Mientras que Ómar Pardo Galeano, conocido con el alias de Antonio Medina, se ensañó contra la fuerza pública y la población en Arauca, la Justicia Especial de Paz estaba analizando si lo excluía de esa jurisdicción por “deserción manifiesta, incumplimiento con extrema gravedad y rearme después de la firma del Acuerdo Final de Paz”.
Varios meses después y de una guerra declarada por Antonio Medina contra la paz, la JEP tomó la determinación y el cabecilla, conocido como youtuber de las disidencias, se quedó por fuera de esa jurisdicción y de los beneficios judiciales de su condición de desmovilizado. Bastaron decenas de muertos para comprender que era un asesino en armas, dedicado al tráfico de drogas.
“La Sala determinó que el exintegrante de las extintas Farc-EP decidió volver a las armas con un grupo armado que opera en Arauca. En su decisión, la Sala precisó que la reinserción es un hecho notorio que se constata con la designación como miembro representante para adelantar negociaciones de paz con el Gobierno Nacional”, señaló la JEP en su decisión.
Para la Justicia Especial de Paz es apenas notoria la actitud alejada de la paz que tiene el hoy integrante de las disidencias de las Farc, responsables de innumerables ataques a la fuerza pública y la población civil en el departamento de Arauca, además de fomentar paros armados y liderar las extorsiones en esa zona del país.
“Su membresía es un hecho notorio que se constata con la designación que le hicieron los delegados autorizados de la misma organización, en una comunicación presentada al Gobierno Nacional, para que se le reconociera como su “miembro representante”, a fin de “avanzar en los propósitos de las negociaciones de paz”; y su consecuente reconocimiento en esa calidad por parte de la Presidencia de la República”, advirtieron los magistrados de la JEP tras la expulsión.
En criterio de la jurisdicción especial, los hechos que atañen a alias Antonio Medina son de extrema gravedad y en tal virtud a la JEP no le queda más que retirar la calificación o condición que tiene este exintegrante de la guerrilla de las Farc, ahora convertido en un delincuente al servicio de las disidencias y quien además disputa una guerra con el Ejército de Liberación Nacional - ELN.
“En el caso concreto, tal como se indicó en precedencia, el incumplimiento del señor PARDO GALEANO es calificado como extremadamente grave. Así, como única consecuencia jurídica posible en estos casos, se declarará la pérdida del tratamiento especial otorgado por parte de la autoridad judicial ordinaria en desarrollo del Acuerdo Final de Paz. Asimismo, se declarará la imposibilidad de continuar o acceder a otros beneficios”, explicó la JEP en el fallo de 32 páginas.
Insistieron desde la JEP que alias Antonio Medina ostentaba la calidad de compareciente ante esa jurisdicción, pero los hechos que ahora afectan al país en materia de seguridad y paz hacen prácticamente obligatorio para esa instancia judicial, excluir de cualquier tipo de proceso al cabecilla de las disidencias de las Farc en el departamento de Arauca.
“Asimismo, se dispondrá la reversión y remisión inmediata a la justicia ordinaria de la competencia y jurisdicción para conocer de todas las conductas cometidas, presunta o probadamente, por el excompareciente respecto de quien acá se adopta una decisión definitiva, y que alguna vez estuvo jurídicamente dentro de la órbita de la Jurisdicción Especial para la Paz”, advierte la decisión.
Con seguridad, Antonio Medina sabía que una decisión en este sentido tarde o temprano estaba por ocurrir. A través de los videos que ampliamente difundió por redes sociales, le declaró la guerra a los comerciantes, a la fuerza pública y por defecto al Estado colombiano cuando, de forma irónica, se supone que las disidencias estarían en un proceso de paz total.