vez que me baño, (pienso) ellos no tienen un baño, hay un balde del que les echan agua recogida de agua lluvia y tienen que bañarse con ese baldecito”.
Culpable, a pesar de su inocencia
Con el paso del tiempo, Andrés Felipe terminó declarándose culpable del delito que lo acusaban para por fin volver a la libertad y regresar al país. Una vez aceptó los cargos, la Fiscalía le fijó una multa millonaria, gracias a la cual pudo salir libre, a pesar de no tener nunca ninguna prueba en su contra.
El trabajo en equipo del actual secretario jurídico de la Presidencia, Vladimir Fernández, con la embajadora en Kenia Mónica de Greiff, permitió que se revisara de nuevo el caso para que, a través de la multa, Andrés Felipe por fin estuviera libre de nuevo, según contó el diario El País de España en un reportaje reciente.
La familia inició entonces un proceso de recolección de los 25.000 dólares que pedía el gobierno de Tanzania para liberar a Andrés Felipe.
En ese momento, otro Andrés Felipe se unió a la lucha, el periodista Andrés Felipe Giraldo, quien gestionó buena parte de la colecta que se hizo por redes sociales para lograr la liberación de Andrés, que en su opinión, según expresó en entrevista a la W Radio recientemente, tuvo más tientes de secuestro extorsivo que de condena.
“En mi opinión, Tanzania tiene un estado un poco extorsionista”, dijo Giraldo.
Andrés Felipe, hoy con 36 años, disfruta por fin la libertad con su hermano y sus padres, que nunca perdieron la esperanza de traerlo de regreso.